Carlonina Ferre presenta À Punt Direct, el magazine verspertino de À Punt. Ha sido la imagen de la televisión desde su inicio y presentó, junto a Eugeni Alemany, las campanadas de Nochevieja. Posiblemente el personaje televisivo más conocido de la nueva televisión pública valenciana. Ahora, la Conselleria de Igualdad la ha elegido, junto a profesionales de los más diversos campos, como imagen para su campaña con motivo del 8 de marzo de este año. Y de eso hablamos en profundidad.
¿Carolina Ferre hará huelga este viernes?
Claro, ¿lo dudas? El año pasado no hice porque no trabajaba, pero hice huelga de cuidados. Y este año, además, iré a la manifestación con la pancarta de À Punt Media.
La han nombrado “embajadora de la igualdad” dentro de la campaña de la Generalitat con motivo del 8M.
He cedido mi imagen y lo que hiciera falta. Me lo pidieron desde la Conselleria de Igualdad y me pareció una buena idea. Me sobrepasa un poco el cargo, el lema de 'vull ser com...' me da mucho respeto. No quiero ser ejemplo de nada, pero si creen que necesitan una imagen para que la gente más joven se pueda ver reflejada o saber que hay diferentes mujeres, de diferentes campos, de diferentes edades y que lo hagan bien en la vida, sean felices y sean comprometidas feministas, pues adelante.
¿Desde cuándo es feminista?
Desde siempre. Aunque en un principio sin saber el significado. Me he criado entre tres hermanos, entre muchos primos, de hecho solo tengo una prima, y siempre me indignaba mucho cuando mi padre no se implicaba en las tareas de casa. Muchas veces le decía a mi padre que era culpa suya, de mi madre y de su madre. Si ahora viviera en mi casa lo hubiera reconducido, porque es trabajo de toda la sociedad.
¿El 8M de 2018 fue un antes y un después en el feminismo? ¿Esa revolución feminista de la que hablan muchas intelectuales estaba ahí o se ha acelerado?
Se ha acelerado. Desde el año pasado fue como dar visibilidad a una lucha que se realizaba desde hacía años. El darnos cuenta de que tenemos que estar unidas, el encontrar esa palabra como es sororidad, además de feminista. Nos la creímos, nos la creemos y la queremos poner en práctica.
Ahora que hay quien quiere poner adjetivos a la palabra feminismo, como femenina o liberal, ¿no puede dividir?
Será difícil ponerse de acuerdo con la gente que piensa que el feminismo no hace falta, que podemos estar en dos bandos. No les diría nada, porque cada cual piensa lo que quiere, pero entiendo que solo hay una manera de ser feminista. Tirar adelante, ir todas juntas y luchar por los derechos, que son los mismos que los de los hombres. Queremos la igualdad a todos los efectos. Eso de femenina y no feminista, hasta que se consiga la igualdad se debe ir por el mismo camino.
Esa revolución a la que se refería, esa aceleración del proceso, ha hecho levantarse a su vez un movimiento totalmente contrario y reaccionario a ese cambio. ¿Se esperaba que alguien pudiera hablar de “dictadura de género” o de que existen miles de denuncias falsas sobre violencia de género?
Llevo fatal esas afirmaciones. Porque no hay debate y pienso que no se les ha de hacer caso. Y tengo una lucha interna, porque desde los medios de comunicación deberíamos hacer más cosas o hacerles menos caso. Porque no se puede permitir que se digan esas barbaridades. Ante esa intolerancia y ese odio, yo no les haría caso.
Los datos objetivos desmontan los argumentos de las denuncias falsas, por ejemplo.
Por eso, no hay debate. Me parece perfecto que no se deje entrar en Valencia al bus del odio, pero todos los medios se han hecho eco y se les ha dado publicidad. Les damos demasiada voz y pienso que no se lo merecen, aunque también entiendo el periodismo.
Tiene dos hijos y una hija. ¿Cómo aborda con ellos el feminismo?
Con normalidad. Los gemelos tienen cuatro años, tengo otro de once, y es muy bonito ver como los educas en normalidad y lo asumen como tal. Ahora te das cuenta que fuera de casa el machismo está presente en todos los sitios y por ello hay que luchar, ese empuje feminista es fundamental para cambiar la sociedad. Porque fuera todavía no hay igualdad real.
¿Qué sintió cuando cerró Canal 9 en 2013?
Lo sentí mucho por algunos compañeros que estaban trabajando. Pero como dicen, la distancia es el olvido y últimamente no me la miraba con tanto cariño. Además, estaba lejos y pariendo. Me supo mal también porque la Comunitat Valenciana se quedaba sin una televisión en su lengua, pero también es verdad que la gestión motivó la explosión de todo.
¿Y cuando se abrió?
Pues creí que podía ser y que habría un cambio como lo ha habido. Y vi que podría volver a casa. Me ilusioné de nuevo, pero no fue fácil, porque el inicio fue durísimo. Y yo no tenía claro que volvería, me hubiera gustado que desde el principio alguien me dijera que iba a volver. Eso no se produjo hasta hace ahora un año. Muchas productoras me llamaron, pero no creas que hasta última hora me lo dijeron en À Punt. Y mira que tuve que decir que no a algunos proyectos porque realmente lo que quería volver a casa.
Tiene mucha experiencia en televisión y en la presión de las audiencias. ¿Considera que los ataques a À Punt por los datos de audiencia cuando la televisión no ha cumplido ni un año son justos?
Cuando empezamos y se consideró que no se iba a contratar el servicio de audiencia pensé que era una decisión acertada. No por evitar la presión, sino por dedicarnos a lo que realmente queríamos hacer. A esa línea que debe seguir una televisión sin preocuparse de datos, que con respecto a las audiencias, son más que discutibles. En una televisión nueva no se si nos está perjudicando. Las audiencias están siendo normalitas, pero los audímetros que hay no son suficientes. Estamos en 2019 y la audiencia también se puede medir con otros parámetros.
¿Cree que el cambio de nombre ha creado confusión en el telespectador?
Puede ser, la gente todavía no identifica la marca. Yo soy para mucha gente la de la tele, la de Canal 9 o la de “Tu cara me suena”. En la Comunitat Valenciana hay gente que nunca ha visto À Punt porque no la tiene sintonizada. Hay gente que ve determinadas cosas y otra que es muy seguidora. Puede ser que un número en el mando a distancia hubiera ayudado, pero hoy en día quien lo quiere ver lo ve.
¿Qué les diría a quienes se ponen nerviosos con las audiencias y a la propia administración?
El presupuesto es ajustado, porque la industria televisiva es carísima, y aún así lo estamos haciendo todo muy barato. Nada que ver en como se trabajaba antes. Nada. Será una décima parte del coste de como se trabajaba antes y las productoras están haciendo un gran esfuerzo. Al principio sacaron toda la artillería y era un momento en que À Punt era desconocida.
-¿La televisión pública es fundamental?
-Fundamental. Tiene un papel fundamental en las autonomías con lengua propia. Si no, dónde ves reflejada tu esencia de país. Encender la tele y escuchar noticias o programas en valenciano es un gusto y clave para su normalización.
-¿Cuál es el siguiente paso de Carolina Ferre?
-Pues me gustaría seguir en À Punt. He vuelto a Valencia y me gusta todo, estoy muy a gusto. Se respira modernidad y el sector audiovisual está otras vez con mucho ánimo y energía. Sería horroroso para mi y para la profesión volver atrás.