Así ha quedado la reserva natural del Cap de Creus después del incendio que quemó 415 hectáreas

ACN

21 de julio de 2021 11:45 h

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Polvo, ramas y rocas quemadas son todo el que queda a lo largo de las 415 hectáreas que quemó el incendio entre Port de la Selva y Llançà (Alt Empordà). A vista de dron, el paisaje en el parque natural de Cap de Creus es desolador.

La agencia ACN ha sobrevolado la extensión afectada por el incendio dos días después de que los Bomberos lo dieran por extinguido. Más allá de algunas zonas verdes que se salvaron, la montaña ha quedado ennegrecida transformando la postal de estos municipios por unos años.

Las llamas han puesto al descubierto los antiguos bancales que se usaban por las viñas y que la plaga de la filoxera dejó en desuso. Estos bancales se habían transformado durante los últimos años en terrazas forestales cubriendo de verde la montaña. Más allá de esto cuesta identificar qué queda de vegetación en la zona.

A lo largo de la zona recorrida con dron se puede comprobar cómo varias casas vivieron las llamas bien de cerca. Las franjas de protección, sin embargo, fueron clave para frenar el fuego y se puede observar que las llamas se frenaron al llegar a zonas con poca vegetación.

De las 415 hectáreas quemadas por el incendio que duró tres días, la mayor parte es masa forestal. Además, el incendio ha afectado sobre todo al Parque Natural del Cap de Creus: de toda la extensión carbonizada, 402,2 hectáreas forman parte de esta reserva natural.

Las llamas empezaron el viernes a mediodía, poco más tarde de la una y media. Las investigaciones apuntan que se trataría de una colilla mal apagada que tomó la vegetación del margen de la carretera que une Llançà con el Port de la Selva. La tramontana y la falta de lluvia hicieron el resto para animar un fuego que enseguida subió montaña arriba. Para extinguir las llamas, los Bomberos destinaron cerca de unos ochenta efectivos entre dotaciones terrestres y aéreas.