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Sanción a dos guardias civiles por acosar a otra agente: “¿Sabes que tienes que permitir que el piloto te toque las tetas?”

Lucas Marco

2 de noviembre de 2022 22:44 h

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Dos agentes de la Guardia Civil destinados en el puesto principal de Oliva-Gandía han sido cesados de sus funciones durante tres meses por una falta muy grave por acosar a una compañera con comentarios sexuales. La sección primera del Tribunal Militar Central ha desestimado los recursos de los agentes contra la sanción, confirmando así el expediente disciplinario y la medida cautelar. La agente denunció en un escrito remitido a la cadena de mando que la noche del 2 al 3 de abril del 2022, durante un servicio de prevención, los dos guardias civiles profirieron todo tipo de expresiones sexuales y machistas a pesar de que les pidió en una veintena de ocasiones que parasen. Los dos hombres han sido sancionados como autores de una actuación que supone discriminación o acoso.

Los tres agentes —dos hombres y una mujer— acudieron a un bar de Oliva para tomar un café con otra patrulla al inicio del servicio nocturno. De camino al establecimiento, uno de los guardias le dijo a su compañera: “No te preocupes que si esta noche hay alguna pelea, [el otro agente] te protege los pechos, no te pasará nada”. “Yo te los agarro por detrás y nadie se acerca”, contestó el otro sancionado.

Ambos agentes inician así una noche de patrulla en que no cejaron de proferir expresiones inadecuadas a pesar de que la agente les pidió varias veces que se ahorraran los comentarios. Los sancionados se escudaron en que se trataba de una “broma”. En el bar de Oliva, y ante los agentes de la otra patrulla, los guardias continuaron lanzando “comentarios sobre el género femenino” con “muy poco respeto”, según el escrito de la víctima que recoge el apartado de hechos probados de la sentencia.

Ante los comentarios “soeces” e “hirientes”, la agente pidió de nuevo que depusieran su actitud. “Viendo que no tenía pinta de cesar la actitud”, la mujer se dirigió en privado a uno de los dos agentes y le solicitó que dejara de azuzar a su compañero, que “ya poco necesita él solo para venirse arriba”. Los agentes de la otra patrulla con los que coincidieron en el establecimiento en Oliva “más bien parecían avergonzados” ante la escena, según el relato de la mujer.

De camino al vehículo oficial, los dos sancionados “hicieron referencia a la forma de mi cuerpo”, relata la agente, con expresiones como “vaya cinturita tienes” o “tiene cuerpo de española, bien marcado”. Nada más subir al coche patrulla, uno de los guardias le dijo: “Bueno, sabes que quien va de copiloto tiene que permitir que el piloto le toque las tetas”. “Obviamente, no”, respondió la mujer.

Durante las siguientes tres horas del turno, la agente tuvo que soportar frases cada vez más insultantes, reproducidas en las sentencias: “¿Sabes que lleva abiertas las ventanas para que se te pongan los pezones duros y poder verlos?”. La conversación entre ambos guardias continuó en presencia de la mujer: “Y tú qué crees: ¿que es tranquilita o que luego es una guarra y no quiere parar?”. Los agentes especulan con varias preguntas: “Y azotándola, ¿te la has imaginado?” o “¿Preferirá por delante o por detrás?”.

Uno de los agentes incluso le espeta a la mujer: “Tranquila, aún queda mucho tiempo para que te cambies de destino, vas a caer seguro”. “Descuida tío, acabará cayendo”, contesta el interlocutor. Uno de los guardias, que ya intentó “de manera insistente” sin éxito tener citas “fuera del entorno laboral” con la mujer víctima de los comentarios, abundó en la retahíla de improperios, incluyendo fantasías violentas: “Claro que me he pajeado pensando en ella, mientras la arrastro del pelo por el suelo o escupiendo en una botella y haciéndoselo beber”.

“También me he hecho manuelas imaginando que me corro en su cara, iba a quedar perdida. (...) Buah, parece muy seria y normalita pero luego seguro que es muy guarra y me pide más”, añadió. La agente denunció ante sus superiores la situación, que califica como “muy desagradable”. “Les pedí enfadada que parara en torno a 20 veces”, explica la mujer, que al final optó que quedarse en el puesto de Oliva y no volvió a subir en el coche patrulla aquella noche.

Comportamiento “impropio” de la Guardia Civil

Los agentes, en sendos recursos muy similares, alegaban que no existía “concreción” en los hechos denunciados, además de una supuesta vulneración del derecho a la intimidad. “En realidad, no es así”, sostiene la sentencia de la sección primera del Tribunal Militar Central, que remite a “la lectura del parte” de la agente. “Entendemos que dicho parte y el informe jurídico proporcionaron a la autoridad disciplinaria elementos suficientes y adecuados para decidir sobre la adopción de la medida cautelar de cese”, señala el fallo, que alude a la “gravedad objetiva” de los hechos.

El informe del asesor jurídico que propició la incoación del expediente disciplinario afirma que la actuación de los agentes sancionados causó una “grave perturbación” y un “notorio daño” al servicio nocturno de la patrulla, además de un “sensible perjuicio” para la mujer que denunció los hechos. También recordaba que los guardias sancionados seguían prestando servicio en la misma unidad, “lo que podría incidir negativamente en la imagen del Cuerpo e incluso en la salud de la afectada, en el caso de que volvieran a reiterar o persistir en este tipo de comportamientos o si trascendiera públicamente [que] por parte de la institución no se ha adoptado medida cautelar alguna para apartarlos del servicio”.

El asesor jurídico reseña el “reproche social” al comportamiento de ambos agentes, “impropio” de los uniformados del Instituto Armado. Los agentes pedían en su recurso el reintegro de los haberes retraídos por la sanción de tres meses de cese, además de los intereses. Sin embargo, el Tribunal Militar Central ha desestimado ambos recursos en una sentencia contra la que cabe recurso ante la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo.