Los jefes de gabinete, personas que siempre se han caracterizado por trabajar en la sombra, se están poniendo de moda. Sin duda, el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es el más conocido. Miguel Ángel Rodríguez no repara en esfuerzos para anunciar en redes imputaciones de políticos y fiscales y se ha convertido en uno más de los arietes que el PP suelta contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero no es el único que está cosechando una fama inusitada. Y no precisamente por su discreción y buen hacer.
José Manuel Cuenca es el secretario autonómico del gabinete del president de la Generallitat, Carlos Mazón. Cuenca es, a día de hoy, la persona que más cerca susurra al oído al jefe del Consell. Como a Mazón, la terrible DANA que azotó Valencia también le pilló fuera de juego. Mientras el president estaba de comida con larga sobremesa en un reservado con la periodista Maribel Vilaplana, el que tenía que haber sacado a rastras del restaurante a Mazón por la catástrofe estaba de viaje privado en Bilbao. Y eso que había aviso de temporal días antes y el martes 29 de octubre se decretó la alerta roja. Cuando el jefe de gabinete intentó volver, se quedó atrapado en Xàtiva tras pasar por Madrid.
La metida de pata fue de tal dimensión que, cuando el jefe de gabinete de la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, intentó ponerse en contacto con Cuenca para avisarle de los problemas en la presa de Forata, el jefe de gabinete estaba incomunicado y no le contestó hasta 10 horas después. La vicepresidenta tuvo que llamar en persona a Mazón desde Bruselas. No le cogió el teléfono hasta la cuarta llamada.
José Manuel Cuenca fue el fichaje estrella para su gabinete. Cuenca es periodista y fraguó toda su carrera profesional en la cadena Cope. Primero como periodista deportivo y, después, como delegado en Alicante, Murcia y finalmente en Cuenca, donde fue desterrado por la emisora. Cuenca —el periodista, no la provincia— fue despedido la cadena Cope por un posible cobro de comisiones ilegales de la publicidad de la emisora en Murcia. La radio de los obispos fundamentó las acusaciones en una auditoría interna demoledora. No fue suficiente este informe, ya que el juez de lo laboral lo consideró de parte y decretó el despido como improcedente. El periodista cobró 127.729 euros de indemnización. Los jefes siempre suelen tener más suerte que la tropa.
Tras su salida trastabillada de los medios, Cuenca entró en la comunicación institucional para empresas contratistas de la Administración, es decir, como abridor de puertas con políticos. STV Gestión, una polémica empresa de Murcia liderada por el empresario José Alcántara, decidió incorporarlo a su equipo. La llegada del actual jefe de gabinete de Mazón les permitió entrar en numerosos ayuntamientos gobernados por el PP de Alicante y en la joya de la Corona, la Diputación de Alicante presidida por Carlos Mazón. En esa relación comercial es donde Cuenca y Mazón tejieron una amistad de hierro que propició que el periodista deportivo se haya convertido en el jefe de la sala de máquinas del Palau de la Generalitat.
José Manuel Cuenca se ha convertido en el 'enfant terrible' de Mazón. Es la persona que presiona a los medios de comunicación y que amenazaa los periodistas. Quien ofrece publicidad a cambio de un buen trato para su jefe. Es también quien da o quita paso a los empresarios que quieren tener una buena relación con la Generalitat.
El jefe de gabinete de Mazón no lleva muy bien las críticas a su superior. Ha llamado a directores de medios para quejarse por mensajes en redes de periodistas, con la correspondiente amonestación para los plumillas. También ha amenazado a periodistas con vetarles en À Punt. Hecho que, por cierto, no ha ocurrido, ya que en la televisión pública valenciana todavía hay una gestión profesional. También se dedica a llamar a las agencias de publicidad para que reduzcan las campañas a determinados medios de comunicación por su línea crítica con el poder. Ya ves, por sus críticas al poder.
Y como no, el clásico, ha puesto un férreo control sobre el dinero público que reparte entre los medios con un único argumento. La pleitesía. Como si el dinero público fuera suyo y la difusión de mensajes institucionales no se tuviera que hacer por audiencia o por lectores. En fin, ya vendrá en este 2025 la aplicación del reglamento europeo de Libertad de Medios de Comunicación y las correspondientes denuncias de empresas, y todo volverá a su cauce.
Este comportamiento del jefe de gabinete ha hecho que Cuenca, pero también Mazón, se haya granjeado grandes enemigos. Dentro y fuera. Fuera, quienes entienden que la gestión pública debe tener un mínimo rigor, objetividad y compromiso y Cuenca la está pisoteando. Y dentro, porque siempre hay alguien que quiere ser el primero que susurre a los oídos del presidente.