Señor Rajoy y el muñeco de porcelana
Rectificar es de sabios, dice el refranero español, pero dudo mucho que el señor Rajoy se digne o sepa o quiera hacerlo. Ya ha demostrado en demasiadas ocasiones que él cree estar por encima del bien y del mal y, ante tal panorama, nadie dentro de su partido es capaz de recriminarle su posicionamiento de inacción, pasotismo y desaciertos políticos continuados. Nadie se atreve a mostrarle que su política ha llevado al Partido Popular a ser un partido obsoleto y a la deriva, desconectado de la sociedad e incapaz de escuchar sus gritos. Así que definitivamente no creo que ya a estas alturas le interese lo más mínimo el significado del verbo “rectificar”. Ni lo que ello implica.
Con la crisis, la situación devino insostenible para numerosas familias que, después de perder sus trabajos, vieron como una tarea casi imposible llegar a fin de mes. El paso del tiempo fue agravando la situación y aquellos que tenían deudas contraídas con bancos tuvieron que elegir en muchos casos entre hacer frente a sus obligaciones o dar de comer a sus familias. Centenares de miles de ilusiones, planes o proyectos personales y familiares se rompieron entonces en mil pedazos. Muchas de esas personas perdieron sus viviendas y la sociedad salió a la calle a exigir respuestas y soluciones. Pedían simplemente que se garantizara el derecho a una vivienda digna, esa locura política que está reconocida nada más y nada menos que en la Declaración de Derechos Humanos, en el PIDESC y en nuestra Constitución. ¡Qué osadía –debió pensar Rajoy y el PP- atreverse alguien a reclamar en las calles una vivienda digna!
Por ello, algunas autonomías como la valenciana, ante la parálisis o desidia del gobierno del Partido Popular, decidieron escuchar y legislaron en consecuencia, aprobando leyes que garantizaran el derecho a una vivienda digna y que defienden, al mismo tiempo, la protección de otros derechos básicos vinculados. Los socialistas y el gobierno que preside Ximo Puig tuvimos claro desde el primer día que llegamos a la Generalitat que no podemos avanzar como sociedad si no existe cohesión social y que no puede crearse riqueza sin el bienestar de todas y todos nuestros ciudadanos. ¡Qué osadía -debió pensar el señor que está por encima del bien y del mal- atreverse alguien a legislar para que todos los ciudadanos puedan tener garantizado un techo bajo el que vivir en condiciones dignas!
El gobierno del Partido Popular no escuchó ni legisló cuando pudo y debió hacerlo y, no contento con ello, ha puesto todas las trabas posibles a quienes, como la Comunitat, han desarrollado las acciones oportunas para aportar una posible solución al dramático problema de la vivienda y los desahucios. El señor Rajoy se equivocó por no legislar, se equivocó al interponer los recursos de inconstitucionalidad a todas las leyes autonómicas nacidas de su dejadez, y se equivoca en estos momentos si sigue sin atender el ofrecimiento de diálogo de nuestra consellera de Vivienda después del pronunciamiento del Tribunal Costitucional, que, con más sentido común, ha levantado gran parte de las suspensiones cautelares que el Gobierno pidió paralizar. Se equivoca al no dejar debatir en el Congreso de los Diputados la ley de la Vivienda que presentó la PAH. Y se equivoca cuando piensa que el crecimiento económico que beneficia a unos pocos será suficiente para coser la brecha en la cohesión social de nuestro país.
Señor Rajoy, no se equivoque una vez más, atienda al diálogo e intente alcanzar acuerdos: es lo mínimo que debe exigirse a usted mismo después de no haber sido capaz de solucionar el problema habitacional. Necesitamos a un presidente de verdad y no a un muñeco de porcelana que se limite a esperar acontecimientos. Estamos en la cuenta atrás, no pierda más tiempo.
Rafael Briet es portavoz de Vivienda del Grupo Socialista en las Corts Valencianes
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