Caixabank detectó, tres días antes de que saltara la alerta interna del banco, que las firmas de las cartas de pago que el estafador de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de València hacía llegar a Celia Zafra, la jefa de Administración y única investigada en el enrevesado caso, eran un “corta y pega”, según varios e-mails internos de la entidad a los que ha tenido acceso elDiario.es.
Un correo electrónico, incorporado a la causa que investiga el titular del Juzgado de Instrucción número 18 de València, confirma que el 17 de septiembre del 2019 un departamento de Caixabank detectó que las firmas de los apoderados de la EMT eran más falsas que un duro de cuatro pesetas (aparecían visiblemente pixeladas). El e-mail, enviado por el Servicio Operativo de Banca Institucional de Caixabank a J. M. G. R., el gestor de la cuenta de la EMT, reza así: “No podemos gestionar la transferencia solicitada porque HP Firmas nos indica que es un corta y pega”. A pesar del aviso, la entidad bancaria efectuó aquel día una transferencia de 572.365 euros a la cuenta de Bank of China que usó el estafador para birlar los cuatro millones de euros de la empresa pública.
Tres días después, el viernes 20 de septiembre, la alerta interna de la entidad advirtió de que la EMT no podía operar en China (no tenía firmado el documento necesario). Aquel día, el Servicio Operativo de Banca Institucional (SOBI) de Caixabank volvió a avisar sobre las sospechosas firmas que figuraban en la supuesta petición de transferencia de la EMT, en aquella ocasión por un valor de 549.470 euros. Un correo electrónico, enviado a las 11.09 por el SOBI al gestor de la cuenta de la empresa municipal, alerta de que “según indicaciones del departamento de validación de firmas parece un corta y pega”.
A las 14.36, el departamento dedicado a la prevención del blanqueo de capitales y del terrorismo, perteneciente al Centro de Soporte Regulatorio de Caixabank, alertó al gestor sobre un “cambio relevante en la operativa de sus cuentas”. La cuenta de la EMT, según indica el mensaje, había transferido 4,1 millones de euros a dos cuentas de Bank of China y el departamento de prevención del blanqueo solicita al gestor “las facturas acreditativas de los envíos”, algo que J. M. G. R. pide a Celia Zafra a continuación. “A pesar de no disponer de la documentación, no se encuentran indicios de actividades sospechosas”, indica el e-mail que añade: “toda la actividad analizada guarda relación con el sector de actividad de nuestro cliente”.
Lejos de no haber “actividades sospechosas”, el lunes siguiente (23 de septiembre) se destapó la farsa y el gestor J. M. G. R., que vio las facturas y le resultaron altamente sospechosas, avisó al gerente de la EMT. Sólo en ese momento Celia Zafra se dio cuenta de que llevaba semanas siguiendo órdenes, con estricta eficacia, de un malhechor. El fraude ha propiciado la mayor crisis entre los socios que que gobiernan el Ayuntamiento de València (Compromís y PSPV-PSOE).
Caixabank descarta cualquier tipo de responsabilidad por estos hechos y rechaza devolver el dinero, mientras que la EMT considera que fue responsable subsidiaria del robo. Una revista interna de Bankia, la entidad que rechazó en un primer momento efectuar las transferencias, presumió poco después de que se destapara el fraude de que sus trabajadores evitaron un “importante daño reputacional” a la entidad bancaria. Por el contrario, según la revista Somos Bankia, la estafa a la EMT ha supuesto un “grave impacto reputacional” a Caixabank.