El Ayuntamiento y el Gobierno valenciano podrían verse abocados a finalizar el nuevo estadio del Valencia CF en el caso de que la ciudad sea una de las elegidas como sede del Mundial por el que pugna España en una candidatura conjunta con Portugal y Marruecos y siempre y cuando el club, por cualquier circunstancia, no finalizara los trabajos dentro de los plazos marcados.
Así se desprende de la información trasladada por la Federación Española de Fútbol a preguntas de elDiario.es, en relación a las garantías que deben aportar la candidatura de València para convertirse oficialmente en sede de la competición deportiva, en caso de que finalmente España organice la competición internacional.
Al respecto, desde la Federación han comentado que la FIFA no les ha remitido aún las exigencias que debe cumplir cada ciudad y cada estadio para optar a ser una de las 11 localidades españolas que acogerán el Mundial, algo que supuestamente se iba a producir este mismo mes.
Con todo, desde la Federación han explicado que las condiciones serán las mismas para todas las posibles sedes, las cuales deberán comprometerse a su cumplimiento mediante la firma de un documento vinculante y que una vez rubricado, según la Federación “se cumplirá sí o sí”.
Otra cosa son los acuerdos a los que lleguen los clubes y las ciudades, así como los gobiernos autonómicos, para dar cumplimiento a los requisitos de la FIFA tanto a nivel de características del estadio, plazos en los que deben estar habilitados, como de plazas de aparcamiento, hoteleras y transporte público, entre otras cuestiones.
En el caso de València, esto viene a suponer que en el momento en el candidatura firme el compromiso con la FIFA, debe estar clara la hoja de ruta para finalizar el nuevo estadio. Como informó este diario, esta situación pasa por la firma del convenio urbanístico entre el Ayuntamiento y el Valencia CF como primera opción. Sin embargo, si se firmaran los compromisos adquiridos con la FIFA y por cualquier situación, como una eventual venta de la mayoría accionarial o cualquier otra eventualidad relacionada con el actual máximo accionista, Peter Lim, serán las administraciones las que deberán responder para que el estadio esté listo en el año 2029, uno antes de la competición. Llegados a este punto, las administraciones podrían repercutir después al club el coste de los trabajos, una opción que prevé la ley urbanística valenciana y el documento de caducidad de la actuación territorial estratégica (ATE).
Desde la Federación comentaron también que no serán estrictos con los plazos para que las sedes puedan garantizar el cumplimiento de las exigencias de la FIFA: “Si no puede ser en septiembre, podrían hacerlo en octubre, la referencia es que todas las sedes puedan estar en disposición de cumplir a lo largo del último trimestre del presente año”, lo que da algo más de margen a los nuevos gestores del Ayuntamiento y de la Generalitat, encabezados ahora por María José Catalá y Carlos Mazón, ambos del PP.
Para avanzar en estos frentes el Valencia CF ya ha solicitado una reunión técnica con el Ayuntamiento para retomar la firma del convenio urbanístico que se quedó atascado al final del pasado mandato, un documento en el que se incluyen las condiciones, plazos y características que debe cumplir el coliseo de la avenida de las Corts Valencianes, cuyas obras llevan 14 años paralizadas. El encuentro aún no tiene una fecha fijada.
Los principales escollos con el anterior ejecutivo de Joan Ribó y Sandra Gómez eran que el club se comprometía a pagar 8,1 millones por el polideportivo de Benicalap, 1,6 millones menos del coste total, que planteaba un aforo de 66.000 espectadores ampliable a 70.000, en lugar de 70.000 de inicio, además de otras discrepancias relacionadas con las plazas del parking subterráneo y el régimen de uso compartido del recinto.