La economía circular, a debate: “El futuro será sostenible, o no será”
En España se tiran cada día a la basura una media de 28 kilos de comida, se generan 442 kilos de residuos y se consumen 175 litros de agua. València, Capital Verde Europea 2024, y más concretamente La Nau de la Universitat de València, ha acogido este martes la III Jornada sobre Economía Circular que organiza elDiario.es para abordar cuestiones como la crisis climática o la gestión de residuos, que hacen que la transformación de la economía hacia modelos más sostenibles sea cada vez más necesaria.
Tal y como destacaba el director de elDiario.es, Ignacio Escolar, en la apertura de la jornada, es preciso cambiar el modelo de consumo de usar y tirar por otro más sostenible que potencie el reciclaje y la reutilización. Rebeca Torró, secretaria de Estado de Industria del Ministerio de Industria y Turismo, resaltaba cómo España ha priorizado en los últimos años la apuesta por la sostenibilidad, que ha calificado de “incuestionable”, con herramientas como los 8.500 millones de euros de los Perte (proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica) industriales impulsados desde la Unión Europea y que revierten en mejoras dirigidas también hacia la sostenibilidad: 500 millones de euros se han destinado directamente a proyectos que ayuden a mejorar la sostenibilidad para mejorar la competitividad, “el éxito de las próximas décadas se decide ahora”. Por su parte, la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, ha resaltado que en la próxima década España será el país europeo que más empleo verde genere en Europa.
La jornada se ha estructurado en cuatro mesas redondas, la primera de ellas, moderada por la periodista de elDiario.es en València Laura Martínez, llevaba por título 'El agua, el recurso estratégico del siglo XXI', y ha contado con la participación de Miguel Polo, presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Fernando Sarria, CEO de Denodl, Cristina Baixauli, directora de Dinapsis Valencia y Transformación en Hidraqua, y Vicente Fajardo, director general de Global Ómnium.
Los ponentes han llamado la atención sobre la necesidad de ahorro de agua. “La situación es muy crítica, y más por la calidad del agua, con acuíferos saturados y contaminados, que por la cantidad”, ha manifestado Polo. Sarria, por su parte, ha llamado la atención sobre el hecho de que un recurso estratégico, como el agua, no se utiliza bien, porque “se desperdicia, el 40% en el caso de agricultura”, y añadía, “hay que hacer un uso ajustado del agua a lo que se necesita en cada momento”.
Tanto Baixauli como Fajardo han reclamado una mayor inversión mantenida en el tiempo. “Hay que construir nuevas instalaciones, pero también mantener las que ya tenemos”, ha dicho la responsable de Dinapsis Valencia, quien ha lamentado que estas inversiones no son percibidas por el ciudadano, “no se ve, está oculta, pero cuando se abre el grifo, el agua sale”, al tiempo que reclamaba la necesidad de construir una estrategia común entre el sector público y privado.
Fajardo, por su parte, lamentaba que haya una media del 23% del agua suministrada que se pierde, un porcentaje que alcanza el 50% en algunos municipios, por lo que incidía en la necesidad de una mayor dotación: “Los municipios deben tener claro que hay que invertir en agua”. También ha alertado de que apenas se reutiliza el 8% del agua en circulación, unos niveles que habría que mejorar.
Regulación europea sobre gestión de envases
La segunda mesa del día, moderada por la periodista Violeta Tena, ha tratado sobre la 'Gestión sostenible de envases ante la nueva regulación europea' y ha contado con la participación de Alejandro Dorado, comisionado para la Economía Circular del Ministerio para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico; Carmen Sánchez, directora técnica del Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene); Ignacio García, director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas); Ramón Lacomba, director corporativo de I+D de Familia Martínez; y Neus Moltó, directora de comunicación corporativa de Logifruit.
Como ha recordado Tena, cada persona genera anualmente 190 kilos de residuos, y en la Unión Europea se ha pasado de producir 66 millones de toneladas de basura en 2009 a los 84 millones de toneladas actuales. Los retos de la nueva normativa son minimizar esa cantidad de residuos y, por tanto, su impacto. En este sentido, Dorado insistía en que el mejor residuo es “el que no se genera”, y que siempre es mejor reutilizar a reciclar: “La normativa europea pretende evitar un problema creciente, y para eso plantea una serie de objetivos de cara a 2030, unos obligatorios y otros llamamientos”. Así mismo, ha comentado cómo la legislación española ha intentado avanzarse, “pero hay que concienciar al ciudadano; utilizamos materiales que en la naturaleza tardan 500 años en degradarse para un consumo de cinco minutos”.
