Los grupos de la oposición ahondan en las contradicciones del Gobierno valenciano de PP y Vox y tratan de averiguar cuál es la posición del Ejecutivo autonómico en asuntos como la violencia de género o el cambio climático. En el primer examen parlamentario al Gobierno de Carlos Mazón, PSPV y Compromís han interpelado al líder popular por la postura de sus socios de extrema derecha respecto a los consensos adoptados en la Cámara y las políticas públicas que pretende adoptar, dada la incertidumbre.
La izquierda valenciana insiste en la estrategia de desgaste hacia el PP, que gobierna la autonomía gracias a un pacto que omite la violencia de género y la oculta tras el término “violencia intrafamiliar”, junto a dirigentes que aseguran que la violencia machista “no existe” o aluden a “la perversa Agenda 2030” al referirse al cambio climático, asuntos que fueron clave en el Ejecutivo progresista. En esta tesitura, la oposición insiste en saber qué hará el Consell con las leyes de protección ambiental, con los recursos para las mujeres víctimas de violencia machista o respecto a la política lingüística. En media docena de ocasiones han preguntado por estas cuestiones, y en media docena de ocasiones se han encontrado sin una respuesta clara.
El Ejecutivo autonómico que encabeza Mazón ha esquivado las preguntas más sensibles, las que atañen a asuntos que llevan meses provocando críticas, respondiendo con evasivas, ironía o chascarrillos. El presidente ha lamentado que la oposición no le dé ni “cien días de gracia”, se siente insultado por los grupos -el PSPV le llamó “ladrón” en la primera votación de la Mesa- y ha ironizado con que, tras el Consell encabezado por Ximo Puig, “no podía andar con tanta vivienda construida”.
Los consellers de Vox no han intervenido en la sesión de control, limitando su espacio a la portavoz de la formación, Ana Vega, cuya interpelación ha sido también respondida por el propio president. En su lugar, el líder del Ejecutivo ha trasladado esta responsabilidad a la vicepresidenta segunda y consellera de Igualdad, Susana Camarero; a la consellera de Medio Ambiente, Salomé Pradas, y a la titular de Hacienda, también portavoz, Ruth Merino. Las tres han lidiado con las interpelaciones dirigidas a sus socios de gobierno, respondiendo a una acusación con otra, haciendo de parapeto para sus socios. A la oposición no le interesa ni la violencia de género ni el medio ambiente, han utilizado a las víctimas y no han tomado medidas, han espetado en sendas interpelaciones. Merino, quien lleva tres meses respondiendo semanalmente a estas cuestiones en las ruedas de prensa tras el pleno del Consell, sí ha sido más clara, señalando: “Los pasos que da este gobierno son consensuados. Este gobierno es único, actúa en equipo”.
Lejos parecen quedar los tiempos en los que era el PP quien exploraba y explotaba las contradicciones entre PSPV, Compromís y Unides Podem en el Consell del Botànic, con una metonimia política: el presidente por el todo. Todo lo que hace y dice el Ejecutivo es asumido por su máximo responsable. En la primera sesión de control desde el vuelco electora, los roles se han invertido. La portavoz socialista, Rebeca Torró, ha apuntado: “Nos preocupa que no les separa nada de Vox: han hecho suyos todos sus planteamientos”. Tras ella, la diputada socialista María José Salvador ha reprochado a Mazón su “equidistancia” frente a sus socios “negacionistas”, que actúan bajo su beneplácito, mientras que su compañero de partido, Arcadi España, planteaba: “¿Comparte con su vicepresidente que la violencia de género no existe?”.
En el turno de Compromís, su portavoz, Joan Baldoví, exhibía esas posturas diferenciadas leyendo una retahíla de declaraciones recientes de los miembros del Ejecutivo autonómico. Mientras el conseller de Agricultura (Vox) niega el cambio climático, la portavoz (PP) subraya que existe; mientras un diputado de Vox niega la violencia machista, la vicepresidenta segunda (PP), subraya su compromiso para combatirla. Tras el primer examen, donde los populares han evitado la confrontación directa de sus socios de gobierno con la oposición, su posicionamiento sigue sin quedar claro.