La mejora de EMT (también es cosa de todas)
El año en que las Fallas estrenaban su reconocimiento como Fiesta Patrimonio de la Humanidad, el que batieron su récord de asistentes y lo elevaron a cifras prácticamente insuperables, ese año también la EMT mejoró todos sus registros. Aumentó el número de viajeros respecto al año anterior un 3%; se incrementó hasta un 11% en el horario nocturno que funcionó ininterrumpidamente en 13 líneas regulares; la puntualidad subió también un 5% respecto al año anterior, y más de un 85% de autobuses salió a la hora establecida de la parada inicial. Los datos son muy satisfactorios y todos son resultado del gran esfuerzo de una plantilla de la EMT orgullosa y comprometida con su función de servicio público de referencia por lo que respecta a la movilidad en la ciudad de València. Pero, pese a todo ello, en la concejalía de Movilidad Sostenible aún aspiramos a más.
Cierto es que hay aspectos cuya mejora no depende de la concejalía. Cuando se ponen todos los recursos existentes a nivel técnico y humano a disposición del servicio, solo un aumento extraordinario de esos recursos podría incrementar la oferta, y todo el mundo es consciente de que, mientras el gobierno de Mariano Rajoy siga tratando el transporte público de nuestra área metropolitana como si València no fuera España, tendremos que apañarnos con seguir gestionando de la manera más eficiente los recursos existentes. Y en ese sentido todas estas cifras favorables acreditan el excelente trabajo de la nueva gestión de la EMT.
Sin embargo, también hay algo en lo que todas las personas (de hecho, la mayoría ya lo hace) nos podemos involucrar para mejorar aún más el servicio de EMT. Y es respetando y exigiendo respeto al correcto funcionamiento del carril EMT-Taxi. Es en ese aspecto en el que, gracias a la actuación responsable de buena parte de la ciudadanía, y gracias a la cooperación de la Policía Local en la medida en que le ha sido posible, también se ha mejorado bastante en estas últimas Fallas. Sin embargo, la persistente actuación de algunos infractores, insistiendo en utilizar los carriles que están reservados al único trasporte que es de todas, impidió que el servicio ofrecido durante estas fiestas fuera aún más eficiente.
Las consecuencias de este comportamiento —además de ilegal— incívico, destacan más en fechas como estas, pero lo cierto es que son igual de perniciosas en cualquier momento del año. Y aunque se trate de conductas aisladas, sus consecuencias son tan grandes (no hay conductor en València que no sufra a diario las consecuencias del estacionamiento ilegal en entornos escolares) que hay quien trata de hacerlas pasar por una conducta generalizada. Pero no es así. La exclusividad de los carriles reservados para el transporte público se respeta en las principales capitales de Europa, y València no tiene por qué ser menos. Las valencianas y valencianos nos merecemos el mejor transporte público y podemos hacer lo que está en nuestra mano para que funcione de la mejor manera posible. Ninguna especie de “maldición” señala a las valencianas como personas menos preparadas para ello, aunque no falten quienes utilicen argumentos de ese tipo para tratar de justificar su conducta incívica. Mejorar el transporte público en la ciudad es pues, también, una cuestión colectiva. Respetemos el carril EMT-Taxi, aislemos a los incívicos, y demostremos que València y sus habitantes no tenemos nada que envidiar a nadie, sino que también en este aspecto, podemos y vamos a ser ejemplares.
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