Los mensajes de odio en redes sociales se extienden como la pólvora dadas las características del medio. La inmediatez, el anonimato y la escasez de medidas de defensa de los colectivos vulnerables son el caldo de cultivo para los mensajes discriminatorios y de incitación al odio contra el colectivo LGTBI, según se desprende de un estudio realizado por Lambda.
La asociación valenciana de representación LGTB desarrolló en agosto una herramienta para detectar los mensajes contra el colectivo y servir como forma de rastreo. Desde entonces, el buzón 'Al loro', ha registrado más de medio millar de denuncias, con Twitter como principal medio para la difusión de estos discursos, con un 85% de las denuncias registradas. Lambda recalca que únicamente se entienden como contenido de carácter discriminatorio o delito de odio por LGTBfobia aquellas publicaciones (imágenes o comentarios) “que fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, la hostilidad, la discriminación y/o violencia contra el colectivo LGTB+ por razón de su orientación sexual y/o identidad de género”.
El insulto contra una persona anónima, sin relevancia pública, es el ataque más habitual en redes sociales, un 55% de los 511 mensajes analizados a lo largo de 2021. A continuación, las burlas suman un 25% de los mensajes analizados, seguidas de las informaciones falsas (18%), las amenazas (1,8%) y la difusión de información privada (0,2%), según el estudio de Lambda recogido por la Agencia Efe. Las personas públicas reciben un 25% de los mensajes, mientras que el 75% restante se dirigen hacia personas anónimas. El colectivo destaca que solo el 2% de las agresiones verbales “han tenido repercusión o la denuncia social como respuesta”, cifra que señala las dificultades para sancionar a los perfiles que las profieren. La sensación de impunidad, afirman, extiende los mensajes de odio.
Pese a los datos obtenidos, Lambda insiste en que “la mayor parte de las violencias está invisibilizada: Somos ahora todavía más conscientes de la necesidad de este tipo de análisis y de la urgencia de una investigación más completa y compleja que nos permita reflejar la realidad ante la cual nos encontramos, porque somos conscientes de que no recogemos toda la violencia que sufre el colectivo”.
Los datos preliminares del informe, basado en las denuncias recogidas, siguen la senda de la denuncia de la Fiscal de la Comunitat Valenciana en la presentación de la memoria de 2020. Según expresó la fiscal superior Teresa Gisbert, solo se denuncian entre un 3% y un 6% de los delitos de odio cometidos en el territorio valenciano, una cifra que estima alejada de la real. “Las víctimas deben denunciar, hay ayudas. Falta campaña de concienciación”, advirtió en las Corts Valencianes la fiscal, que hizo entrega este lunes del informe anual al presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig.