Joan Fuster y su visión de las mujeres

Una de las características que el histórico contexto patriarcal ha conllevado es la cantidad de pensadores y sabios, muy admirados, que fueron misóginos, y ayudaron a gestar y justificar las bases del patriarcado: Aristóteles, Quevedo, Ortega y Gasset, San Agustín, Freud, Shopenhahuer, Pío Baroja –estos tres últimos de una misoginia patológica-… y un largo etc. Sus adoctrinamientos están bañados de una capa machista que hace valorar más aún el duro camino de las feministas.

Es por ello que Joan Fuster, pensador de enorme obra y de quien conmemoramos ahora el centenario de su nacimiento, mostrará –en pleno franquismo- su sensibilidad ante las cuestiones de género. Vale la pena recorrer algunos de sus escritos para evidenciar que estaba al tanto y solidario de las ideas que iban desgranando en Europa las mujeres escritoras. Traigo a la luz algunas frases al respecto que nos dejó.

En 1957 escribe un ensayo bajo el título El món literari de sor Isabel de Villena, la religiosa considerada la primera escritora en valenciano, cuya obra Vita Christi Joan Fuster la enmarca en el protofeminismo español del siglo XV. Ya en 1964 en su libro Diccionari per a ociosos escribe sobre el uxoricidio –la muerte causada a la mujer por su marido- tema entonces silenciado, y que sigue, desgraciadamente, de plena actualidad. En 1970, en el diario La Vanguardia, en el artículo La emancipación de las señoras declara: “Desde mis tiempos adolescentes estoy incondicionalmente a favor de la emancipación de la mujer”. Y apunta que ser mujer constituye una proposición antes que biológica, filosófica. “La mujer alienada ¿es una mujer? ¿No será la mujer una creación histórica todavía en trámite, cuya perfección solo sería cumplida en el extremo de su entera emancipación? La sociedad dominada por el hombre la ha sometido, la ha sacrificado, la ha postergado”. Para Joan Fuster es necesario un “reajustamiento social de la mujer”.

Es decir: la mujer no tiene en esta sociedad patriarcal conocimiento de sus derechos y de su autonomía; por lo tanto, alienada, ha perdido la consciencia de lo que es de verdad ser una mujer en su completitud. Fuster, uno de los mejores y agudos creadores de aforismos, nos invita a pensar, –y hay que contextualizarlo en el franquismo- en el maltrato que se le daba a la mujer. Su libro L’home mesura de totes les coses (1967) muestra también un sentido filosófico-antropológico neutro como el genérico de “homo sapiens sapiens”: estamos ante la conocida afirmación del filósofo griego Protágoras en donde el ser humano -hombre y mujer- puede y debe atribuirse cualidades éticas y racionales que lo convierten en el centro universal de cómo piensa y construye su mundo.

Otra muestra en 1980 de su apuesta a favor del feminismo nos la ofrece en su libro Discordances: “La protesta feminista actual no solamente es lógica sino inevitable y urgente. Más todavía: es necesaria desde el punto de vista masculino. Las discriminaciones jurídicas, éticas, políticas vienen de lejos. Ha llegado el momento de suprimirlas”. Fuster nos da los apuntes indispensables para entender que la masculinidad hegemónica es una herramienta patriarcal que es preciso desarmar en aras de la libertad humana. Valga un inciso: la admiración a la mujer como ser práctico que pone los pies en la tierra lo demuestra este aforismo: “Les dones viuen; els homes, en general es pensen viure”.

Para finalizar este artículo no puedo obviar el ensayo “Amor” de su libro Diccionari per a ociosos:  un recorrido erudito por las diferentes maneras de amar desde el siglo XII, con los trovadores, y con un enfoque lúcido irrebatible: “Lo importante es que hoy las mujeres se han desprendido de muchas sujeciones (…) y se encaran con los hombres, juegan un papel activo”, vinculando el cambio de concepción del amor con la emancipación de la mujer. Podría poner más ejemplos de la defensa de la mujer que hace Joan Fuster quien, además, mantuvo una excelente relación con grandes escritoras feministas como Maria Aurèlia Capmany, Monserrat Roig o Isabel-Clara Simó. Con todos estos mimbres -y teniendo en cuenta el contexto franquista en que escribió- descubrimos la mirada reivindicativa de Joan Fuster sobre la mujer.