Los abucheos a la consellera de Cultura retrasan una ópera en el Palau de les Arts

El malestar de parte de la sociedad valenciana –o al menos de los aficionados a la ópera- ya no se puede ocultar. Los gritos de “dimisión” y los abucheos generalizados contra la consellera de Educación y Cultura, María José Catalá, retrasaron por unos minutos el inicio de Turandot, la creación postuma de Puccini.

Los gritos con la llegada de la nueva portavoz de Alberto Fabra al recinto fueron mayoritarios, aunque no generales, según parte de los asistentes. La protesta podría estar vinculada con la reciente decisión de Zubin Metha. El maestro indio abandonará en breve el Palau de les Arts al considerar que los recortes de todo tipo hacen inviable mantener una ópera de primer nivel. Algunos espectadores repartieron octavillas de apoyo a Mehta escritas en cuatro idiomas.

Edificio desconchado

La marcha de Mehta, en cualquier caso, es el corolario a la pésima situación de la ópera de Valencia. Ubicada en uno de los edificios que Santiago Calatrava diseño en la opulenta Ciudad de las Artes y las Ciencias, el recinto ha perdido su cubierta, cuya recuperación es aún una incógnita seis meses después de que se cayera a trozos. El Palau de les Arts tuvo sobrecostes del 500% y su fachada está destrozada tras apenas 8 años de vida.

40 trabajadores despedidos

Por una ajustada mayoría (122 votos a favor, 113 en contra, un 80% de participación), los trabajadores aceptaron a finales de mayo el despido de 40 de los 280 empleados y una rebaja salarial del 8% para el resto a cambio de un mes extra de vacaciones. Ahora, la ópera sufrirá un parón técnico de dos meses al año. El anterior ERE, finalmente frustrado por dudas sobre su legalidad, preveía que el Palau de les Arts, parte de la opulenta Ciudad de las Artes y las Ciencias, cerrará cuatro meses al año. Los despidos ahorrarán 5.2 millones de euros al año a la Generalitat, propietaria y gestora del recinto.

Un proyecto deficitario y bajo sospecha

La espantada de Metha también se basa en las incógnitas sobre el futuro potencial artístico del Palau de les Arts, que en 2012, último ejercicio auditado, perdió 3,6 millones de euros. La Generalitat, que bordea la quiebra, quiere reducir gastos como sea y supervisa la gestión de la ópera, que está siendo investigada por el Tribunal de Cuentas. El organismo encargado de fiscalizar las cuentas de las empresas públicas escruta una gestión trufada de negligencia, ineficiencia y desorden, como han denunciado reiteradamente la Sindicatura de Comptes o los contables de la Generalitat.