José Manuel Rambla, autor de 'Sagunto 1984, reconversión industrial y cambio social': “No es apología de la nostalgia”

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“Solo la protesta obrera contra la reconversión industrial ha demostrado una cierta capacidad de articulación frente a la prepotencia y fatalidad de los designios del poder”. Esta frase de Manuel Vázquez Montalbán, publicada en febrero de 1985 en 'El País', junto al potente retrato de un obrero, obra del fotógrafo Tomás Bueno, extrabajador de la extinta Altos Hornos del Mediterráneo (AHM), que ilustra la portada, sirven de punto de partida del libro 'Sagunto 1984, reconversión industrial y cambio social' (Catarata), una obra coral coordinada por el periodista saguntino José Manuel Rambla que pretende ser una radiografía de un momento y un lugar, la reconversión industrial impulsada por el Gobierno del socialista Felipe González en la primera mitad de los años ochenta, que provocó el cierre de la siderúrgica saguntina.
El libro, con preámbulo del exdirector del diario El País en la época de la clausura, Joaquín Estefanía, cuenta con la participación de Pablo Díaz, Miguel Ángel Sáez, Sergio Gálvez, Juan R. Gallego, Juan A. Tomás, Ernest Garcia, Pere J. Beneyto, Miguel Ángel García, Maria Hebenstreit, Joan Pedro-Carañana, Francisco Sierra, Paz Benito, Julio Bodí, Ion Andoni del Amo, Eduardo Leste, David Álvarez, Pedro Montesinos y Miguel Ángel Molina-Alarcón, además del propio José Manuel Rambla.

El objetivo de esta obra, que se presenta el próximo jueves 27 de febrero en Sagunt y en la que colaboran autores tan diversos, es buscar una mirada caleidoscópica, evitando caer en el “ombliguismo”: “No se trata solo de hablar de la reconversión en sí, sino de levantar un poco la mirada hacia los cambios políticos, económicos, sociales e incluso culturales que se vivieron en España en aquella época, en la década de los ochenta del siglo pasado, y que en gran medida marcaron la realidad de lo que vivimos ahora”, explica Rambla, para quien este libro “no es una apología de la nostalgia”. “En cierto modo, el siglo XXI empieza a gestarse en 1984”, apunta el autor: “Esta nueva realidad social que tenemos, y ahí la reconversión industrial juega un papel clave”.
Estamos ante un proyecto ligado a la efeméride del cuarenta aniversario del cierre de los Altos Hornos en Sagunto, pero intentando salir de lo local para realizar una reflexión colectiva de un momento histórico que fue “crucial”, pero que “a menudo pasa muy desapercibido”. “Se habla de mucho de 'La Movida' y sabemos más del punk de Almodóvar que de aquellos años que fueron muy duros en Sagunto, pero también en Cádiz, en Avilés, en Euskadi, en Galicia... y un poco parece que no ha existido”, se lamenta el periodista valenciano, quien insiste en que tampoco existió coordinación entre los distintos movimientos obreros que surgieron en aquella época en diferentes lugares del territorio español. El libro, en cierto modo, pretende ser la radiografía de una época, y por eso se han querido conjugar diversas miradas para realizar análisis económicos, sociales, culturales... “En ningún caso se trata de volver atrás, ni de decir que los tiempos pasados fueron mejores, porque no lo fueron”.

