En el pasado debate sobre el estado de la ciudad, Joan Ribó anunció el que puede convertirse en uno de los proyectos estrella para la próxima legislatura: la creación de un corredor verde en el cauce nuevo del Turia que conectaría el Parque Natural del Turia con l'Albufera. Apenas definió la propuesta, remitiéndose a futuros estudios técnicos sobre su potencialidad y poniendo como ejemplo las experiencias del Manzanares en Madrid o la del Besós en Barcelona.
Hay motivos para celebrar este anuncio. El nuevo cauce es en la actualidad un gigantesco canal artificial de evacuación de agua sin apenas valor medioambiental, que además se llevó por delante durante su ejecución buena parte de “l'horta sud”, perpetrando un disparate injusto no solo desde el punto de vista ecológico, sino también sociocultural por el traslado forzoso de las familias que vivían en ella.
Supone, sin embargo, una gran oportunidad para el diseño de un modelo de ciudad sostenible, responsable con el medio ambiente y beligerante contra el cambio climático. Poder naturalizar una superficie cercana a las 150 hectáreas conllevaría una infinidad de beneficios, además de para la flora y la fauna, para la ciudadanía de València y su área metropolitana: depuración del aire, regulación del microclima, drenaje, captación y depuración de agua que en la actualidad se desagua directamente al mar y por supuesto beneficios culturales, educativos, estéticos y sociales.
La clave para la consecución de estos beneficios está en poder llevar a cabo una verdadera naturalización de este espacio artificial, de este canal de desagüe, para que se convierta en un ecosistema lo más parecido a un río. Y es en este punto donde la política ha de hacerse a un lado y ceder el testigo, ya que hasta ahora nadie ha demostrado ser mejor naturalizando y creando ríos que la propia naturaleza y encima lo hace gratis, no cobra. A poco que se le de un empujón inicial mejorando el suelo aquí, realizando algunas plantaciones allá, la naturaleza te monta un bosque de ribera en unas pocas décadas.
Una buena ayuda inicial auspiciada por técnicos competentes en la materia y unas pocas décadas, he aquí el posible problema. El Ayuntamiento debe ser consciente de que lo que se proyecte y se empiece a ejecutar en las próximas legislaturas no debería dar sus verdaderos frutos en el horizonte temporal de las mismas. Que esto fuese así solo podría hacerse proyectando y ejecutando una zona verde, un parque en definitiva y un parque es básicamente artificializar lo natural, justo lo contrario de lo que hemos descrito más arriba. Conceptos que se han mencionado en la prensa al hablar del proyecto como jardín, zonas deportivas, zonas de paseo o carril bici, deberían a nuestro juicio desterrarse en la concepción inicial de las actuaciones para no condicionar las mismas y no desviar esfuerzos y montantes económicos de lo verdaderamente importante. Además, para conectar el Parque natural del Turia con l´Albufera mediante una infraestructura verde de manera rápida, el Ayuntamiento bien haría en ejecutar el proyecto que Per l´Horta ha puesto encima de la mesa para la ZAL.
Porque Valencia ya tiene un parque en un cauce que supuso una de las grandes conquistas de la ciudadanía en el último tercio del siglo XX. Las necesidades de la ciudad del primer tercio del siglo XXI son diferentes. Lo que se haga en el cauce nuevo, poco o nada debería tener que ver con lo que se hizo en el antiguo. Ya no necesitamos simplemente un “riu verd” necesitamos algo que se parezca lo máximo posible a un río de verdad.
Así pues consiste en un ejercicio de responsabilidad política desde el punto de vista medioambiental y económico no acometer un proyecto de estas características limitándose a los horizontes temporales de una o dos legislaturas. Y si no es mucho pedir, la labor experta de los técnicos convendría que fuera acompañada de un proceso de información y participación hacia la ciudadanía para que ésta también sea protagonista del mismo, y no nos enteremos a modo de anuncio personalista y mediático en un debate en el pleno del Ayuntamiento. Porque el “llit nou també és nostre”, no solo del señor Ribó.
En definitiva, nos felicitamos por el anuncio del alcalde, Joan Ribó, porque bajo los criterios oportunos se trata de un proyecto que hará que nuestra ciudad sea en un futuro más sostenible de lo que es hoy. Pero nos genera muchas dudas que sea el Ayuntamiento el que deba de acometer este proyecto, siendo más propio de la Conselleria de Medio Ambiente. Y también genera incertidumbre que un alcalde que se ha posicionado de perfil en otras cuestiones territoriales como la ampliación de la V-21 o la ZAL, sea el indicado para conducir un proyecto como éste, que parece desviar la atención de algunas de esas mismas cuestiones.
*Pau Martín Rivera, ingeniero de Montes, Área de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Movilidad. CCM Podem València