Mientras el nuevo presidente de la Generalitat pide al estado dinero de manera urgente, el conseller de Hacienda anuncia que no habrá más recortes y la vicepresidenta del Consell amenaza con manifestaciones para exigir mejorar la fnanciación de la Comunitat Valenciana, la cruda realidad se impone: el último año del PP en la administración valenciana ha dejado 5.300 millones de euros más de deuda. Ésta asciende ya a 40.085 millones de euros, siempre según los datos publicados por el Banco de España.
La Generalitat es la administración autonómica más endeudada en términos relativos -en relación con su riqueza- de España: el 39,6% del PIB. En términos absolutos, sólo es superada por Catalunya. Otros territorios con mayor población -Andalucía y Madrid- tienen menos deuda según todos los parámetros.
La situación, lejos de mejorar con la política de recortes impulsada por el gabinete de Alberto Fabra, empeoró. Desde 2008, la Generalitat gasta sistemáticamente al menos 2.000 millones más de los que ingresa. En el último año con números de Fabra -desde el segundo trimestre de 2014 hasta el segundo de 2015- la deuda ha subido desde los 34.782 a los 40.085 millones: 5.303 más.
Los fríos números recuerdan lo evidente: La Generalitat es inviable. O recibe más dinero del estado vía una mejora de la financiación u otros instrumentos, o, con la petición de préstamos en el mercado muy complicada, no quedan muchas más opciones: subir impuestos -que no daría para mucho dado la escasa autonomía valenciana al respecto-, hacer más recortes o impagar a los proveedores. El problema valenciano del que habla el Consell de Ximo Puig sigue ahí.