Desde la industria han calificado la modificación normativa como “muy ambiciosa”, aunque pedían al legislador que ponga objetivos “claros medibles y con un plazo razonable para alcanzarlos”, como apuntaba García: “Es un reto y una dificultad enorme, porque consumimos muchos envases, pero estamos en ello, y el gran desafío son los plazos”. En este sentido, insistía en que no se trata solo de que haya envases reciclables, sino también de que haya un sistema capaz de recoger esos millones de envases“.
Lacomba, quien matizaba que dan de comer a dos millones de personas a la semana, subrayaba que se ha cambiado el paradigma: “Hay una conciencia de sostenibilidad que va más allá de la propia legislación, que aún no es clara”. “El gran reto es saber qué nos va a pedir la normativa, y el gran problema va a ser llegar a coordinarnos a todos para llegar a los plazos”. En este sentido, Dorado advertía que tampoco se puede “caer en el retardismo”. Lacomba a su vez alertó de las disfunciones que se pueden producir, y que ya se están produciendo, “tenemos que importar materiales de Suecia o Italia, lo que genera una huella de carbono muy importante”. De igual modo, ha llamado la atención sobre el embalaje, “se estaban cometiendo auténticas barbaridades”. Moltó, por su parte, defendía que en Logifruit llevan 27 años trabajando en un modelo circular, aunque reconocía que todavía hay que conocer la nueva legislación.
La representante de Itene relataba que en el sector industrial hay mucho interés e implicación, “se ha activado el sector de reciclaje, que estaba un tanto expectante”. No obstante, ha incidido en la contradicción de que la Unión Europea lleva entre ocho y diez años financiando programas de desarrollo de materiales biodegradables y ahora apuesta por la reutilización y el reciclaje.
La industria de la moda y la economía circular
Bajo el título de 'Revolución en la industria de la moda: avanzando hacia la circularidad total', el subdirector de elDiario.es en la Comunitat Valenciana, Sergi Pitarch, ha moderado una mesa en la que participaban Laura Santos, directora de competitividad e innovación de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunitat Valenciana; Albert Alberich, director de Moda Re-; Marián Cano, presidenta ejecutiva de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal); y Esther Segura, directora subsidiaria de Jeanología.
La industria de la moda ha cambiado de paradigma, del usar y tirar a la circularidad. Así, Santos reseñaba que los consumidores están concienciados, aunque puntualizó que “una cosa es lo que piensan y otra es lo que hacen”. Entre las críticas que ha deslizado, se ha referido al “tsunami normativo europeo”, con más de una decena de leyes y directrices que afectan a la industria: la estrategia europea del textil, la norma de ecodiseño, la ley de residuos, las que afectan al control de mercados, a la trazabilidad, los microplásticos, los químicos, los alérgenos...
Al respecto, insistía en que los industriales españoles “tienen que hacer un esfuerzo muy importante para cumplir la normativa, pero después llegan por paquetería muchas prendas que no tienen ningún control, ya que todo pedido inferior a 150 euros no se controla en la frontera”. Por eso, ha abogado por que la UE controle esta cuestión. En cuanto al consumidor, Santos ha considerado que si la información es adecuada, el ciudadano podrá valorar el producto, “el precio es otra cosa, pero poco a poco, la sostenibilidad se pondrá cada vez más en valor”.
Alberich se ha referido a la jerarquización de las tres 'r', y ha llamado la atención sobre el hecho de que España esté “a la cola” de la reutilización de ropa usada, “hay que desestigmatizar esta práctica”. Por lo que respecta al reciclaje, “en estos tres últimos años hemos dado un gran salto, abriendo un camino inimaginable hace tres años”, ha dicho. Sin embargo, también ha advertido del círculo vicioso del reciclaje textil: “La ropa se produce en el sudeste asiático, se utiliza en Europa, se envía de nuevo al sudeste asiático, que la recicla en revestimiento para automóviles y la vuelve a enviar a Europa. Todo ese proceso ya se está haciendo poco a poco aquí. También ha alertado de la caída del consumo en ropa que, según Eurostat, ha pasado de 24.300 millones de toneladas en 2010 a los 20.271 millones de 2021, cerca del 20% menos, ”y España está un 15% por debajo de la media europea, solo por encima de Bulgaria“.
