La ciudad de Valencia es escenario de un juicio sumarísimo a la Transición española en la última novela del periodista y escritor, Frances Bayarri, València sic Transit, presentada el jueves 7 de abril en la Fábrica de Hielo, que inaugura un nuevo sello editorial Companyia Austrohungaresa de Vapors. El relato repasa cuatro décadas de historia desde el crepúsculo del franquismo a la celebración de la Copa América y mezcla personajes reales con otros imaginarios. “No es una novela política, sino una narración sobre la inconsistencia de una vida humana y la perplejidad ante los movimientos de la Historia”, dice Bayarri. “Sus principales personajes son a menudo ridículos, casi siempre alcohólicos, a veces drogadictos, y en ocasiones suicidas. Una galería de caracteres donde se puede reconocer la caricatura de una generación”.
Francesc Bayarri (Almàssera, 1961) es autor de las novelas L’avió del migdia, premio Valencia de Literatura 2001; Febrer (2004); Cita en Sarajevo, premio de los Escritores Valencianos de 2007. Ha participado en los libros colectivos Nosaltres, exvalencians y País Valencià, segle XXI. Actualmente es jefe del Gabinete de Prensa de la Universitat de València. Antes de incorporarse a la Universitat, en 1996, trabajó como periodista en varios medios
Se han vertido un sinfín de opiniones sobre la Transición tanto a favor como en contra. ¿Cuál es su ‘juicio sumarísimo’ a este proceso?
Creo que hay dos grupos de opiniones. Las generadas desde el poder, que siguen el mismo patrón: período modélico, reconciliación, superación de las dos Españas… Y un segundo grupo crítico con esta visión. En mi opinión, la Transición fue una gran decepción, que sólo se puede explicar por el miedo de todos y por la ausencia de cultura democrática después de cuarenta años de devastación.
¿Se identifica plenamente con la voz del narrador de la novela?
La novela está narrada en primera persona. Ese protagonista comparte con el autor el tiempo biológico y casi todos los escenarios, además del conocimiento personal de algunos personajes, que son reales en muchos casos. Pero la visión del mundo va divergiendo al compás del avance de la historia, entre el narrador y el autor. En el período de la infancia del protagonista existe una mayor carga autobiográfica, pero la realidad se va diluyendo con el paso de los años.
¿Qué rasgos definen la generación que describe en su libro?
Es una generación marcada por una ausencia de cultura democrática, que no se puede compensar de la noche a la mañana, pero con unas esperanzas, quizá excesivas, en la democracia. Una generación tremendamente politizada, a la que el desencanto por los sueños rotos marcó para siempre. También una generación que abrió los ojos al mundo, a la sexualidad, justo en el momento que caía la dictadura y comenzaba el nuevo tiempo.
En la novela aparecen personajes históricos como Vicent Ventura o Joan Monleón. ¿Por qué esos y no otros?
Son personajes con los que he coincidido realmente. Ventura era cliente de la imprenta de mi padre, por ejemplo. Y luego coincidimos en algunas iniciativas. Monleón presentaba un espacio Radio Cadena en los años ochenta, la misma radio donde yo hacía un programa de 6 a 8 de la mañana. Aparecen muchos más personajes reales, como Toni Mestre, Rosa Solbes, J.J. Pérez Benlloch, Maria Beneyto, Juli Esteve, Ferran Belda…, mezclados con otros de ficción, que son los verdaderos protagonistas.
Gregorio Morán dice que la raíz de la corrupción de los políticos valencianos está en la época de Zaplana. “Hemos venido a forrarnos”, dixit. ¿Está de acuerdo con su juicio o discrepa?
La corrupción valenciana proviene del franquismo. Antes también existía, por supuesto, pero el franquismo, que fue una dictadura sanguinaria en los primeros años, se acabó convirtiendo al final en una simple cloaca de corrupción. Como la Transición no limpió a fondo los resortes del franquismo, muchas prácticas han continuado activas. Todo esto unido a la falta de cultura democrática que deja indefensos a los ciudadanos por el mal funcionamiento de los controles y las garantías exigibles a una democracia consolidada. Sin que yo quiera restar a Zaplana y a los suyos su contribución al despropósito.
Sic gloria. ¿Qué glorias y miserias ha generado esta Comunidad en los últimos años?
Contrariamente a la idea según la cual los valencianos somos más corruptos que nadie, yo creo que tampoco en esto destacamos. Aquí, unos corruptos contaban 12.000 euros en un coche con una vaca por testigo, cuando un solo hijo de Pujol desvió cientos de millones. Si algún día se conociera el origen geográfico del dinero escondido en paraísos fiscales, los valencianos, para desilusión de aquellos que dicen que somos los mejores en todo, quedaríamos en posiciones muy modestas. Una cosa es que aquí los corruptos sean muy brutos, y otra cosa es que exista mayor corrupción per cápita.
¿Qué opina del presente impasse político?
Prefiero no tener gobierno a tener un mal gobierno. A pesar de las presiones de los medios, de las empresas del Ibex, de los mercaderes internacionales, de los cocineros de encuestas… el país no va peor que cuando gobernaba Rajoy con mayoría absoluta, o Rita Barberá, o Carlos Fabra o Rafael Blasco. Otra cosa es que la situación no deba eternizarse. Confío en el sentido común de la izquierda para poder llegar a un acuerdo de mínimos, insatisfactorio para todos, pero que regenere la atmósfera de este país.
Háblenos de la nueva editorial, la Companyia Austrohongaresa de Vapors.
Se trata de una editorial muy pequeña, de carácter familiar que dirige mi hija Anna. Sólo pretendemos publicar cinco o seis títulos al año, de diferentes géneros, con preferencia por temas de memoria histórica.