Los terroristas vendieron joyas de oro y usaron mechas de petardos para fabricar los explosivos que estallaron en Alcanar
La explosión de la casa de Alcanar, punto de reunión de los terroristas, fue el detonante de los atentados del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils y, a la vez, evitó una catástrofe de dimensiones todavía más trágicas. El estallido de los explosivos que la célula terrorista fabricaba en un chalé apartado –tal vez para atentar contra la Sagrada Familia, entre otros objetivos– se produjo porque “alguien tocó o removió algo”, en palabras del único de los tres yihadistas presentes en el chalé cuando se produjo la explosión que sobrevivió.
Del contenido del sumario de la causa llama la atención la relativa facilidad con la que la célula terrorista adquiría y financiaba los materiales necesarios para producir los explosivos. A partir de la declaración del terrorista que sobrevivió en Alcanar, Mohamed Houli, hoy en prisión provisional, los investigadores han concluido que fue Mohamed Hichamy, abatido en Cambrils, quien se descargó de Internet los manuales para la fabricación y confección de los explosivos.
La finalidad no era otra que obtener peróxido de acetona, el explosivo también llamado TATP. Obtuvieron más de 100 kilogramos. En la casa de Alcanar se almacenaban 104 bombonas de butano, acetona, agua oxigenada, bicarbonato y pulsadores para iniciar la explosión, así como elementos susceptibles de ser utilizados como metralla, como clavos, tornillos o raspas metálicas. La mayor parte de la confección de los explosivos se hacía en el cuarto de baño.
Los explosivos, llamados “bombas de tubo”, estaban envueltas en un celo amarillo y dentro de los tubos el propio Hichamy, según declaró Houli, “introducía cajas pequeñas de tornillos”. Los terroristas buscaban así crear explosivos con metralla e incrementar el daño ocasionado. La confección de los explosivos caseros se completaba colocándoles pequeñas mechas obtenidas de “petardos tipo trueno”, expone un informe policial obrante en la causa.
Los encargados de manipular y fabricar los explosivos eran, según y además de Houli, Youseef Aalla (muerto junto al imán Es Satty en la explosión), el citado Hichamy y Abouyaaqoub. Todos ellos aparecen manipulando explosivos en la casa de Alcanar en las fotografías que ha publicado La Razón este lunes. Además de estos, el hermano de Hichamy, Omar, tenía conocimiento y había acudido a la casa de Alcanar. Los investigadores sospechan que Hichamy tenía conocimientos químicos básicos por su anterior trabajo en una empresa de forja y tratamientos térmicos.
Una vez obtenida la teoría, pasaron a la práctica. Houli vendió el 16 de agosto varias joyas –18 pendientes, 4 anillos, 2 cadenas, seis colgantes y una pulsera de oro– en una tienda de compraventa de oro en Vinaròs, pueblo de al lado de Alcanar, por las que obtuvo 1.180 euros en efectivo. A la vendedora le dijo que eran de su madre, pero no se descarta que las obtuvieran de pequeños hurtos. Cuatro días antes, Youseff Aalla vendió por 800 euros dos anillos y un collar de oro. Se presentó en la tienda como un joven de Tarragona de vacaciones en Vinaròs.
“Utilizaron ese dinero para comprar bombonas de butano”, indica un informe de los Mossos d'Esquadra. Fue precisamente la explosión de más de 100 bombonas de butano la madrugada del 17 agosto lo que reveló el polvorín de Alcanar. Hasta allí, Hichamy había trasladado “grandes cantidades de acetona”, que los terroristas habían almacenado y manipulado. Hichamy la había obtenido de varias tiendas, tanto de la zona como de otros puntos de Catalunya.
El 1 y 2 de agosto, dos semanas antes de los atentados, Hichany compró 500 litros, así como el dos envases de plástico de 5 litros y otros de 25 litros, en una tienda de pinturas de Tortosa. La compra de acetona había empezado como mínimo a principios de julio, cuando Hichamy y Said Alla adquirieron una garrafa de 25 litros en una tienda de pinturas de Gurb, en Girona. Por las mismas fechas la célula decidió instalarse definitivamente en Alcanar, después de los primeros intentos de fabricar explosivos en Ripoll.
Al mismo establecimiento volvió Hichamy el 26 de julio y el 2 de agosto, para adquirir garrafas que sumaban 175 litros y 50 litros respectivamente, que pidió cargar en una furgoneta y un Volkswagen Golf a otros miembros de la célula. Y el día 16 de agosto, solo tres horas antes de la explosión, Hichany y Younes Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta que mató a 13 personas en La Rambla, compraron fundas de almohada y bridas en una tienda de Sant Carles de la Ràpita para contener los artefactos explosivos en su interior y listos para ser utilizados.
Además, según Houli, en la casa había un chaleco bomba ya preparado, con varios tubos de plástico con explosivos en su interior. Quien lo quería llevar “para inmolarse” era Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll y supuesto ideólogo y reclutador de la célula yihadista. La explosión de Alcanar torpedeó el plan de un de un gran atentado con bombas. Al día siguiente, Abouyaaqoub desató el pánico en La Rambla.
Horas después del atropello en La Rambla y antes de atentar en el paseo marítimo de Cambrils de madrugada, los cinco jóvenes yihadistas compraron en un supermercado de la localidad una botella de Vodka Smirnoff y varias latas de cerveza. Aparecieron totalmente consumidas en la casa abandonada de Riudecanyes donde quemaron su documentación. La ingesta de alcohol se produjo, según los Mossos, “posiblemente para desinhibirse de la realidad y poder llevar a cabo” el atentado.