Para el autor, todo este proceso ligado a la reconversión industrial de los años ochenta se enmarca en un cuestionamiento de lo que son las ideas de clase: “Desde la Transición hasta los años noventa vivimos un momento en que, de repente, la lucha obrera, lo que hasta ese momento había sido el gran eje vertebrador de la construcción social, comienza a diluirse; existe una voluntad de presentarlos como movimientos locales cuando en realidad, por su propia dimensión, trascienden por la proliferación de movimientos locales a nivel internacional: dinámicas similares se están produciendo en Reino Unido o Alemania”. A juicio de Rambla, estamos ante el cuestionamiento de un modelo de modernización y desarrollo económico, el neoliberalismo, que se está poniendo en marcha: “Torcer el brazo a un movimiento obrero organizado, como era aquel, es uno de los objetivos que se marcan y se lleva hasta tal extremo que se invisibiliza”. En este sentido, recuerda que en la cinematografía el discurso de clase tenía un cierto protagonismo hasta 1979 y que desaparece durante dos décadas, hasta principios del siglo XXI con películas como 'Los lunes al sol' o, más recientemente, 'El año del descubrimiento': “Ha habido un intento de invisibilizar este movimiento obrero o incluso de denostarlo, responsabilizando a la clase obrera del ascenso del fascismo; ese componente ideológico es clave, no es inocente”.
En 1984, en Sagunto, toda una realidad social salta por los aires y los elementos de identidad colectiva se cuestionan
En 1984, en Sagunto, toda una realidad social “salta por los aires” y unos elementos de identidad colectiva “se cuestionan”, y se entra en una época con un modelo económico distinto y una mayor precariedad laboral, “y eso a pesar de que se mantiene una fuerte estructura industrial”. También cogen fuerza elementos como los movimientos segregacionistas, “que entroncan con realidades fuera de España”: “Es esa búsqueda de identidades inmediatas que, en cierto modo, compensen las pérdidas; esa búsqueda de explicaciones sencillas a problemas complejos”, asevera el periodista saguntino.
Y ahora, cuarenta años después, comenta Rambla que el fantasma del pasado, de ese trauma que supuso el cierre de aquella 'Fábrica' que lo era todo para una gran comunidad, continúa sobrevolando, incluso sobre aquellos que no habían nacido en aquella época y que tampoco vivieron la enorme crisis colectiva de los años posteriores. “Es inevitable que esté ahí y tú tienes que dialogar con esos fantasmas”, sostiene, para añadir que la relectura de aquella época es buena “para enfocar los retos que tenemos por delante”.

La conciencia de clase en la actualidad
Aunque, “lamentablemente”, una parte de la izquierda ha renunciado a la idea de clase y esta no ha tenido interlocutor, “aunque la 'clase obrera' la ha buscado”, el autor defiende que este fenómeno sigue existiendo en la actualidad: “La conciencia de clase ha evolucionado y, a pesar de que evidentemente no pasa por sus mejores momentos, no es la primera vez que esto sucede”. “Si analizamos problemas cruciales actuales, como la vivienda, el vector de clase incide directamente”, relata, para añadir: “Esas nuevas realidades que se están produciendo responden a las nuevas realidades de la clase y, por lo tanto, habrá que asumirlas como nuevas realidades de la clase”.
En este sentido, reseña que los conflictos obreros se han reducido mucho, y apunta como, por ejemplo, se suele confrontar feminismo con clase, “sin embargo, según las estadísticas del ministerio, más del cincuenta por ciento de los trabajadores que hicieron huelga el último año eran mujeres; cuando se habla del movimiento obrero como sinónimo de trabajador varón, estamos fabricando un tópico, porque el movimiento obrero actual está conformado principalmente por mujeres”.
Y lo mismo sucede con la migración, que se aborda desde un punto de vista humanista y no desde una perspectiva de clase, “cuando esos migrantes son trabajadores, y el porcentaje de extranjeros que participan en huelgas y movilizaciones es proporcional a su presencia en la sociedad; estamos ante un fenómeno de clase, no un fenómeno humanista o cultural”. “Reintroducir la idea de clase como un elemento de cohesión social, de encontrar lazos de solidaridad y de integración colectiva es importante”, sentencia: “Se puede aprovechar ese componente de clase para conseguir una cohesión social”.

Estamos ante un proyecto complejo, “porque ha habido que coordinar a mucha gente muy heterogénea”, pero Rambla resalta la participación: “La gente, pese a que ha habido algunas bajas, se ha sumado al libro con agrado”. “Es una obra que continúa vigente”, cuatro décadas después: “Hubo una importante derrota, a la hora de entender la realidad, que no se puede negar, y ese 'clasemedianismo' ganó la batalla. La incógnita es saber si ganar aquella batalla equivale a ganar la guerra”.
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