Cierre de filas ante el primer conato de crisis seria en el tripartito que gobierna el Ayuntamiento de Valencia. Los líderes de los partidos que integran la coalición de gobierno, Joan Ribó (Compromís), Joan Calabuig (PSPV-PSOE) y Jordi Peris (Valencia en Comú), han escenificado compareciendo los tres unidad. Intentando trasmitir que las alarmas encendidas por las abstenciones de los de Peris en dos votaciones de organismos municipales, buscando presionar a sus dos socios para lograr sus pretensiones en los presupuestos municipales, están apagadas.
No obstante, las caras serias, el tono más elevado de Ribó y Calabuig en sus intervenciones y los recados del alcalde a la formación apadrinada por Podemos indicaban la gravedad del asunto. “No íbamos a respaldar unas cuentas parciales antes de conocer todo el conjunto del presupuesto”, ha justificado Peris sus actitud en sendas votaciones. “En ningún momento hemos dicho que no sean sociales las cuentas”, ha expresado desmarcándose del fondo real de su desencuentro con los otros compañeros de gobierno, para zanjar la polémica esgrimiendo unidad: “Compartimos el giro social que ha dado el Ayuntamiento”.
Sin embargo, Ribó ha tomado las riendas de la intervención. Y en ella, como si fuera un padre a un hijo, ha explicado el porque no pueden realizar más inversiones, ante el asentimiento con la cabeza de Calabuig y el rostro de circunstancias de Peris como si le estuvieran regañando. “Tenemos poco tiempo para elaborar los presupuestos y esto ha generado discrepancias. En las cuentas tenemos poco margen porque Montoro no nos permite tener déficit ni endeudarnos más”, ha indicado como si se lo estuviera recordando a València en Comú.
“No es fácil cuadrar las cuentas”, ha reconocido Ribó para asegurar: “Ha habido una serie de problemas y desajustes, pero solucionaremos el tema con prontitud. Si no lo hacemos este viernes, el lunes o el martes se resolverá”. El primer edil, ante el nerviosismo patente de Calabuig, ha resaltado en varias ocasiones el “giro social” de los presupuestos en clara referencia al fondo del asunto: que València en Comú pedía más dinero para inversión social, en concreto para el alquiler de este tipo.
“Nos hemos ido encontrando pufos por ahí como el del Palacio de Congresos, y tenemos que ser responsables con lo acordado también por el anterior gobierno. Nuestro margen para cambiar las cosas era estrecho. Y aún así, lo hemos hecho”, ha defendido en alusión a las peticiones del partido cercano a Podemos. El alcalde, sin embargo, no ha cesado en explicar que no se puede destinar todo lo que ellos quisieran a atender las cuestiones sociales. “No podemos desvestir unos santos para adornar otros. Por ejemplo, el de la limpieza”, ha razonado.
Ribó ha puesto más ejemplos del poco margen que cuentan para afianzar su cambio de rumbo. “No nos dejar autorizar préstamos. Pedimos uno para que Valencia dejará de ser junto a Doha y Las Vegas la ciudad más contaminante del mundo al IDAE y nada. Nos hubiéramos ahorrado 10 millones”, ha relatado. Pese a ello, ha subrayado que han incrementado los ingresos debido a la subida del IBI a las grandes superficies y han liberado dinero comprometido con la banca al renegociar los créditos.
Calabuig ha cogido el testigo al alcalde, invirtiéndose los papeles. Mientras Ribó asentía, el líder socialista insistía, de nuevo, en el “giro social” de las nuevas cuentas: “Hay más recursos para atender a las personas”. Y dejaba, con un tono más enérgico y elevado que el habitual, un recado a Valencia en Comú: “En una negociación todos tiene que ceder. No se pueden conseguir el 100% de tus objetivos”. “La estabilidad del gobierno está garantizada”, ha asegurado, no obstante, acto seguido. La primera crisis del tripartito municipal, de momento, parece superada.