El 'día D' de Zaplana: un alud de preguntas a la espera de respuestas
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Un total de 12.474 días después, el ex presidente valenciano Eduardo Zaplana comparecerá ante un tribunal para explicar si finalmente cumplió sus deseos de poner el turbo para hacerse rico a base de “comisioncitas”. Es el tiempo transcurrido entre aquella declaración de principios a su amigo concejal de València Salvador Palop (“tengo que hacerme rico”) y este martes 9 de abril de 2024, cuando ha de declarar como acusado de ser el principal beneficiario de una trama de mordidas que habría cobrado al menos 20,6 millones de euros a cuenta de la privatización de las ITV y el Plan Eólico valenciano.
Han pasado 2.149 días desde que fue detenido por la UCO, aquella mañana del 22 de mayo de 2018. Pese a sus constantes quejas alegando indefensión y a que está “convencido” de su inocencia, Zaplana no ha querido nunca declarar ni ante la jueza de instrucción, Isabel Rodríguez, ni ante el fiscal Pablo Ponce. Y habrá que ver si finalmente accede o se niega a responder a la batería de preguntas del ministerio público. En cualquier caso, la comparecencia de Zaplana ante un tribunal es histórica. Pese a ser quizás el mayor coleccionista de escándalos de la democracia española y pieza nuclear en algunos de los más importantes casos de corrupción (marujazo, caso Sanz, Terra Mítica, Ivex-Julio Iglesias…), el ex presidente no ha sido llamado a declarar ni una sola vez en ninguna de las causas. Ni siquiera como testigo. Ni en Terra Mítica, que vendría a ser la madre de todas las corrupciones, la primera gran estafa made in Zaplana. Aquel macroproceso se saldó con 22 condenados a un total de 305 años de cárcel, pero en los doce años de instrucción Zaplana no estuvo entre los 330 citados como testigo.
Tampoco fue imputado ni citado a testificar en la causa Ivex-Julio Iglesias, corruptela que llevaba sello de autor. En los 18 años que ha permanecido abierta, hasta ser archivada en septiembre de 2022 por prescripción gracias a la inacción del juez presuntamente instructor, Zaplana nunca pasó por el juzgado. Como se cuenta en el libro Los tentáculos del truhan con aporte de pruebas, el autor intelectual y material de aquel expolio de más de 12 millones de euros fue Zaplana. Decidió el fichaje, las condiciones y la salida de fondos a través de un contrato en B, pero nunca fue llamado a declarar.
Zaplana, frente al espejo
Zaplana se sentará frente al espejo para intentar seguramente engañar al propio Zaplana. Esta vez, y eso también es noticia, vivirá la experiencia inaudita de enfrentarse a la deserción de sus leales tras el acuerdo de conformidad alcanzado, de momento, por el fiscal Ponce con el ex jefe de gabinete Juan Francisco García, los empresarios Vicente y José Cotino Escrivá y el presunto testaferro Joaquín Barceló, Pachano.
La UCO y el fiscal Ponce han desgranado indicios y pruebas que sustentan la petición de 19 años de cárcel y 40 millones de multa al expresidente. Zaplana sostiene que el dinero no era suyo, sino del testaferro uruguayo Fernando Belhot, pero deberá aclarar unas cuantas docenas de dudas, indicios y pruebas que lo sitúan en el epicentro del lodazal. He aquí unas cuantas.
Si no tiene nada que ver con todo este entramado de comisiones y blanqueo, ¿por qué se ha negado a declarar incluso después de levantarse el secreto de sumario? ¿Por qué tanto empeño en anular la causa atacando la instrucción si no tiene nada que ver con el fondo del asunto? ¿Si su nombre no figura en los papeles que el sirio Imad Al Naddaf Yalouk entregó a Marcos Benavent, por qué centra toda su estrategia en desacreditar su origen?
¿Cómo explica la segunda hoja de ruta, hallada en los registros de su piso de Pascual y Genís en la que se esboza la arquitectura de la repatriación de fondos, del blanqueo de capitales? Dice que Belhot miente y que el dinero de su cuenta en el banco suizo Julius Baer no era suyo sino del letrado. Entonces, ¿por qué devolvió los 6,7 millones a la Hacienda pública? ¿Por qué un abogado uruguayo “regala” dinero a los valencianos? Si no era su testaferro ¿Por qué ese experto en ingeniería financiera entregó en siete años 2,3 millones a la secretaria de Zaplana, Mitsouko Henríquez? ¿Por qué se reunió tantas veces con él y con otros acusados si no había “negocios” en común? ¿Qué relación tenía con Belhot? ¿Por qué hablaron en la reunión de abril de 2018 en el hotel Wellington de Madrid sobre qué tamaño de billetes debía facilitarle el letrado a para tener efectivo en esa repatriación de fondos? ¿Por qué el ex presidente estaba tan interesado en que el dinero no levantara sospechas? ¿Sospechas de qué?
