Después de cinco años sin convocarse (desde 2011), la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural ha recuperado las ayudas a las inversiones en mejora de las condiciones de transformación y comercialización de productos agrícolas para el periodo 2014 al 2020, cuyas bases se publican este jueves en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana.
Enmarcadas en el Programa de Desarrollo Rural (PDR), estas ayudas suponen 92 millones de euros para este periodo. El objetivo es que las empresas agroalimentarias mejoren el rendimiento global como empresa, así como que aumenten su competitividad y eficiencia. La convocatoria de 2016 será de 25 millones de euros.
La consellera de Agricultura y Medio Ambiente, Elena Cebrián, ha recordado que la industria agroalimentaria “es un puntal de nuestra economía que se consolida con un sector primario fuerte en un impulso de doble dirección, una buena industria agroalimentaria y una buena agricultura están estrechamente relacionadas”.
El Consell es consciente de que el conjunto de la industria agroalimentaria de la Comunitat Valenciana cumple un papel fundamental en la regulación de excedentes de mercado en fresco, en la creación de empleo en el medio rural y en la valorización de la producción agraria. Subvencionar las inversiones en modernización de estas empresas es una apuesta decidida por la innovación como vía para alcanzar un modelo de producción sostenible y eficiente con los recursos.
Los destinatarios de estas ayudas son las microempresas y PYMES que operen como empresas agroalimentarias del sector de la transformación y comercialización de productos agrícolas, ganaderos y de alimentación.
Con estas ayudas, Agricultura quiere contribuir a la mejora de la dimensión empresarial para facilitar a las empresas valencianas el acceso a mercados más amplios y acordes con las nuevas tendencias, el acceso a un mayor valor añadido por parte del sector primario gracias a la transformación y comercialización de los productos.
También se apoya reducción de costes de producción y la aplicación de nuevas tecnologías para la mejora de los procesos de transformación, se protege el medio ambiente y el entorno natural y se consolida un tejido social viable en las zonas rurales, reforzando la cadena de valor entre la producción de materias primas agrícolas y la industria de la transformación.