Cerca de un centenar de grabados rupestres de la Edad de Bronce han sido descubiertos en 17 puntos de las localidades alicantinas de Guardamar del Segura y Rojales en una investigación llevada a cabo por el arqueólogo Antonio García con la colaboración del experto en Antropología, fotógrafo y periodista, Eduardo de Gea.
La indagación, que comenzó en 2020, determinó e identificó por primera vez en la comarca alicantina de la Vega Baja este tipo de arte prehistórico, que, según las conclusiones de Antonio García, data de miles de años de antigüedad y podrían formar parte de un santuario relacionado con la ganadería y para practicar ritos con el fin de atraer las lluvias e incrementar la fertilidad.
Así, se han hallado una gran cantidad de 'petroglifos', huecos artificiales excavados en superficies de rocas naturales, de forma aislada o en conjunto, estando algunas unidas mediante canalillos, que podrían ser marcadores de caminos y cartografías terrestres o de constelaciones.
La mayoría de estos grabados presentan formas geométricas, mientras que otras no tienen forma clara y en otras superficies se pueden observar dibujos como hojas y prensas, ha explicado el arqueólogo.
Tras el descubrimiento, el estudio continuará con un nuevo equipo de expertos, ya que, como ha explicado De Gea, a pesar de haber “encontrado mucho hasta el momento, es el inicio de una investigación que ofrecerá muchos más grabados y localizaciones porque queda mucha superficie en la comarca sin prospectar”.