El Cabildo de Tenerife entrega su más alta distinción al pintor Cristino de Vera

Cristino de Vera, recibiendo la distinción, este jueves.
9 de enero de 2025 14:47 h

1

El Cabildo de Tenerife ha entregado este jueves su más alta distinción, la Gran Distinción de Nivaria, al pintor tinerfeño Cristino de Vera.

El acto ha tenido lugar en la Oficina de Canarias en Madrid y en él se han valorado la trayectoria y la obra artística del pintor lagunero que “ha llevado el nombre de Tenerife a las más altas cotas del arte contemporáneo”, según la corporación insular.

La concesión de la Gran Distinción de Nivaria para el pintor Cristino de Vera fue aprobada en pleno del Cabildo por unanimidad.

Cristino de Vera nació en Santa Cruz de Tenerife en 1931 y en el año 1946 ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz de Tenerife, donde tiene como profesor a Mariano de Cossío, su primer maestro.

Asiste a la vez a clases de dibujo en el taller del escultor Alfonso Reyes y trabaja con su padre como representante de productos farmacéuticos.

En 1951 se traslada a Madrid y, gracias a la intervención de su maestro Cossío, entra bajo la tutela del pintor Daniel Vázquez Díaz, con quien estudia arte junto a otros discípulos suyos como Rafael Moneo o Canogar.

Durante su estancia en Madrid, un joven Cristino de 17 años pinta con luz natural mientras escucha música, en su estudio por el barrio madrileño de Bilbao.

Los viajes formativos al exterior propician que el proceso de aprendizaje técnico de muchos artistas canarios se complemente con los hallazgos personales e intelectuales y el conocimiento de otras realidades artísticas.

Los únicos artistas canarios conocidos en la escena nacional del siglo XX son los que habían emigrado como Cristino de Vera, Óscar Domínguez, Manolo Millares, Martín Chirino, César Manrique o Juan Hidalgo.

De Vera entra en contacto con los grandes maestros del Museo del Prado, donde pasa las tardes y queda prendado de las obras de Zurbarán.

También frecuenta el Casón del Buen Retiro y el Círculo de Bellas Artes madrileño que, junto a sus clases en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y su asistencia a exposiciones artísticas de gran nivel como la I Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en la capital, van gestando en él un estilo y una estética que se tornan únicos e inconfundibles con el paso del tiempo.

En 1962, Cristino de Vera recibe la beca de la Fundación Juan March para viajar por Europa. El pintor, ávido de ver mundo y descubrir el arte de cada lugar, se convierte en un viajero incesante. Durante los años 60, visita lugares como Francia, diferentes regiones de Italia, Bélgica y Holanda y logra ver las obras de Boticelli en la Galería Uffizzi de Florencia, en París a Picasso, saludar a Cocteau o dar la mano al artista Giacometti.

Al finalizar escribe la memoria de viaje que exige la beca para la Fundación Juan March y que está recogida en el libro La palabra en el lienzo, publicado por la Caja General de Ahorros de Canarias en 2006.

En los años 70 continúa su periplo por Europa con su mujer, la psicóloga Aurora Ciriza, su apoyo incondicional.

Sin dejar de visitar, tanto por su labor artística como por vida personal, las islas Canarias, llega a Nueva York en 1974 y, en 1979, realiza varios viajes por Extremo Oriente (Japón, Bangkok, Nepal y China), la India, Méjico, Egipto, Marruecos, Roma, Paraguay y Brasil.

Son años difíciles, intensos, en los que se están construyendo los cimientos de la cultura de la democracia en España y su pintura se presenta como congelada en el tiempo, al servicio de la meditación y de la contemplación, una nueva mística que, después de idas y venidas en exposiciones, individuales y colectivas, hacen de Cristino un artista enigmático y, a la vez, fundamental en el arte español de finales del siglo XX.

Entrega de la distinción

“Hoy, con la entrega de la Gran Distinción de Nivaria, añadimos un nuevo capítulo a su dilatada biografía, reconociendo su legado como patrimonio insustituible de nuestra sociedad. Este galardón es nuestra forma de agradecerte por hacer de la luz y el silencio una obra de arte, por llevar el nombre de Tenerife a los más altos foros del arte mundial y, sobre todo, por recordarnos que el arte es, en esencia, una expresión de la vida misma”, señaló la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila.

“Es un honor para Tenerife tenerte como hijo predilecto y, a partir de hoy, como merecedor de nuestra más alta distinción”, señaló.

La presidenta estuvo acompañada por el viceconsejero de Presidencia del Gobierno de Canarias, Alfonso Cabello; los consejeros de Presidencia y Cultura, José Miguel Ruano y José Carlos Acha, respectivamente, así como los consejeros de la corporación insular Aarón Afonso (PSOE) y Ana Salazar (Vox).

También acudieron la delegada del Gobierno de Canarias en Madrid, Rosa Aguilar y la presidenta de la Fundación Cajacanarias y de la Fundación Cristino de Vera, Margarita Ramos.

Etiquetas
stats