Más de 400 millones de deuda, pocos ingresos, un prestamista que quiere cobrar y jueces que le dan razón: El Consorcio Valencia 2007, el organismo que gestiona el recinto construido en 2005 junto al puerto de Valencia para albergar las regatas de la Copa del América, es inviable. Una herencia envenenada de Rita Barberá a su sucesor en la alcaldía, Joan Ribó.
El último varapalo a la entidad integrada por el estado, la Generalitat y el ayuntamiento viene de un juzgado de instrucción de Valencia, que obliga al consorcio a destinar todos sus ingresos a abonar el crédito impagado al Banco Santander. Otras rentas -el alquiler del edificio Veles e Vents, explotado por la iniciativa privada- ya habían sido embargadas judicialmente.
Valencia 2007 debe 440 millones, hasta ahora ha acumulado pérdidas todos los ejercicios y no hay previsión de que pueda generar ingresos para devolver el dinero a los prestamistas, básicamente el ICO, un banco público. Las obras fueron financiadas gracias a la intervención del gobierno de Rodríguez Zapatero, que fue muy criticado por el PP por no invertir en los grandes eventos de la época en la Comunitat Valenciana.
El consejo rector del consorcio ha constatado la imposibilidad de resolver del problema. Barberá, en su último año en el cargo, presumió de la mejora de las cuentas –ingresos en alza y gastos a la baja- pero según una estimación de este periódico los beneficios obtenidos son de pocos cientos de miles de euros. A este ritmo, necesitaría miles de años para saldar la deuda.
Con el recinto en pleno funcionamiento -amarres para embarcaciones, el Veles e Vents, un escuela de negocios y una incubadora de empresas de Juan Roig, el Beach Club recientemente inaugurado, los tinglados a rehabilitar y explotar...- las previsiones de ingresos nunca superarían los 20 millones de euros. Ahora no llegan a 10. Y hay que descontar los gastos, de alrededor de 7.
¿Qué hacer? Hay tres opciones sobre la mesa. La condonación de la deuda propiedad del estado a través del ICO, una reestructuración de ésta o…… no pagar. La primera ha sido descartada por el Ministerio de Hacienda, aunque Ribó, el pasado jueves, insistió en ella. Se confía en que un nuevo gobierno la acepte. La reestructuración tampoco es contemplada por el gobierno de Mariano Rajoy y la tercera es, por la vía de los hechos, lo que está ocurriendo. De ser una empresa privada, Valencia 2007 estaría en quiebra. Le debe casi 70 millones solo al Santander.
Con el PP mandando en los tres accionistas del consorcio -Estado, Generalitat y ayuntamiento- no se ha encontrado una solución. Ximo Puig, el presidente valenciano, y Ribó, únicamente ofrecen una alternativa: que el gobierno central perdone su deuda y asuma la contraída con la banca. Con el PP ha sido imposible. Creen que, tal vez, con la investidura de Pedro Sánchez que el PSOE negocia, entre otros, con Compromís, el recinto construido para la Copa del América se salve de la quiebra.