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CV Opinión cintillo

La inmensa minoría

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Últimamente se repiten las voces de aquellos que justifican sus propuestas apoyándose en la expresión “la inmensa mayoría”. Es un argumento que vende, que parece convencer pero que no responde a la realidad objetiva.

No hay ninguna duda acerca de que las instituciones democráticas pueden tomar las decisiones que consideren oportunas pero es sorprendente que, de pronto, la inmensa mayoría es partidaria de la cuestionada ampliación del puerto de València. La inmensa mayoría quiere revertir la configuración de la plaza del Ayuntamiento, la inmensa mayoría sueña con retornar el tráfico a la calle de San Vicente. Todo era un clamor popular y no lo sabíamos. También quiere esa mayoría abrumadora elevar al altar a la tauromaquia, combatir nuestra lengua, negar la violencia machista criminal, o despedir a gestores culturales que han demostrado su valía. Y voceando la expresión “la inmensa mayoría” quieren hacernos creer que les acompaña la razón y por eso tienen luz verde para sus ocurrencias.

Basta analizar los resultados electorales en la ciudad de Valéncia para comprobar que nada de eso es verdad. Los números son tozudos y objetivos, y esos números nos dicen que en las pasadas elecciones municipales, los partidos coaligados que gobiernan en el ayuntamiento solo obtuvieron una inmensa minoría. Ni siquiera una mayoría justita, nada de eso. Juntos, y parece que revueltos, en el casillero tenían el 35% de los votos posibles. Es decir, son la mayor minoría pero fueron muchos más quienes no les acompañaron. Reiterar que su opinión está avalada por la “inmensa mayoría” es populismo, no responde a la realidad y supone una soberbia enorme acompañada de falta de argumentos.

Como es obvio, esto no resta ni un ápice de legitimidad para gobernar. Después de las elecciones son un ayuntamiento con todos los derechos, sin pero alguno. Lo que no pueden es decir que lo hacen en nombre de “la inmensa mayoría”. Ese falso argumento repetido hasta el infinito merece una respuesta ya conocida: No en mi nombre.

En lugar de presumir con argumentos vacíos tal vez deberían pensar que son eso, una inmensa minoría y, sobre todo, no tomar en vano a toda la ciudadanía, muy numerosa, que se opone a volver a atrás. La corporación municipal, fruto de la alianza con la sinrazón, tiene la autoridad y todas las posibilidades de ejercerla, pero si mira alrededor verá que esas políticas de la marcha atrás que ahora propone van en dirección contraria a las iniciativas mundiales, y solo son un retraso absurdo sobre un proceso que tarde o temprano volverá al itinerario del bienestar colectivo, ese del que no deberíamos separarnos.

Entonces, este ayuntamiento, no solo habrá sido un paréntesis a olvidar, sino un precioso tiempo perdido en el objetivo de una ciudad vivible para todos dentro de un planeta garantizado.

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