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El Parque de las Tablas de Daimiel se encuentra (por ahora) a salvo de incendios subterráneos

Un ánade descansa en una de las pasarelas del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.

Francisca Bravo Miranda

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La turba, lo que configura el lecho del río Guadiana, es un tipo de material que es el resultado de la acumulación de restos vegetales acumulados durante “cientos de miles de años”. Sin embargo, deben estar “permanentemente inundados” y si no lo están, puede ocurrir lo conocido como incendio de turba. Es lo que se ha detectado a unos diez kilómetros del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en la zona del antiguo Molino de Zuacorta, según informó Lanza Digital.

Sin embargo, los humedales del río Guadiana que sí se encuentran en el Paruqe Nacional están a salvo. Pero sólo por ahora. “Un incendio subterráneo puede ocurrir dentro de tres meses”, explica el director del Parque, Carlos Ruiz de la Hermosa. “Cuando el agua desaparece, como es el caso del entorno de Zuacort, la turba sufre un doble proceso de degradación”, explica. De este modo, ocurre lo que produce incendios subterráneos, ya que la turba se contrae, se crean grietas por donde entra el oxígeno y se comienza a producir una reacción natural de la materia orgánica.

Esta oxidación hace que la temperatura aumente hasta que la turba esté más caliente que el agua. “Si esto alcanza los 220 grados, se produce una chispa y a partir de ahí comienza un incendio soterrado alimentado por el oxígeno”, señala. Así lo ha mostrado el naturalista Concepción Sepúlveda en vídeos difundidos para denunciar la situación en la cercanía del Parque.

Ruiz de la Hermosa explica, sin embargo, que en esa zona se ha producido este fenómeno durante “décadas”. “De hecho, hay cartelería en el entorno, que advierte de que en esta zona en concreto por limitarnos a las imágenes que han salido, han estado ardiendo durante décadas, de hecho hay cartelería en el entorno que advierte de estos fenómenos para que la gente no pase por esta zona”. Y es que, señala, la última subida del freático se registró entre 2010 y 2014, pero a partir del año 2015 volvió a quedarse seco.

Este tipo de fenómeno se registró en el Parque Natural en 2009, hace ya más de diez años. Pero, aunque ahora mismo sólo hay 70 hectáreas del parque inundadas, son junstamente las que pertenecen al cauce del Guadiana. Por ello, “ahora mismo la posibilidad de autocombustión en el parque no es posible”, explica el director. Sin embargo, “otra cosa es la que pueda suceder dentro de tres meses.

Por ello, recuerda que desde la Comisión Mixta de Explotación del parque, que contempla la posibilidad de un trasvase desde el Tajo hasta el Guadiana, se solicitó un desembalse para mejorar el estado de inundación del parque. “Pero todavía no ha sido concedido”, recalca. De todos modos, explica que desde la administración tienen preparada una “batería de sondeos de emergencia” para humectar las turberas y que no entren en autocombustión.

“Son la base del ecosistema”, recalca. Además, aprovecha de recordar que la zona se ha quedado seca, porque el nivel freático ha bajado debido a la sobreexplotación de las aguas subterráneas del Alto Guadiana.

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