El 29 de noviembre de 2013 se produjo el fundido a negro en Canal 9. El Gobierno autonómico del popular Alberto Fabra ejecutaba el cierre definitivo de RTVV, lo que suponía un duro golpe para el sector audiovisual valenciano, que estaba formado por unas 120 empresas y empleaba a unas 3.000 personas y que veía en esta medida una amenaza de muerte para los profesionales audiovisuales.
Ahora, con la inminente puesta en marcha de la nueva televisión pública -À Punt- esta situación se está revirtiendo. En la actualidad, 32 productoras (entretenimiento, animación, ficción...) trabajan en diferentes proyectos para la nueva RTVV, lo que supone unos 1.200 puestos de trabajo, que en breve ascenderán a 2.000 en cuanto comiencen los rodajes.
El sector audiovisual, en cierta medida, ha resucitado después de la dura travesía por el desierto. “Hemos pasado de cero a cien”, reconoce Paloma Mora, desde Avepa (Asociación Valenciana de Productoras de Animación), una de las cinco asociaciones valencianas junto a Avant (Associació valenciana d'empreses de producció audiovisual i productors independents), Animat (Asociación de Estudios Valencianos de Animación), PAV (Productors Audiovisuals Valencians) y Avapi (Asociación Valenciana Audiovisual de Productores Independientes).
La presidenta de Avepa apunta que el sector se ha activado “a tope”, con “mucho trabajo”, después de una época en la que muchas productoras se vieron obligadas a cerrar: “en el último año se han creado entre doce y quince empresas nuevas”, que compensan la decena que desapareció en los meses anteriores.
En esta misma línea se ha expresado Rafa Moles, desde Avant, que agrupa a 31 productoras: “venimos del desierto más absoluto y ahora somos la novia que todos quieren”. “Hemos pasado de ser apestados a ser muy seductores y atractivos para la industria audiovisual”, apunta Moles, quien insiste en que en la actualidad “mucha gente busca Valencia, que se ha convertido en un referente, y no sólo para productores y creadores valencianos, sino también para completar y crear proyectos que vienen de fuera”.
Con la próxima puesta en marcha de la nueva televisión pública hay más trabajo, “pero también más exigencia”, indica Moles, para quien À Punt supone una apertura “de mente y de temáticas. Hay un control de calidad, lo que para muchos es un estímulo, porque se nos exige mayor calidad”. À Punt Mèdia supone el punto de arranque a proyectos “que antes no se podían hacer y ahora sí”, ha concluído.