La guerra de Ucrania nos ha movilizado la conciencia, nos ha pedido actuar, nos ha despertado la solidaridad, y esto es fantástico. Pero la ola de solidaridad desatada, se está convirtiendo en un tsunami, un tsunami que está ocasionando graves problemas de logística y de generación de residuos en las zonas colindantes, por la enorme cantidad de envíos de comida, medicinas, ropa de abrigo y mantas, de personas o colectivos que están enviando a nivel particular o a través de organizaciones no especializadas y que no trabajaban en la zona anteriormente, enviando aquello que consideramos necesario, pero que no sabemos con seguridad si es exactamente lo que se necesita o si llegará finalmente a su destino.
Por este motivo desde la Coordinadora Valenciana de ONGD, siguiendo indicaciones de primera mano de las organizaciones especializadas en acción humanitaria, llevamos semana y media, pidiendo a la ciudadanía que deje de enviar, que las donaciones se realicen con carácter económico y a aquellas organizaciones que nos presten las garantías necesarias, para asegurar que nuestra colaboración llega. Es así, que hemos puesto en nuestra web un link que facilita información sobre aquellas organizaciones con años de experiencia en trabajo humanitario en Ucrania, totalmente fiables y absolutamente transparentes.
Son numerosas las voces, incluso a veces, la de mi mente, que explican este tsunami de solidaridad, por el hecho de que las personas de Ucrania son europeas, rubias, de ojos azules y se nos olvidan los más de 30 conflictos bélicos existentes actualmente en el mundo y con los que no se muestra la misma solidaridad, conflictos que suponen que 75 millones de personas como tú y como yo (pero que han tenido la desgracias de nacer en lugares maltratados e ignorado como Afganistán, Etiopía, Palestina o Colombia) se hayan visto obligadas a desplazarse de sus hogares. A la inmensa mayoría, les denegamos refugio y protección. Les denegamos justicia.
Pero luego, intento hablarle a mi mente, y como persona defensora de la condición humana y mujer de ciencia, creo que la explicación es otra. Se trata de una pseudoforma de aplicación de la teoría de la relatividad de Einstein. Me explicaré.
Según Einstein, el espacio y el tiempo es relativo al estado de movimiento de la persona que observa. Pues bien, esta guerra está situada en un espacio más próximo a nuestro país, nos resulta mucho más sencilla la logística de envío de cosas, incluso podemos desplazarnos en nuestro vehículo, sin dedicar el tiempo necesario a pensar qué es lo que realmente se necesita y cómo adquirirlo (por ejemplo localmente, para generar economía allí, o a través de las organizaciones humanitarias profesionales, que ya tienen material especial para emergencias). Tampoco nos damos cuenta de que esto no es algo puntual, sino que se dilatará en el tiempo.
Además, tanto medios de comunicación como la clase política, invierten una enorme cantidad de tiempo diaria en hablarnos del tema, lo que provoca la necesidad de movimiento inmediata de las personas que observan. Imaginemos que se dedicara el mismo tiempo en los medios de comunicación a hablar del resto de conflictos bélicos, a explicar las causas reales de por qué se nos llenan de personas en busca de seguridad vallas y mares, que también son espacios cercanos a nuestro país. Imaginemos que nuestros gobernantes invirtieran tiempo en reunirse tantas veces para intentar solventar otros conflictos bélicos, como lo han hecho con éste. ¿No provocarían que el movimiento del observador fuera otro?
Os animo a movilizarnos, de manera perpetuada en el tiempo y en todos los espacios en los que existen conflictos bélicos, con aportaciones económicas a aquellas organizaciones que son fiables, expertas y llevan años trabajando en las zonas con necesidades humanitarias, que garanticen que nuestra solidaridad verá su fruto. También a movilizarnos con demandas a nuestros gobernantes de apertura de corredores humanitarios y de compromisos para agilizar la acogida de todas las personas que la necesiten, garantizando el derecho de asilo de las personas y las familias desplazadas.
¡Que este maravilloso tsunami de solidaridad, lo podamos ampliar en el tiempo y el espacio, garantizando el movimiento de las distintas personas que observan, aunque lo convirtamos en una ola más pequeña! ¡Reivindiquemos la importancia y la necesidad de la política de cooperación internacional