El criticado discurso de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en un pretendido valenciano durante 'la Crida' de las Fallas ha marcada en cierto grado el debate en les Corts Valencianes sobre la Llei de Senyes d'Identitat que impulsa en solitario el PP. Todos los grupos de la oposición han criticado el discurso de la alcaldesa (ausente de su escaño en la sesión) y han coincidido en ponerlo como ejemplo de la política del PP respecto del valenciano acusándoles de “desprestigiar” la lengua, y de que actuaciones como el dialecto 'ritabarberià' (según Compromís), son las que hacen peligrar las señas, porque ha hecho el “ridículo” y ha dado “pena”.
Desde el PP el portavoz parlamentario, Jorge Bellver (quien fue concejal de Barberá en el ayuntamiento y llamado también a ser su sucesor) ha arremetido contra las críticas afirmando que eran una “indignidad” y tenían “falta de escrúpulos”, un ataque que ha calificado de “pueril” y causado por la “falta de argumentos”, y asegurando que a la oposición le falta mucho tiempo para llegar al trabajo por el valenciano que ha hecho Barberá.
Pero el debate sobre la Llei de Senyes d'Identidad ha estado muy marcado también por el hecho de que la oposición, así como otros organismos oficiales como el Consell Jurídic Consultiu, la hayan tachado de innecesaria. No obstante el conseller de Gobernación, Luis Santamaría, encargado de la redacción del proyecto, ha defendido la ley como “necesaria” porque “es una respuesta a una demanda social” ante otros planteamientos que “están fuera de la Constitución y del Estatut de Autonomía”.
No obstante desde la oposición se ha refutado este argumento afirmando que el imulso de la ley no es una preocupación de la sociedad, señalando que lo que preocupa es el empleo y la pobreza fundamentalmente. Desde Esquerra Unida Lluís Torró acusaba así al PP de hacer una ley que va “contra la libertad de pensamiento y de expresión”, asegurando que los 'populares' se escandalizarían si se hubiera hecho una ley igual en Euskadi. Además Torró ha acusado al PP de querer “reavivar el enfrentamiento entre valencianos”, rememorando la violencia de la Batalla de Valencia de principios de los 80; en el mismo sentido se ha expresado Rafael Rubio (PSPV) acusando al PP de querer distinguir entre “buenos y malos valencianos”. Por su parte Enric Pañella (Compromís) ha asegurado que se utiliza la táctica de “pan y circo” para distraer a la población de la política.
Ante esto el PP ha acusado a los partidos de la oposición de “huir” del debate de señas de identidad, acusando fundamentalmente a la “izquierda minoritaria y radical” de buscar los Països Catalans. Además ha menospreciado a los diputados que han intervenido reprochando que no lo hicieran sus portavoces y/o candidatos, no obstante en el debate tampoco ha estado presente ningún miembro del gobierno de Alberto Fabra, ni el mismo President de la Generalitat.
PSPV, Compromís y EU han coincidido también en acusar al PP de buscar votos de determinados sectores con la aprobación de esta ley, llegando a asegurar el socialista Rubio que los 'populares' necesitan crearse enemigos para intentar recolectar votos. En su conclusión el portavoz del PP ha afirmado que de esta ley estarían orgullosos personajes históricos como Vinatea o Teodoro Llorente, o políticos como Manuel Broseta o Vicente González Lizondo (fundador del partido regionalista Unión Valenciana), marcando así claramente diferencias con cualquier idiosincrasia que no sea la conservadora, pese a asegurar previamente que la debatida no es una ley excluyente.
Observatorio y 'bous al carrer
Otro de los puntos más criticados ha sido la creación de un Observatorio que estará integrado por instituciones afines a la ideología conservadora del PP, dejando fuera organismos estatutarios como El Consell Valencià de Cutlura (CVC) o la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), además de las universidades. Así desde el PSPV se ha afirmado que este observatorio emula al tribunal del “Santo Oficio”; desde EU se afirma que es un “Consejo de Guerra” que pretende ser el “guardián de las esencias”, y se ha preguntado si se quiere “restaurar la Insquisición”.
Además los festejos de los 'bous al carrer' también han estado muy presentes. Durante el debate el diputado socialista Juan Soto ha mostrado un cartel con la inscripción “la tortura no es cultura”, mientras el PP lo ha señalado como una de las tradiciones fundamentales de la cultural valenciana que se debe proteger (pese que se han incrementado en un 50% las celebraciones en los últimos años) destacando que se quiere declarar Bien de Interés Cultural.
Ante este punto desde Compromís han destacado que ellos no abogan por la prohibición de estos festejos, además de señalar que la ciudad de Valencia es la única que ha prohibido expresamente el montaje de instalaciones en la vía pública para celebrar estas citas taurinas.