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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

CV Opinión cintillo

Fuster, un solitario secular

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“Qui diu que navegar es necessari?

Heus ací que m’encontre

deixatat, inexacte,

alegrement inútil,

enmig d’un fris de murtes i centaures,

enmig d’un tòpic lleu, indefugible.“

Joan Fuster, Quasi-oda al Mediterrani. Sueca, 1953

El próximo 23 de noviembre se abre el año Joan Fuster que será el 2022, cuando se cumpla el primer centenario desde que nació en Sueca, Ribera Baixa. Un día pregunté para una entrevista a Manuel González Martí, experto ceramista de orden, qué opinaba de Joan Fuster i Ortells y de su obra. Me dijo que estaba bien lo que escribía, pero “ no era preciso contar que en el entorno de los arrozales de la Albufera se cocinaban las paellas con ratas de marjal”.

València ingrata

En la ciudad de València, cuesta encontrar la calle dedicada a Joan Fuster (escriptor) en la zona de Tres Forques, entre las calles dedicadas al médico Norman Berthune y al músico Ayllón. En un cayado viario, de ida y vuelta, próximo al parque del Oeste. No está mal. También en Madrid, capital de callejero preferentemente militar, recientemente un juez ha mandado reponer el rótulo de la calle dedicada al general Millán Astray, personaje siniestro donde los hay. El alcalde J.L. Martínez Almeida, conocido por sus sobrinos como “tío Pepito” y preboste del PP, no ha dudado en ejecutar la sentencia sin recurso alguno, aunque se basara en defectos de forma. Cada día es más evidente que gobiernan España los jueces con sus togas, insignias y puñetas. Ni la Comisión Europea— reducto de última esperanza-- puede con ellos. Al Comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, partidos políticos y leguleyos le han hecho una cuchufleta, tras manifestar su indignación porque España funciona con varias cúpulas judiciales caducadas desde hace años.

Mirando abajo

No sé qué opinaría Joan Fuster si viera que nuestro president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, desde la responsabilidad de un gobierno progresista, se baja a Andalucía para intentar apuntalar la reivindicación de la financiación justa, con la que nos chulean a los valencianos, desde la legislatura anterior del Botànic. Con manifestación multitudinaria incluida. ¡Qué bochorno con música del maestro Serrano, dolçaina i tabalet! Los valencianos cultivamos la resignación. Desde entonces y mucho antes, nuestro conseller d’Hisenda, el catedrático Vicent Soler, va cada fin de mes a mendigar a Madrid, para poder pagar las nóminas y los gastos más precisos. Se lo apuntan al debe, que nunca se podrá pagar. Quienes siguen puntualmente este peregrinar al ministerio de Hacienda, con populares y socialistas, comprueban que son decenas, centenares, las visitas a la capital del Estado para incrementar la deuda que tiene contraída la Comunitat Valenciana en su erario público.

Presupuestos 2022

Mientras tanto las conselleries domésticas—las de Educación y Cultura, Agricultura y Medio Ambiente, Infraestructuras, Servicios Sociales, Sanidad, casi todas las demás, incluidas las Universidades y el Ayuntamiento de València—imploran clemencia ante la redacción de los próximos presupuestos autonómicos para 2022. Únicamente la conselleria d’Economia Sostenible i Empresa, que regenta Rafael Climent, nada reclama para hacer nada. Es otra forma de ver las cosas: si tienes proyectos necesitas dinero. Si no te lo dan se cierne la frustración. La economía sostenible es la que se arregla con lo que tiene. Sin recursos, menos responsabilidad y se diluyen los compromisos. La culpa: la conselleria y el ministerio de Hacienda. De paso el tándem Compromís- Més Compromís no se apunta tantos políticos con sus conselleries. Al PSOE de visión alicorta, le va de maravilla el ninguneo de Hacienda a Climent, desde el modelo económico a las entidades empresariales (Cámaras de Comercio, CEV, AVE, ferias, puertos….)

Nosaltres els valencians

Joan Fuster discreparía de la forma en que se administran los intereses políticos, culturales, económicos y territoriales de los valencianos. Es seguro que no escribió “Nosaltres els Valencians”(crac en 1962) , ocho volúmenes de Obras Completas y miles de artículos, desde su Sueca natal, para que Ximo Puig, después de anunciar , con trompetería, la Commonwealth valenciano, catalano, balear, con guiños a Aragón, para acabar tonteando con el presidente Andaluz, J.M. Moreno Bonilla, socio de gobierno de Ciudadanos, apoyado por VOX. Dicen que han conformado una alianza para el bien común, cuando la ministra de Economía y vicepresidenta plenipotenciaria de Pedro Sánchez, Nadia Calviño, ya vino a decir que la reforma de la financiación autonómica no es una prioridad para el gobierno de España ni para el Estado. Yolanda Díaz (jefa de U. Podemos), la nueva Juana de Arco de la progresía “enragée”, calla, otorga y se reafirma. No hay financiación autonómica justa en el horizonte. Convención del PP y Congreso del PSOE, abrirán la batalla electoral hacia 2023, en la arena valenciana. Donde se dirimirá el combate.

