El mismo día en que el profesorado valenciano se incorporaba a sus puestos de trabajo en los centros educativos, este pasado viernes, el Parlamento valenciano celebraba la Diputación Permanente. Sin embargo, el conseller de Educación del nuevo Gobierno del PP y Vox, el popular José Antonio Rovira, se ha negado a comparecer, a pesar de haber protagonizado durante todo el mes de agosto la primera crisis de gestión del Ejecutivo que preside Carlos Mazón. “Es muy fuerte, ha sido un caos completo”, afirma M. E. I. I., profesora interina de alemán e inglés durante 24 años que este curso se ha quedado sin plaza. “El mes de agosto ha sido bastante jodido por la incertidumbre”, afirma Pau Navarro, profesor de medios audiovisuales en la Escuela de Arte y Diseño de Orihuela.
En la cámara autonómica el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, cifró en medio millar las reclamaciones por el proceso de adjudicación —la Conselleria de Educación sostenía que eran poco más de 400— y ha lamentado la “improvisación, dejadez y desinterés, que no se había visto nunca”. A pesar de que la oposición, formada por el PSPV-PSOE y Compromís, ha solicitado comisiones de investigación y dimisiones, Rovira sólo dará explicaciones en las tradicionales comparecencias de los consellers, a petición propia, al inicio del curso político.
A principios de agosto saltaron todas las alarmas en la comunidad educativa, al retrasarse el proceso de adjudicación de plazas de un tercio del profesorado respecto a los años anteriores. Casi 22.000 docentes permanecían en vilo en plenas vacaciones estivales. El 10 de agosto, por fin, salieron las listas de adjudicaciones, repletas de errores, que afectaban a entre 14.000 y 15.000 docentes, según los cálculos del Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament del País Valencià (STEPV). El departamento autonómico de Educación achacaba los fallos a un obsoleto programa informático y a una suerte de conspiración del equipo anterior del Pacte del Botànic para torpedear la tarea del nuevo conseller del PP.
En medio del “caos sin precedentes”, según la expresión del portavoz de Educación del PSPV-PSOE en las Corts Valencianes, José Luis Lorenz, el conseller anunció un estudio para analizar si sobran profesores, una teoría que había desvelado poco después de haber sido nombrado.
Los plazos que marcaba el departamento de Educación para publicar las correcciones de errores se iban incumpliendo a medida que se acercaba el inicio del curso para los docentes. La sonada ausencia de su despacho, en plena crisis, de la directora general de Personal Docente, Sonia Sancho, enfureció aún más a los profesores afectados, que compartían indignados la información de elDiario.es en los grupos de WhatsApp. A pesar de que el departamento de Educación alega que estuvo teletrabajando, el portavoz del STEPV, Marc Candela, considera que hubo un “vacío de poder en un momento crítico”.
A duras penas, y tras innumerables retrasos, a pocos días del inicio del curso, la Conselleria de Educación publicó las listas de adjudicaciones, que aún contenían errores, aunque de menor entidad. Además, ha habido otros bandazos colaterales del conseller Rovira. Si bien en la rueda de prensa que ofreció el pasado 24 de agosto acusó a los docentes destinados en los Centros de Formación del Profesorado de ser “enchufados” del Gobierno anterior del Pacte del Botànic, a apenas dos días del curso el departamento autonómico les avisó, mediante un audio de WhatsApp, de que quizá los repescaban.
De hecho, la decisión de tumbar las comisiones de servicios, ya adjudicadas por el Ejecutivo anterior, de los 300 docentes a los que Rovira tildó de “enchufados”, está en el origen del retraso en el proceso de publicación de las listas, tal como reconoce un informe del pasado 12 de agosto —sin firma electrónica ni membrete oficial— atribuido al subdirector general de Informática que hizo público el conseller en la rueda de prensa. En su comparecencia, el titular de Educación llegó a acusar a determinados funcionarios de haber abandonado sus puestos de trabajo y anunció que informaría a la Abogacía de la Generalitat por si era constitutivo de expedientes disciplinarios (aunque también reconoció que estaban en su derecho de pedir el cese).
Además, un día antes del inicio del curso para el profesorado, Educación anunció en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana que procedía a modificar los horarios de los alumnos de ESO. “Otra chapuza”, según el PSPV-PSOE
Un agosto de incertidumbres: “Es muy triste”
Durante todo el mes de agosto, miles de docentes han sufrido la incertidumbre de no saber dónde iban a estar destinados. “No sabes si tienes que buscar un lugar para vivir el próximo curso o si te tienes que desplazar, no sabes nada”, cuenta la interina M. E. I. I. En las tórridas jornadas del mes que precede al inicio del curso escolar, “tienes que estar muy pendiente y eso te crea mucha ansiedad porque no te puedes organizar”, agrega.
Pau Navarro optaba también a una vacante en Aragón pero no quería dejar la oportunidad de volver a su tierra. “No sabía si aceptarla o rechazarla”, relata. Navarro, cuya compañera también es profesora, reconoce que todo el proceso ha sido “bastante incomodo”. “Con el tema de la vivienda también tuvimos problemas porque teníamos apalabrado un piso, luego lo perdimos y, afortunadamente, ahora ya hemos encontrado algo”, explica.
M. E. I. I. se enfrentaba a un proceso de estabilización en cuya baremación quedó empatada para una plaza de alemán en Secundaria. En la lista inicial de adjudicaciones del 12 de agosto, la plaza fue suprimida. “A continuación, sacan la lista de interinos y no me adjudican nada”, cuenta la docente, que ha reclamado e interpuesto un recurso de reposición sin obtener respuesta por parte de la Conselleria de Educación. La única posibilidad que le queda es el recurso por la vía de lo contencioso.
“La administración no te contesta, no puedes ir a conselleria para que te atienda nadie porque no te dejan pasar y no reciben a nadie, es un caos completo y la persona esta totalmente desorientada. Por mucha serenidad que tengas, esto te deja muy fuera de lugar”, recapitula.
“Es muy triste, te sientes totalmente desamparada, yo me considero una persona vocacional de la profesión pero te cuestionas si realmente esto es lo tuyo o no”, lamenta la docente, licenciada en Filología Anglogermánica. “Aparte de todo el verano que hemos estado pendientes de listas, ha sido todo un jaleo y un lío”, apostilla.
A los vaivenes y errores del departamento de Educación, se suma la falta de tiempo para preparar las clases para aquellos docentes que han conocido su destino a pocos días del inicio del curso. “Para mí el gran problema es que el año pasado daba dibujo, este año doy medios audiovisuales y, claro, contaba con el mes de agosto para prepararme las clases y no lo he tenido”, explica Pau Navarro.
M. E. I. I. se siente “totalmente desvalida” tras el extenuante mes de agosto. “Nuestros derechos como trabajadores nos los están tirando por tierra y cada vez estamos en una situación peor”, lamenta.