Ante notario
Dice el señor Rajoy que la próxima legislatura habrá una nueva financiación autonómica. Y la señora Bonig, ahora, después de que su partido haya doblado la cerviz durante años y años, se muestra reivindicativa. Y la verdad es que uno, a estas alturas de la película, está ya más que harto de las mentiras, de las poses, de los golpes en el pecho, de la mano en la frente, del “postureo” en definitiva de aquellos que dicen ser nuestros representantes.
Es por ello por lo que creo que ha llegado el momento de exigir que aquellos que quieran ser representantes en el parlamento español de nosotros, los valencianos, firmen un compromiso ante Notario. O no. Pero que se mojen en uno u otro sentido. Y el compromiso es muy sencillo; los y las aspirantes a diputados o diputadas elegidos por la Comunidad Valenciana se comprometerían a no aprobar nunca con sus votos unos Presupuestos Generales del Estado, gobernase el partido o la coalición que gobernase, en tanto en cuanto no haya sido aprobada una nueva financiación autonómica que ponga fin a la discriminación brutal que padecemos los valencianos. En definitiva, se comprometerían, nada más y nada menos, y es triste que esto suponga una novedad y sea casi revolucionario, a defender a los ciudadanos y a la circunscripción que los ha elegido: las provincias de la Comunidad Valenciana. Serían diputados y diputadas valencianas y no de tal o cual partido. Y comprobaríamos todos, viendo que candidatos de tal o cual partido firman o no firman dicho compromiso ante el Notario, quién está dispuesto a ser nuestro representante y quién se limitará a obedecer sumisamente a su partido.
Lo siento, pero la Comunidad Valenciana no puede, no podemos aguantar mucho más. Son 1.500 millones al año de infrafinanciación. Y llevamos décadas. Y no podemos seguir aguantando que, además de ser más pobres que la media, nuestra Sanidad y nuestra Educación, nuestras infraestructuras y nuestros servicios sociales, se sitúen sistemáticamente a la cola de España. Basta ya. Se acabó. Se trata simplemente de ser como los demás, de no hacer el canelo.
Y conste que esto desde una perspectiva muy alejada de himnos y banderas, himnos y banderas que me dejan, unos y otros, más bien frío. Lo que no me deja frío, lo que me encrespa, lo que no estoy dispuesto a permitir es que mis hijos estén condenados a ser ciudadanos de segunda en España. Eso sí que no. Si no más que nadie, no serán menos que nadie. Es por ello por lo que debemos exigir a nuestros representantes que lo sean. Nada más y nada menos. Y que se comprometan, después de décadas de mentiras y engaños, ante Notario a defendernos. Nada más. Y nada menos.
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