Sergi Sabrià, viceconsejero de Comunicación y Estrategia del Govern, ha anunciado este jueves su dimisión por el caso de los carteles difamatorios contra Ernest Maragall. El que fuera durante años responsable máximo de la comunicación del partido lo ha anunciado en una rueda de prensa en la que ha asegurado que él no participó en campaña, que le parece “repugnante” pero que dimite porque cree que su salida ayudará a rebajar la atención.
Durante su intervención, a la que han asistido la vicepresidenta Laura Vilagrà y el propio Maragall en señal de apoyo, Sabrià se ha despachado contra Oriol Junqueras, hasta hace poco presidente de ERC, al que ha señalado como instigador de las acusaciones contra él. Le ha recriminado haber “enfangado hasta límites insospechables” y con “acusaciones falsas” el debate interno en el partido. “La conclusión es que lamentablemente hay gente a la que no le importa ni el partido, ni la militancia, ni la ciudadanía, solo la ambición y el deseo personal de controlar una organización para hacerla a su medida”, ha criticado.
Sergi Sabrià era uno de los nombres dentro de ERC que aparecieron salpicados en el caso de los carteles difamatorios contra Maragall. Según publicó el diario Ara, el hasta ahora viceconsejero de Estrategia y Comunicación del Govern participaba en una estructura paralela dentro del partido que llevaba a cabo acciones de guerra sucia comunicativa.
La conclusión es que lamentablemente hay gente a la que no le importa ni el partido, ni la militancia, ni la ciudadanía, solo la ambición y el deseo personal de controlar una organización para hacerla a su medida
De entrada, Sabrià ha insistido en que él ni participó ni aprobó los carteles que se burlaban de Maragall y su hermano, el expresident Pasqual Maragall, por el Alzheimer que padece este último. “Esta acción traspasa todos los límites éticos que tengo”, ha remarcado. Y ha añadido que se limitó a gestionar la información supuestamente cuando el militante en cuestión confesó al partido su autoría. “Me tocó hacer de bombero para apagar un incendio que habían hecho otros”, ha manifestado.
La dimisión de Sabrià es el último episodio de un escándalo, el de los carteles difamatorios sobre Maragall, que se ha convertido a su vez en arma arrojadiza dentro de la disputa por el liderazgo del partido entre los partidarios de Marta Rovira, la secretaria general, y Oriol Junqueras, que dejó la presidencia para revalidarla en octubre. Los roviristas ven a Junqueras detrás de que haya trascendido ahora esta información.
En esta pelea interna, Junqueras contradijo incluso la versión oficial de ERC sobre los hechos. El partido reconoció el lunes que la campaña de cartelería, que se llevó a cabo en marzo de 2023, salió de un militante y que este lo confesó solo cuando los Mossos d’Esquadra empezaron a investigarle. Fue entonces, de acuerdo con el relato de la dirección, cuando la cúpula de ERC conoció el caso, incluido el entonces presidente, Oriol Junqueras.
Pero poco después, el mismo Junqueras lo negó. Y aseguró que él no había tenido noticias de ese episodio hasta este mismo mes de junio. Sobre esta discrepancia, Sabrià ha insistido en la versión de la dirección. “Puedo garantizar que la información llegó a Oriol Junqueras”, ha respondido.
Visiblemente emocionado, Sabrià ha agradecido el apoyo del partido todos estos años y ha defendido su estrategia comunicativa desde que él empezó a liderarla en 2016. También se ha referido a el equipo B de guerrilla comunicativa que el diario Ara aseguró que existía dentro del partido, y en cuya coordinación estarían Sabrià, el exsecretario de Comunicación, Marc Colomer, y el exdirector de esta misma área, Tolo Moya. “No hay ninguna estructura paralela, lo que hay son muchos tipos de campañas”, ha dicho.
Sabrià se ha extendido en este capítulo y ha explicado que el partido sí propiciaba acciones de propaganda y comunicación más cercanas al activismo, pero ha insistido en que fueron autorizadas y financiadas con transparencia. Se refería a campañas en redes sociales, la creación de las entrevistas de La Fábrica de Gabriel Rufián o la contratación de mariachis para que acudieran a la sede de Junts el día que decidían si salían del Govern. “No era [idea] mía, pero sabía que pasaría”, ha reconocido sobre esto último.
“Las campañas contemporáneas no son tan bonitas como nos gustaría”, ha afirmado, añadiendo que lo hacen todos los partidos. “Pero eso no tiene nada que ver con los carteles repugnantes”, ha remachado.
El president de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, le ha agradecido a Sabrià el “compromiso y dedicación”. “Como has dicho, el partido de Macià y Companys está por encima de nombres propios y es el bien a preservar”, ha apuntado en X.
Quien ha roto también su silencio ha sido Colomer, exsecretario de Comunicación y también supuestamente coordinador de las campañas alternativas. “Nunca hubiese autorizado una indecencia así”, ha replicado. Y se ha declarado partidario de la “gente honesta que siempre pone el interés colectivo por delante del personal (y personalista, y egoista)”.