El nuevo presidente de la Diputación de València, Toni Gaspar, retoma el mandato que hizo ascender a su predecesor. Jorge Rodríguez, antes de caer por la 'Operación Alquería', que investiga una decena de contratos en la empresa pública Divalterra, llegó a la presidencia con promesas de adelgazar la administración. El eufemismo, para parte de la dirección del PSPV-PSOE, significaba ir vaciando de competencias este organismo, que caso de corrupción tras caso de corrupción, cada vez gustaba menos.
Una vez al mando, Rodríguez fue modificando su discurso, defendiendo que estas instituciones son las más cercanas a los ayuntamientos y que quizá se tratara más de un problema de pedagogía; de desconocimiento de su labor, que no de estructura.
Las diputaciones provinciales son para muchos una institución arcaica, propia de otros tiempos en los que los controles democráticos ni estaban ni se esperaban. La falta de controles derivó -en el ámbito valenciano- en casos como Imelsa, que dio origen al caso Taula, una de las investigaciones más importantes que la Justicia sigue contra el PP valenciano. El caso de la cúpula de Divalterra ha servido a los partidos de izquierda para retomar este discurso, en aras de una administración, como mínimo, más transparente.
En la toma de posesión, el nuevo presidente, Toni Gaspar, ha dejado ver parte de su hoja de ruta, aunque no ha ofrecido un programa concreto de Gobierno para el año que resta de legislatura. En un discurso más filosófico que pragmático en el que ha reflexionado sobre la conversión de la política en espectáculo -algo en la que han tenido que ver representantes, redes sociales y medios de comunicación-, Gaspar ha apuntado al cierre de las diputaciones: un deseo de sus compañeros de Gobierno y un conflicto en su propio partido. “Las instituciones están al servicio de la ciudadanía y si han de cambiar, fusionarse o desaparecer, que nadie se rasgue vestiduras o se espante. No hay instituciones intocables o de signo divino. Si hay una forma mejor de hacer las cosas, es una obligación hacerlo”, ha señalado el nuevo presidente.
Recién estrenado en el cargo, con la remodelación de la estructura de presidencia pendiente, el también alcalde de Faura se apunta a una competición en la que no tiene todas las de ganar en el PSOE. El sector del actual ministro de Fomento, José Luis Ábalos, con la mayoría en la provincia de Valencia, no es demasiado favorable al desmantelamiento de las diputaciones, al contrario que la corriente de Ximo Puig, que ha venido itentándolo con varias normas; una de ellas tumbada por el Tribunal Supremo.
Fue el propio Puig, en un acto que no gustó a sus socios de Gobierno, quien propuso a Gaspar para presidir la Diputación cuando hubo que buscar sustituto a Rodríguez tras su detención en la Operción Alquería; una maniobra rápida para evitar que la sucesión diera pie a una batalla en el PSPV, cuyo sector en la provincia de Valencia es mayormente afín al ministro. Días después, el president anunciaba en la sesión de control en el parlamento valenciano la intención del Gobierno de crear una nueva ley de para ir vaciando las corporaciones provinciales y potenciando los gobiernos locales.
La estructura provincial y las diputaciones son herramientas que no gustan a la izquierda valenciana, que prefiere optar por la administración de proximidad. Los socios de gobierno de los socialistas valencianos en la Corporación provincial, Esquerra Unida, València en Comú y Compromís han dejado claro que quieren un desmantelamiento protegido de estas estructuras y, en especial, el cierre de Divalterra. Eso sí, sin dañar a los cerca de 700 trabajadores que hay en la empresa, en su mayoría brigadistas.
La sombra de Alfonso Rus
En las intervenciones de los seis grupos de la Diputación y del diputado no adscrito se ha recordado la etapa de Alfonso Rus, que centra las investigaciones policiales, y la famosa grabación de los “mil, dos mil, tres mil, quatre mil..., dotze mil; dos milions de peles”, que se le atribuía erróneamente al expresidente, como ejemplo de una etapa que los diputados creían superada.
La portavoz del PP, Mari Carmen Contelles, que también se ha presentado como candidata en la investidura, ha considerado la propuesta de Gaspar como “una tomadura de pelo” y ha acusado a los socios de gobierno de “amarrarse a los sillones” y de haber perdido “credibilidad”, además de buscar despedir a los trabajadores de Divalterra. Al respecto, Gaspar, en un giro humorístico, le ha recriminado que “no puede ser que le diga que es una tomadura de pelo a alguien como yo”, señalándose la cabeza.
Al acto ha acudido el presidente de las Corts, Enric Morera; el conseller de Hacienda, Vicent Soler, numerosos alcaldes de la provincia, así como diputados de las Corts como Fernando Delgado. El que fuera jefe de Gabinete de Jorge Rodríguez, Ricard Gallego, también ha acudido a la toma de posesión de Gaspar.