Un pasado muy presente
En las Corts Valencianes aprobaron una nueva ley de cooperación y desarrollo sostenible que viene a refundar el modelo instaurado por el conseller Blasco. Y el PP se abstuvo. Es cierto que la lógica política indica que lo más conveniente para los conservadores valencianos habría sido un voto a favor. Por eso su prioridad debería haber sido la de pasar página con discreción y buenos modales, sobre todo después de lo sucedido en la cooperación valenciana. Ya saben: robo, desvío de fondos, pisos, Miami, negratas y hasta un “a esta la violamos o cualquier barbaridad”. Pues no. Ni en aquello de cooperar con los que más lo necesitan encontró el PP lugar para el consenso, la disculpa o el tan católico acto de contrición.
Las razones que adujo la portavoz popular para no dar su apoyo a esta norma fueron básicamente dos. La primera: que la nueva ley no es más que un corta y pega de la suya que era “de lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior”. La segunda: que en todo el proceso de elaboración de la ley faltaron mimos y arrumacos a la sufrida oposición y sobraron alusiones a la corrupción que arrasó la cooperación valenciana. “Otra vez con el pasado”.
Y es que ya lo dijo el bueno de Mariano Rajoy cuando respondió a las impertinentes preguntas de aquel periodista alemán sobre su corrupción: “Eso por lo que usted me pregunta son cosas del siglo pasado”. Del pasado no… Del siglo pasado.
La cosa empezó por imputar a todo hijo de vecino (policía, fiscal, juez, periodista, ministro…) de urdir una trama para acusar falsamente al PP. De ahí pasamos al “que sí, pero era en simulado y diferido” y aquello del “no es cierto salvo alguna cosa”. Después vino “ese asunto por el que usted me pregunta” pasando por un plasma. Y ahora… “el pasado”.
Lo que parecen no entender los autores de tan brillante estrategia es que en política esto del “pasado” no funciona así. Por ejemplo: si un político roba un paquete de lentejas hoy en el supermercado de su barrio y mañana las imágenes de la cámara de seguridad del colmado abren el telediario ilustrando el texto de su escrito de dimisión estaremos hablando sin duda de un tema del pasado en términos políticos, aunque entre robo y dimisión no hayan pasado más de 24 horas. Pero si resulta que hoy nos enteramos de que el 2 de enero de 1998, el presidente de nuestro país robó el dinero de la colecta parroquial de las hermanitas del santo sepulcro de Almarrazote estaremos, sin duda, hablando de un tema del presente. Y lo será en tanto en cuanto el presidente en cuestión se resista a dimitir, explicarse o asumir alguna responsabilidad en tan repugnante asunto. Por cierto, como a la madre superiora le dé por aparecer en el programa de Ferreras haciendo memoria de lo sucedido con el presidente entre las paredes de aquel convento por aquellos años… sin duda tenemos un tema con futuro.
El tiempo en política lo determina el quién y no el cuándo. Mientras los implicados en delitos contemplados en el código penal vigente, tanto da si prescritos o no, sean protagonistas de nuestro presente político, sus repugnantes comportamientos por muy pretéritos que estos fueran, también lo serán. Dicho de otro modo Mariano… solo hay una forma de que tus anotaciones en la libreta de Bárcenas dejen de amargarte tu amodorrante presente, y no es otra que accedas de una vez y de buena gana a convertirte en ese pasado que tanto anhelas para tus asuntos.
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