A la hora de acometer un planeamiento urbanístico hay que tener claras dos cosas: de qué situación se parte y hacia dónde se quiere caminar. Eso, que es fundamental ante cualquier Plan General, lo es más si cabe en Dénia, una ciudad con un escenario urbano a menudo caótico y desordenado, consecuencia principal de décadas en las que ha resultado imposible poner orden en medio de la fiebre constructiva que fue volcando el modelo hacia el de destino vacacional. Cuando las herramientas de planeamiento han intentado corregir esa inercia, una a una han ido cayendo en los tribunales.
Con esos antecedentes, la ciudad y su actividad han ido creciendo fuertemente condicionadas, y estrechamente ligadas a ese modelo de caos y monocultivo económico. Y las consecuencias son evidentes. A fuerza de construir chalés y bloques de apartamentos, y no tanto equipamientos e infraestructuras, buena parte de Dénia es una ciudad ‘fantasma’. Seis de cada diez viviendas, de hecho, están vacías durante casi todo el año.
Ese es uno de los datos que arroja la documentación del Plan General Estructural expuesto al público desde el pasado viernes. Un 60,2% de las viviendas están deshabitadas o son segundas residencias que, por tanto, sólo se ocupan en determinados periodos del año.
Así, de las 43.340 viviendas existentes en la ciudad alicantina, 17.255 (un 39,8% del total) son primeras residencias; 12.576 (un 29%) son segundas residencias; y 13.511 (el 31,2%) están vacías.
Los porcentajes de vivienda vacía, sin embargo, varían significativamente de unas zonas a otras, como consecuencia de lo expuesto. De hecho, el 74,4% de la población residente y el 71,2% de la vivienda permanente o principal se asientan en los cascos urbanos propiamente dichos (Dénia, La Xara y Jesús Pobre).
Por contra, en les Marines, Sorts de la Mar, les Rotes y el Montgó sólo hay 4.386 viviendas permanentes frente a 18.715 entre secundarias y vacías. Es decir, que el 71,7% de la vivienda que permanece vacía todo o buena parte del año se ubica en estas áreas más orientadas al destino vacacional.
En este sentido, el caso más extremo es el de les Marines, donde sólo el 12,4% de las viviendas son permanentes, mientras un 35,4% son secundarias y el resto (52,2%) están vacías. En cambio, la distribución es bastante más equilibrada en el Montgó, con un 41,4% de primeras residencias frente a un 44,2% de segundas y sólo un 14,4% de vivienda vacía.