Cano ha resaltado la apuesta del sector del calzado por la calidad y la durabilidad, “porque el sector será sostenible, o no será”. En referencia a la sostenibilidad medioambiental, social y económica, respecto a la normativa europea, trabajan para asimilar la legislación e intentar cumplir con ella lo antes posible: “Las empresas están preocupadas y ocupadas”. También ha tenido un momento para la reivindicación. “Legislamos muy rápido sin tener en cuenta a la competitividad de las empresas”, ha comentado para denunciar que los controles que se ponen en Europa para producir, “no están en aduana”. No obstante, ha descartado la posibilidad de que se impongan nuevos aranceles, “nosotros estamos en contra de las tasas, porque pueden derivar en represalias”. Otro de los aspectos a los que se ha referido es que las familias, y sobre todo los jóvenes, destinan cada vez menos recursos al consumo de moda, y en eso afecta el precio, “pero producir en unas determinadas condiciones, tiene un coste”.
Esther Segura se ha referido a la apuesta por la tecnología, que les permite ahorros de hasta el 90% en el consumo de agua, pero también en electricidad o en productos químicos: “Hay mucho camino que hacer, pero hay muchas empresas haciéndolo bien”, y añadía: “La gente, cuando explicas las cosas, el origen de los productos y su proceso de fabricación, lo entiende muy bien”.
Buenas prácticas sostenibles
La última mesa, moderada por el periodista de elDiario.es Carlos Navarro, ha tratado sobre las 'Buenas prácticas sostenibles y su impacto en el planeta'. En ella han participado Félix López, director del Laboratorio de Reciclado de Materiales del Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (Cenim) del CSIC; Ana Benavent, directora de estudios y proyectos de Tratamiento de Residuos de Valoriza; y Luis Moreno, director general de Ecolec Waste Hub.
López ha recordado que en el siglo XVIII todos los bienes de consumo estaban compuestos por apenas tres elementos: calcio, hierro y carbono, “ahora un teléfono móvil lleva todos los metales de la tabla periódica”. El investigador del Cenim se ha mostrado bastante pesimista sobre la posibilidad de llegar a la neutralidad climática en 2050: “No va a haber recursos para mantener la transición energética”. Así mismo, ha puntualizado que Europa es muy dependiente de otros países, como China, que domina todas las tierras raras. Como alternativa está la minería urbana, que sirve para reducir esta dependencia. Y otra alternativa es “sustituir lo que no tenemos por materiales alternativos”. Acerca del reciclaje, ha reseñado la dificultad que supone necesitar una tecnología “viable y barata para extraer 25 metales de un móvil”. “El consumidor va a pagar más por un producto reciclado, y el ciudadano tiene que ser consciente”, ha dicho López, quien insistía en que hace falta “más pedagogía” para alcanzar esos objetivos globales de sostenibilidad, a la vez que reclamaba una mayor colaboración público-privada.
Sobre la dependencia de terceros países, Benavent ha subrayado que China posee el cien por cien de las tierras raras, que Turquía dispone del 98% de boro, imprescindible por ejemplo en la fabricación de aerogeneradores, o Sudáfrica tiene el 71% del platino. Para revertir esta dependencia, ha comentado que Europa se plantea que el 40% de los procesos se produzcan en la UE, evitar dependencias superiores al 65% de un proveedor y que el reciclado alcance el 25% de la producción. “La sostenibilidad es una demanda de la sociedad, que exige un espacio más habitable”. De igual modo, ha indicado que para aprovechar bien recursos como los fondos Next Generation debería haber una ampliación de plazos.
Por último, Moreno ha comenzado su intervención relatando que en el mundo se generan 62 millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos al año, un 80% más que en 2010, lo que supone 14 kilos de los 190 que se genera cada ciudadano. De estos materiales, “el 50% se recupera y se recicla” por medio de la minería urbana, que consiste en aprovechar los residuos que se generan para recuperar materiales como aceros, plásticos, cobre, aluminios, vidrio... “Se ahorra un vertido a la naturaleza”. De todos modos, ha alertado que el problema es cómo recuperar esos materiales, y cuando se recuperan, el problema es que “no se pueden colocar estos materiales”. Por eso, considera que hay que seguir el ejemplo de lo que se hizo con el plástico, que sí que se ha conseguido concienciar acerca de la necesidad de reciclarlo: “Es una apuesta por imagen de marca, pero también hay negocio; porque tiene un coste, pero también tiene un retorno”. Al respecto, ha apuntado que obtener financiación para proyectos que sean sostenibles “es más fácil que obtenerla para productos que no lo son”.
Por último, ha reclamado más pedagogía de cara al ciudadano, “si se le explica por qué tiene que pagar más, y no se utiliza la demagogia, lo entiende. Hay que concienciar al consumidor, ponérselo fácil”. También se ha referido a algunos materiales de difícil reciclaje, como el litio de las baterías, que ha calificado de “problema global”, o el silicio de los paneles solares.
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