La alcaldesa de València mantiene que prohibirá los megacruceros pese a que la ampliación del Puerto incluye dos terminales
“El pasado mes de mayo, anunciamos la prohibición de los megacruceros a partir de 2026. Decisión consensuada con la Autoridad Portuaria de València, cumpliendo con el periodo de planificación de dos años con los que trabajan las operadoras”.
La alcaldesa de València, María José Catalá, reafirmó así el pasado 21 de agosto en la red social X el compromiso adquirido semanas atrás por el cual se prohibirá el atraque de megacruceros en el Puerto de València a partir de 2026. Catalá, quien sigue sin concretar a qué tipo de barcos se refiere en cuanto a dimensiones y capacidad de pasaje, quiso salir al paso así de las críticas vertidas estos días por Compromís y el PSPV por la masiva llegada de cruceristas estos días.
La portavoz municipal de los valencianistas, Papi Robles, denunció el alto coste ambiental y el escaso impacto económico que tendrán en la ciudad estas escalas de entre siente y once horas, mientras la concejala socialista Elisa Valía exigió la aprobación de una tasa turística para los cruceros.
Catalá respondíó a través de su cuenta en X: “Los datos que ahora sufrimos son fruto de la inacción de la izquierda durante 8 años, que no hizo absolutamente nada; 2022: 623.053 pasajeros; 2023: 781.280 pasajeros Nosotros apostamos por un turismo sostenible y de calidad, prohibiendo embarcaciones como los megacruceros que no tienen un impacto positivo en la ciudad”.
Las restricciones a los megacruceros contrastan sin embargo con el apoyo incondicional que ha mostrado Catalá a la ampliación del Puerto de València que incluirá dos terminales de pasajeros con muelles para grandes embarcaciones, es decir, una más que la que funciona actualmente que será demolida como consecuencia de las obras y trasladada a las antiguos astilleros de Unión Naval. Baleària se adjudicó la concesión de esta nueva instalación y posteriormente MSC solicitó otra que se está tramitando.
Así pues, en un contexto en el que la ciudad pretende reducir el volumen de cruceros que llegan a la ciudad el Puerto de València verá ampliadas sus terminales destinadas a este negocio, salvo que alguno de los recursos judiciales que se tramitan paralicen el proyecto.
La asociación de vecinos de Natzaret ha comentado sobre los cruceros que “además de la contaminación que generan, se llevan el agua potable y dejan basuras, si antes no las han tirado directamente al mar” y han criticado que nada saben de las condiciones laborales del personal de a bordo: “Nos saturan las líneas 4 y 95 de la EMT, y se genera un caos con los accesos de carga y descarga que se cruzan con las mercancías peligrosas que entran o salen del puerto”.
Conflicto entre Baleària y MSC
El 10 de noviembre de 2022, el consejo de administración de la Autoridad Portuaria de València (APV) aprobó el traslado de la terminal de cruceros de su ubicación actual, en el dique norte, alejada por tanto del casco urbano, a los antiguos astilleros de Boluda, junto a los Poblados Marítimos.
La construcción y explotación de la nueva infraestructura se adjudicó mediante una concesión de 35 años ampliable a 50 a Baleària, asociada con Global Ports Holding (GPH) para la gestión de cruceros, con una inversión prevista de 38 millones de euros.
Sin embargo, casi dos años después, las obras no se han iniciado y el retraso va para largo puesto que, según ha averiguado elDiario.es, los plazos administrativos de la concesión para la ejecución del proyecto constructivo están paralizados a la espera de que se resuelva la ubicación de la nueva estación de cruceros de MSC, así como los accesos a las infraestructuras.
De esta forma, los plazos reglados que establece la concesión para la presentación y ejecución de proyectos quedan suspendidos para evitar un perjuicio en este caso hacia Baleària.
Como ya adelantó este diario, la naviera más grande del mundo, MSC, ha pedido una concesión para una nueva estación de cruceros, lo que ha generado un coflicto con Baleària, única que se presentó al concurso para desarrollar la terminal, ya que considera que los grandes buques de la multinacional suiza atascarán la entrada y salida de sus ferris. Al parecer, en estos momentos la APV realiza estudios de maniobravilidad para saber si realmente una terminal impediría el normal funcionamiento de la otra.
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