Commonwealth mediterránea

¿Qué ha pasado mientras tanto? Que el president Ximo Puig ha ido a entrevistarse con su homónimo catalán, Pere Aragonés con resultado negativo. Entre el patio de los Naranjos y el umbral del Palau Sant Jordi, el jefe del president de Catalunya, Oriol Junqueras, quemado con los desaires que recibió cuando vino a València, en apresurada sustitución de su president, entonces, Carles Puigdemont, le ha hecho saber que con Catalunya no se juega al sí pero no. Aragonés, empeñado en su baza bilateral con Pedro Sánchez, dialoga de Estado a “Estat catalá”. Nada de migajas autonómicas. Le ha recordado que los barones del PSOE y concretamente Ximo Puig, conocen bien el camino para impactar en la Moncloa y la forma de ponerse serios para exigir una reivindicación justa que viene de décadas. De idéntica naturaleza para para catalanes, valencianos y baleares de “Ses Illes”. Le ha dejado caer la inquietud ante la postura de los diputados y senadores socialistas por la Comunitat Valenciana, ante la aprobación, o no, de los Presupuestos Generales del Estado para 2022. ¿Volverán a dejar sólo a Joan Baldoví, de Compromís, para defender la dignidad del Consell progresista del Botànic? ¿Qué harán sus señorías por U.Podemos, cuya formación está trastocada y en celo en la C.V.? Esa es la cita decisiva para poner contra las cuerdas al gobierno Pedro Sánchez. Únicamente entiende de poderes fácticos y contundentes. Pedro Sánchez tiene muchos frentes abiertos, propios y ajenos. Nacionales e internacionales. No atiende a estratagemas ni a escaramuzas imaginarias. El País Valenciano que pretendía Fuster había de ser radical, riguroso y eficaz. En su concepción y en su estrategia. De ser excesivamente teórico, también debiera mantenerse firme y contundente en su trayectoria.

Criterio y rigor

Conocí y traté a Joan Fuster a finales de la década de 1970. Ahora es bastante ignorado, aunque conserva partidarios y enemigos. Algunos se consideran herederos únicos de su legado y los otros lo combaten desde el desconocimiento de su obra y personalidad. El País Valenciano sin Joan Fuster sería diferente. Todavía hay patanes que insisten en que el término País Valenciano es ilegal e incluso inconstitucional. Fuster, que nació y murió en Sueca (1992), fue el intelectual valenciano más relevante del siglo XX. De concepción enciclopédica y pluridisciplinar. Señor de Sueca donde vivió y trabajó la mayor parte de su vida. Gran tímido firme y pedagógico. Voltaire, Montaigne, Sócrates, Ulisses, le guiaron. Amante de la música seguida y asimilada desde el vinilo. Gran trabajador del que se oculta deliberadamente parte de su biografía. Trabajé con Fuster durante los ocho años en el transcurso de la concepción, organización, redacción, supervisión y edición de la Gran Enciclopedia de la Región Valenciana. Tras la huella de los dos jefes de redacción: Francesc Pérez i Moragón y Xavier Blai i Messeguer. El trabajo sistemático de Fuster en cuanto al rigor y los criterios, se ha “olvidado” en sus biografías.

Solitario

Al margen de las opiniones vertidas sobre su personalidad, exhibió talante liberal, entrañable y cordial. Su vida fue sobre todo la de un solitario con infinitos matices. Un día llegaba Raimon con una botella de whisky de malta. Otro, partía Joan Fuster para pasar una larga temporada en casa de Manuel Broseta Pont—en su primeriza faceta “almogaver”-- en Xàbia, los amores y desamores con Vicent Ventura, la incomunicación debida a su animadversión al teléfono, la visita informativa del fiel Josep Palacios, las comidas en la penumbra del restaurante Capri o las escapadas a Cullera a repostar en el Carlos IV, mirando al mar para romper con la claustrofobia de las estancias de su casa en Sant Josep, 10. Residencia en Sueca, donde lo perseguían los ultras con pintadas soeces y la bomba brutal de septiembre de 1981. Cuando intentaron segar su vida antes de hora. Día de gala fue el del acto oficial en el Instituto de Sueca al que se le dio su nombre. Asistieron los representantes políticos de la Transición, excluida la carcundia intransigente y levantisca. Presente Manuel Broseta Pont acompañado de su inseparable Vicente Arche Domingo. El director general de Educación del gobierno UCD, Doro Balaguer, Alfons Cucó, Emèrit Bono, Francesc de Paula Burguera, Vicent Ventura o Eliseu Climent. Fuster en cinco minutos de parlamento les instó a que despabilaran si querían llegar a algún sitio.

Centenario

Sería lamentable que se desaprovechara el año 2022 cuando se cumplirán los cien años del nacimiento de Joan Fuster. En pleno reverdecer de la furia anticatalanista, a cargo de la plana mayor del Partido Popular de Carlos Mazón y María José Catalá, cabe el repliegue de quienes mandan en la cultura y la política valencianas. Por la incapacidad de mantener la majestad de los principios contra las insidias de los enemigos de la razón, las evidencias y la fuerza de los hechos contrastados. Es la ocasión irrepetible de analizar la personalidad de Joan Fuster y la trascendencia de su labor y trayectoria como intelectual. Para dilucidar qué y cuánto le deben Catalunya y el País Valenciano i las Baleares. Volvemos a la Commonwealth Mediterránea de Josep Vicent Boira y Enric Juliana, treinta años después de su desaparición, el 21 de junio de 1992. “ I morir deu de ser això, deixar d’escriure”, es la inscripción que figura en su lápida en el cementerio de Sueca. Vicent Marzà Ibáñez tiene la palabra.

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