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Neozaplanismo

Adolf Beltran

20 de julio de 2023 21:54 h

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El nuevo Gobierno valenciano

Mazón construye el Consell con dirigentes que ya tenían cargo hace un cuarto de siglo

El nuevo Gobierno valenciano que preside Carlos Mazón ya tiene titulares de su decena de carteras (incluyendo la presidencia). Además de tres representantes de la extrema derecha de Vox, el nuevo Consell está construido sobre militantes del PP que llegaron a cargos públicos hace un cuarto de siglo, cuando Eduardo Zaplana (hoy procesado por corrupción y con una petición de 19 años de cárcel) era presidente de la Generalitat Valenciana.

El propio Mazón, la nueva vicepresidenta Susana Camarero y los consellers Marciano Gómez y José Antonio Rovira conforman ese núcleo neozaplanista del Ejecutivo autonómico surgido del pacto entre el PP y Vox. Curiosamente, a los afines a otro expresidente del PP con problemas con la Justicia, Francisco Camps, hay que buscarlos en el ala ultra del Consell (el ahora vicepresidente Vicente Barrera hizo pública su proximidad a él durante años).

No solo evoca la época de Zaplana el nuevo Gobierno valenciano por la adscripción de buena parte de sus componentes a esa familia del PP, en cierto momento prácticamente desaparecida en la vida interna del partido, sino por el acento de sus políticas, de nuevo, en el turismo de masas. Así, la secretaria general de la patronal hotelera de Benidorm Hosbec, Nuria Montes, se ha convertido en consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo cuando los tiempos parecían recomendar un impulso prioritario a la reindustrialización de la mano de la transición ecológica, la implantación de las energías renovables y la lucha contra el cambio climático.

La incorporación de Ruth Merino, hasta hace unos meses portavoz parlamentaria de Ciudadanos en las Corts Valencianes, como consellera de Hacienda y portavoz del Consell, es la concesión a algún perfil menos “pata negra”, menos identificado con la historia orgánica del PP valenciano.

En la cuota de Vox, Elisa Núñez, nueva consellera de Justicia, también tiene un pasado en la administración autonómica durante los 20 años que duró la hegemonía del PP, ya que fue asesora de 2008 a 2011 en la conselleria que dirigía Rafael Blasco, condenado por corrupción en la gestión de los fondos de Cooperación al Desarrollo.

En todo caso, esta es la nueva estructura del Consell de la Generalitat Valenciana: presidente, Carlos Mazón (PP); vicepresidente primero y conseller de Cultura y Deportes, Vicente Barrera (Vox); vicepresidenta segunda y consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Susana Camarero (PP); consellera de Hacienda, Economía y Administración Pública y portavoz del Consell, Ruth Merino (PP); conseller de Educación, Universidades y Empleo, José Antonio Rovira (PP); conseller de Sanidad, Marciano Gómez (PP); consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, Nuria Montes (PP); conseller de Agricultura, Ganadería y Pesca, José Luis Aguirre (Vox), y consellera de Justicia e Interior, Elisa Núñez (Vox).

Finalmente, si hay algo que el mentor de Mazón no habría hecho es poner la cultura en manos de un personaje extremista como el extorero Vicente Barrera. De hecho, Zaplana puso en su primer equipo de Gobierno, que el PP compartió con Unión Valenciana, a Fernando Villalonga al frente de Cultura y a Juan Manuel Bonet en el IVAM, personas capaces de gestionar el área sin soliviantar a sus protagonistas. De la mentalidad del nuevo titular de Cultura da un ejemplo su intervención en el acto de traspaso de carteras, en el que Barrera sostuvo el bulo de que la tauromaquia, su actividad “en el mundo de la cultura y el arte”, ha sido “silenciada y ninguneada e incluso perseguida por la administración que tenía la obligación de defenderla”. Los datos dicen lo contrario. El problema no es que en la Comunitat Valenciana o en el conjunto de España se haya perseguido a la tauromaquia (una actividad, por otra parte, bien polémica) sino que acude cada vez menos gente a las plazas de toros.

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