¿Por qué en las grabaciones del caso Lezo se constata su preocupación por el hecho de que el nombre de Belhot y una de sus sociedades habían salido en prensa? Si no es su testaferro, ¿qué le preocupaba? ¿Para qué convocó el ex presidente en febrero de 2009 una reunión con Belhot, con el contable Francisco Grau y con su amigo Joaquín Barceló, Pachano?
El rastro del dinero y la agenda de Zaplana se abrazan constantemente. ¿Es casualidad que el 11 de junio de 1997 cenara Zaplana con Juan Cotino, justo la noche anterior a que se aprobaran los pliegos del concurso de las ITV? El 6 de agosto de ese año, Zaplana se citó de nuevo con Cotino, según la agenda del ex presidente. ¿Es casualidad que justo ese día se reunió la mesa de contratación? El 9 de mayo de 2001, los Cotino constituyeron Imison Internacional, la firma clave para canalizar las comisiones. ¿Es casualidad que el ex ministro cenara con Juan Cotino cuatro días antes?
El 28 de septiembre de 2005, se hizo una transferencia millonaria desde Imison a Fénix Investment, la sociedad supuestamente de Juan Francisco García. ¿Es causalidad que el día siguiente Zaplana se reuniera con su ex jefe de gabinete? Juan Francisco García presidió aquella mesa de contratación, ¿por qué y quién decidió que su jefe de gabinete controlara aquella concesión, con el también zaplanista José Antonio Manteca de vicepresidente? ¿Por qué, si todo fue impecable, tanto García como Manteca se negaron a firmar el acta de las adjudicaciones? El 10 de abril de 2006 se constituyó Gesdesarrollos Integrales, una de las firmas acusadas por haber servido para blanquear el dinero a través de la compraventa de inmuebles. ¿Es causalidad que tres días antes se reunieron Zaplana, Francisco Grau y Pachano?
El 4 de septiembre de 2013 culminó el traspaso de fondos del entramado de Luxemburgo al de Belhot. ¿Es causalidad que cinco días después Zaplana se reuniera con el abogado uruguayo? El 5 de junio de 2015, el abogado abrió una cuenta en España desde la que se quiso invertir en el puerto deportivo Luis Campomanes en Altea. ¿Es causalidad que un día antes se reunieran Zaplana, Grau, Pachano y el propio Belhot?
¿Qué interés puede tener la presunta primera gestora del patrimonio oculto de las comisiones y artífice de crear las empresas en Luxemburgo, Beatriz García Paesa, en implicar a la trama de políticos y empresarios valencianos liderada por Zaplana? Si el ex presidente no tiene nada que ver con este asunto, ¿por qué los administradores de las sociedades eran su amigo de la infancia, Pachano, o su ex jefe de gabinete, Juan Francisco García? ¿Por qué todo su círculo de confianza, desde la secretaria personal hasta su contable, Francisco Grau, figuran en los órganos de gobierno de las sociedades? Sostiene la defensa que el piso madrileño de la calle de Núñez de Balboa, en el barrio de Salamanca, no era suyo. ¿Por qué Zaplana tenía las llaves y usaba una vivienda a nombre de Costera del Glorio? ¿Es casualidad que esta mercantil estuviera administrada por Pachano y, luego, por firmas de Belhot? ¿Por qué su secretaria organizó la mudanza, como acredita la investigación? ¿Por qué su colaborador Gregorio Fideo, fue quien buscó a la empleada de hogar?
¿Se reunió el ex presidente recientemente con su amigo y hasta ahora fiel colaborador Pachano porque sospechaba que había firmado un acuerdo de conformidad con el fiscal? Si no tiene nada que esconder y no era testaferro suyo, ¿por qué lo acusó, en presencia de Francisco Grau, de ser un traidor? ¿Traidor a qué, a quién y por qué?
- Francesc Arabí es periodista y autor de Ciudadano Zaplana y Los tentáculos del truhan.
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