El equipo de arqueólogos, antropólogos y documentalistas de Arqueoantro que excava la fosa 111 del cementerio de Paterna (València) ha localizado en poco más de dos meses de trabajo los cuerpos de 77 represaliados por el franquismo. La excavación ha llegado hasta la segunda saca de fusilados, del 6 de abril de 1940, de la que formaban parte 18 personas, según las estimaciones del documentalista Eloy Ariza en el último vídeo explicativo colgado en Youtube por Arqueoantro y la Delegación de Memoria Histórica de la Diputación de València, que financia los trabajos. En total, la fosa 111 del cementerio de Paterna alberga 150 cuerpos.
En la fosa, de varios metros de profundidad, los responsables de la excavación marcan cada cráneo como una “unidad funeraria”. “Una vez está totalmente limpio y documentado por nuestras compañeras antropólogas, se realiza una serie de documentación gráfica, unos dibujos que a la hora de localizar algún hueso son muy útiles”, explica Ariza en el último vídeo explicativo sobre la novena semana de trabajo. Los excavadores marcan las cotas que indican la profundidad a la que han aparecido los restos y realizan unas fichas antropológicas que detallan el número de huesos, la posición en la que han aparecido y su orientación.
El equipo de documentación de Arqueoantro registra mediante fotografías los restos, tanto en detalle como en planos generales, y los objetos que suelen aparecer en las excavaciones (munición y enseres personales de los represaliados que han permanecido bajo tierra desde la posguerra). Una vez que una capa de cuerpos están documentados, se procede a la exhumación. Con las fotos, generan un modelo en tres dimensiones de la fosa. Al final de la excavación, el material gráfico y audiovisual sirve para elaborar un breve documental dirigido a las familias y al público interesado en la excavación.
El arqueólogo Álex Calpe explica en el vídeo correspondiente a la octava semana de trabajos que la característica capa de cal que se suelen encontrar en las fosas grandes tiene una “potencia bastante importante”. “Hemos vuelto a sacar nódulos de cal de unas dimensiones considerables, de entre 15 y 20 centímetros de profundidad”, cuenta Calpe. Tras un minucioso y lento trabajo (“para no dañar los huesos ni retirar nada que no quisiéramos”), los responsables de la excavación documentan a cada individuo.
En la segunda saca, correspondiente a la tanda de fusilamientos del 6 de abril de 1940, “coincide el número histórico y el arqueológico”. “Gracias a testimonios orales y lo que hemos hecho en otras exhumaciones, sabemos que no siempre está ese número de personas en la fosa”, agrega el arqueólogo. En los dos meses de trabajo, los excavadores han llegado a varios metros de profundidad y “las condiciones son muy duras” por el agobiante calor. “Dentro de la fosa no corre ni una brizna de aire y tenemos un incremento de la humedad”, recuerda Álex Calpe.
Aun así, el ritmo de trabajo ha permitido sacar entre dos y tres cuerpos diarios. “La novedad y lo impactante, como suele pasar en Paterna, es que los patrones se repiten: cuerpos tirados, a una gran profundidad, maniatados y con muchos signos de violencia. Hemos abierto ya una decena de fosas y, aunque hay pequeñas variantes, la normalidad es esa repetición a la hora de asesinar y enterrar”, concluye el arqueólogo.