En las prisiones valencianas han fallecido 108 presos entre 2015 y 2019, la mayoría en la cárcel de Picassent (València), según indica el Gobierno en una respuesta parlamentaria al senador de Compromís Carles Mulet.
2018, con 28 fallecimientos, fue el año en el que se produjeron más muertes en las prisiones valencianas, seguido del 2016 (23 decesos), 2017 (21), 2019 (19) y 2015 (17). Cada año se producen más muertes en la prisión de Picassent, seguida de la de Alicante II.
La respuesta del Gobierno no detalla las causas de la muerte. El último informe general de Instituciones Penitenciarias, aunque no desglosa los fallecimientos por comunidades autónomas, indica que la mayoría de los fallecidos en prisiones en 2018 corresponde a causas naturales (cardiopatía isquémica y tumores, principalmente). Por debajo, sobredosis (61 casos) y suicidios (33), dos causas de fallecimiento que aumentaron respecto al año anterior.
En 2018, de los 210 fallecidos en cárceles o en sus respectivos hospitales de referencia, 200 eran hombres y 10 mujeres, con una media de edad de 44,9 años. Una veintena de fallecimientos se produjo durante permisos u otras situaciones similares.
El Casal de la Pau de València, un centro dedicado en exclusiva a la atención de presos o expresos sin recursos, mantiene un convenio con Instituciones Penitenciarias para ayudar a presos en libertad condicional por enfermedad. “Llevamos 20 años acogiendo a personas gravemente enfermas”, afirma el director del Casal de la Pau, Vicente Serrano.
La entidad cuenta con un equipo de profesionales y voluntarios que hacen tareas de acompañamiento hospitalario. “Tenemos también un cuerpo de voluntariado formado en el acompañamiento a la muerte que está con estas personas en el último tramo de su vida”, dice Serrano.
La gran mayoría de los presos enfermos que acogen, liberados por un juez de vigilancia penitenciaria por motivos humanitarios, padecen pluripatologías. “Muchas veces llegan con hepatitis, VIH, enfermedades oncológicas o vinculados al sistema respiratorio y enfermedades del corazón”, resume el director del Casal de la Pau.
La secretaria de la asociación Obra Mercedaria de València, María Angeles Ortí, critica que la situación de la atención sociosanitaria en las prisiones es “completamente deficitaria”. “Tenemos personas mayores, personas con patologías mentales, adicciones, o enfermedades crónicas, una población que a nivel sanitario reúne unas características muy específicas y para la que la atención médica es completamente deficitaria”, sostiene.
“La población penitenciaria que tiene trastornos o patologías mentales es muy superior a la que hay en la calle pero no hay casi psiquiatras”, dice Ortí. “Se incumplen los derechos humanos”, concluye.
Las cárceles dependientes de la Administración General del Estado (en Catalunya las competencias en materia penitenciaria están transferidas) se encuentran exactamente en la media europea en cuanto a mortalidad: 30,4 fallecidos en prisión por cada 10.000 internos, según el informe Space 2018 del Consejo de Europa elaborado por el la Universidad de Lausanne y que recoge las estadísticas penitenciarias y penales de los 47 estados miembros.
“Muy por encima de España, Portugal registra 42 fallecidos por cada 10.000 internos e Inglaterra, 39.5. Por debajo de las españoles, las cárceles francesas registraron en 2018 28,3 fallecimientos y las italianas, 26.8”, arguye la secretaría general de Instituciones Penitenciarias, que también recuerda que las prisiones españolas son las que menos suicidios contabilizan.
“Mientras la media de los países del Consejo de Europa se encuentra en 7,2 suicidios por cada 10.000 internos, el dato de las prisiones de la Administración del Estado es de 5,9 suicidios por cada 10.000. Por encima se sitúan las prisiones de Francia (14,7), Inglaterra (11,2), Italia (10,1) y Portugal (8,5)”, apostillan las mismas fuentes.