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Rajoy impone a Fabra una lista para preparar la derrota en la Comunitat Valenciana

Alberto Fabra, tras meses de agonía, ya está en modo candidato. Aspirará a ser elegido presidente de la Generalitat –ahora ocupa el cargo por designación del PP, sin haber pasado por las urnas- tras la decisión de Mariano Rajoy, quién sin embargo ha dejado claro que el liderazgo del partido en la Comunitat Valenciana es débil.

Tres pesos pesados del PP enfrentados con Fabra irán en posiciones de privilegio en las listas: Rita Barberá, que ningunea constantemente al presidente, intentará seguir en la alcaldía de Valencia, donde lleva desde 1991. Isabel Bonig, con quién Fabra está muy distanciado, será cabeza de cartel a las Corts Valencianes por Castellón. José Císcar, que tiene una mala relación con Fabra, liderará el partido en Alicante.

El vicepresidente de la Generalitat también ha colocado a una afín, Asunción Sánchez Zaplana, consellera de Bienestar Social, como aspirante a la alcaldía de Alicante en sustitución de la defenestrada Sonia Castedo. Fabra tenía otras opciones, sobre todo el actual alcalde, Miguel Valor. El presidente será candidato pero las listas del PP no son suyas. Tras las etapas de hiperliderazgo de Eduardo Zaplana y Francisco Camps, Fabra queda retratado como un barón débil. Antes ya había sido ninguneado por el presidente del Gobierno.

En el PP se dan versiones diferentes a la decisión de Génova. Por ejemplo, cuidar distintas sensibilidades, buscar las mejores listas o encontrar los mejores candidatos para cada circunscripción. La tesis dominante es otra: Madrid cuenta con una más que probable derrota y está preparando el partido para el día después, la renovación del partido desde la oposición.

En ese escenario, se necesitaría un grupo parlamentario con gente de peso capaz de criticar la gestión de la izquierda y potenciales líderes de futuro, no de afines al presidente. Éste, en caso de debacle, tendría casi imposible liderar el PP valenciano del futuro. Y las encuestas apuntan en esa dirección.