Colon irritable: tú lo que tienes son nervios

Con una respuesta así, seguro.

No son pocas las personas que, aquejadas presuntamente (y ahora voy a lo de presuntamente) de colon irritable, han oído frases como la del título u otras como esta: “Come lo que te siente bien”. Gracias, seguro que no se les había ocurrido.

“Eso es psicológico, no te estreses tanto”. Vale, paga mi alquiler y mata a mi jefe y quizá no me estrese tanto.

“Pues no comas fruta y verdura”. ¿Así? ¿Para siempre? Sin comentarios.

La prevalencia en España del colon irritable es del 8% de la población, es decir, más de 3 millones y medio de personas. Que se dice pronto. Y cualquiera de las personas afectadas que me esté leyendo probablemente se pregunte por qué tiene tan mal abordaje este trastorno o cómo puede ser que la única respuesta que obtengamos cuando tenemos colon irritable sea una de las frases del principio del artículo.

¿Por qué se aborda tan mal este asunto?

Aquí hay varios motivos relacionados entre sí. Partimos de que el colon irritable se considera un Trastorno Funcional Digestivo (TFD), es decir, esa sintomatología intestinal no tiene una causa orgánica, no es generada por una enfermedad, luego, tú de esto no te vas a morir. A tu casa. Toma Fortasec o toma Cidine, AeroRed, Spasmoctyl y compañía y ya vas comiendo lo que te siente bien. Y es verdad, de colon irritable nadie se muere, pero también se debería pensar en el impacto sumamente negativo que supone a nuestra calidad de vida. Muchas veces incluso más que una enfermedad digestiva.

Problema: recursos sanitarios insuficientes

En la sanidad pública es muy raro que se haga un abordaje integral del colon irritable. Más que nada porque para ello se precisa de dietistas-nutricionistas especializados, y en la pública no estamos ni los especializados, ni los sin especializar. Si a eso le sumamos que es complicado cuando técnicamente tus analíticas y pruebas están bien... la cosa se complica.

Puede tener solución y no tiene que ser para siempre

Si verdaderamente lo que hay es un colon irritable o síndrome de intestino irritable, para ser más técnicos, la dietoterapia es muy agradecida con ello. Ahora bien, digo si verdaderamente es colon irritable porque a veces este diagnóstico viene tras 0 pruebas. Magia. Te miran a los ojos, es colon irritable. Y no. Cumplir los criterios diagnósticos de colon irritable (los signos y síntomas) es relativamente fácil, pero es que además de esto es necesario descartar otras enfermedades con las que se puede confundir un colon irritable. Véase: celiaquía, parásitos, ciertas bacterias… que está claro que todo no se puede descartar, pero vaya, unos mínimos que se reducen a análisis de sangre y heces; alguna prueba en aire espirado como mucho.

Y como decía, si estamos ante un colon irritable la dietoterapia y la terapia psicológica son muy eficaces. La terapia psicológica por la evidente relación y factores agravantes que suponen el estrés, la ansiedad, el mal dormir. Y respecto a la dietoterapia y aquí habla mi experiencia, en la mayoría de los casos el protocolo de dieta baja en FODMAPs (esto son azúcares fermentables, como por ejemplo la lactosa o los oligosacáridos de las legumbres) suele ir bien, aunque es cierto que por el control y seguimiento que requiere es complicado hacerla por uno mismo, más aún cuando en cada sitio te proponen unos listados diferentes, no está claro cómo hacer las fases, etc.

Si os habéis dado cuenta tanto la psicología como la nutrición, a efectos prácticos para esto, no están disponibles en salud pública. Vamos, que si quieres tratar de resolver la papeleta hay que pasar por caja. Triste pero cierto.

Esto no hace más que poner de manifiesto, no solo las desigualdades sociales, también el estado en el que se encuentra nuestra sanidad pública (y recemos para no perderla) de cara a abordar trastornos que “solo” afectan a nuestra calidad de vida, pero de los que, total, no nos vamos a morir. Eso son nervios.