“Cohesión” y “sintonía” fueron las palabras más utilizadas este miércoles por el presidente de la Generalitat Valenciana, el socialista Ximo Puig, y la vicepresidenta Mónica Oltra, de Compromís, al “rendir cuentas” de su primer año de gobierno compartido, apoyado por Podemos desde las Corts Valencianes gracias al denominado Pacto del Botánico. En una comparecencia conjunta en el Palau de la Generalitat, tras una reunión extraordinaria del Consell, que han querido descargar de “triunfalismos” tres días después de unas elecciones generales en las que el PP recuperó fuelle en la Comunidad Valenciana, el presidente valenciano ha llegado a recomendar a Mariano Rajoy que “se levante del sofá y que aprenda que la vida es plural”. Puig reiteró que el PSOE no puede dar apoyo a un Gobierno del PP en España, insistió en que es Rajoy quien debe buscar apoyos entre afines ideológicos y le invitó a “gestionar su hemisferio de diversidad”, en alusión a las fuerzas con las que el presidente en funciones ha de perseguir aliados.
Los dos líderes enarbolaron la bandera de la diversidad como un componente de la nueva política y no descartaron que Podemos, el socio parlamentario del Pacto del Botánico, cuyo líder valenciano es Antonio Montiel, acabe incorporándose también al Ejecutivo autonómico, en el que sería el primer gobierno del que la formación morada pasaría a formar parte. Mientras Puig insistía en “valorar la lealtad de Podemos en el apoyo parlamentario dentro del marco de relaciones del seguimiento del Pacto del Botánico”, Oltra recordaba que la formación de Pablo iglesias “no está porque no ha querido” y ha descartado que exista “obstáculo ni presión alguna para que esté” en el Consell.
Seminario de trabajo en Torrevieja
Ambos aplazaron a después de que se celebre el segundo seminario del gobierno, este mes de julio en Torrevieja, para revisar su funcionamiento (el primero fue hace seis meses en Morella), cualquier tipo de cambio en la estructura del Consell como consecuencia de choques y disonancias producidas en algunos departamentos entre cargos designados por el PSPV-PSOE y por Compromís, dentro de la fórmula de lo que se ha llamado “mestizaje”. Y Oltra llegó a asegurar que, si le dieran la posibilidad de elegir un gobierno solo de Compromís, optaría por el actual entre partidos diferentes debido a que “aporta más inteligencia colectiva” y evita “sectarismos”, permitiendo “una visión del gobierno separada del partido”.
Puig, a su vez, explicó que en cualquier colectivo, sea del signo que sea, hay “relaciones mejores y peores”, pero reivindicó que el gobierno del Botánico tiene “un nivel de cohesión exponencialmente superior al del anterior Consell”, que solo formaba el PP, en el que “el presidente y el vicepresidente no se hablaban” y en el que también “se ponían micrófonos y se espiaban unos a otros”. “El mestizaje funciona, es una buena idea, una idea a exportar”, sentenció el presidente valenciano, pese a los roces entre el conseller de Economía, Rafael Climent (Compromís), y su secretaria autonómica, María José Mira (propuesta por el PSPV).
La personalidad plural del gobierno valenciano, evidenciada en la duplicidad de interlocutores ante los periodistas, fue defendida por Oltra como “tecnología política punta”, mientras Puig hablaba de “miradas plurales con una voluntad única” y destacaba que el primer año de esta fórmula valenciana ha puesto el énfasis en “gobernar para las personas” y en combatir la “hipoteca reputacional” dejada por la corrucpión que protagonizó el PP durante sus años de hegemonía.
Como portavoz que es del Consell, además de vicepresidenta, Oltra ha resumido los principales hitos del primer año de gobierno, recogidos en un amplio dosier. La lucha por un cambio en el modelo de financiación autonómica que Puig ha anunciado que “se intensificará”; el proyecto para volver a poner en marcha una radiotelevisión valenciana que el PP cerró; la puesta al día de los expedientes de la Ley de Dependencia y el plan para acoger a más de un millar de refugiados procedentes del Grecia que el Gobierno ha frustrado hasta ahora; el plan para el impulso de un nuevo modelo productivo; el plan de gratuidad de libros de texto y el plan estratégico para la cultura; la universalización de la atención sanitaria que ha incorporado a 9.945 personas que habían quedado excluidas; las ayudas al copago farmacéutico y el plan de salud 2016-2020; el cambio en la política de residuos hacia un modelo sostenible y los cambios en la gestión de los parques naturales; el proyecto de ley de la función social de la vivienda, la reclamación de inversiones en el Corredor Mediterráneo y la reversión de 13,3 millones de metros cuadrados de suelo urbanizable; el portal de transparencia y el código de buen gobierno, son algunos de los aspectos que resaltó.
“Pufos” heredados del PP
También destacaron Oltra y Puig las “herencias” o los “pufos” heredados del PP, en especial los de aquellos casos que han llevado a la fiscalía, como los de la empresa de construcción de colegios Ciegsa, la gestión del IVAM por Consuelo Ciscar o el funcionamiento de la Fundación Jaume II el Just. La “reutilización” de lo que denominó “elefantes blancos” de la política del PP fue destacada por Puig, que puso como ejemplo la Ciudad de la Luz de Alicante, cuyo destino futuro está por decidir tras el fracaso de la subasta para venderla como ordenó la Comisión Europea.
Sobre el caso de la directora general de Internacionalización de la Conselleria de Economía, Mónica Cucarella, que escondió en su declaración de actividades que gestionaba una gasolinera en Alzira a la que la Generalitat reclama daños por contaminar el suelo, Oltra, a cuya formación pertenece la afectada, reiteró que se ha abierto un expediente informativo desde la Conselleria de Transparencia cuyas conclusiones se tomarán en cuenta para decidir o no una continuidad en el cargo que parece imposible.
Sobre la baja productividad legislativa del gobierno del Botánico en su primer año de funcionamiento, Oltra reconoció que el proceso “es endiabladamente lento” y apostó, como también hizo Puig, por un reforzamiento y reforma de la Administración autonómica que permita “desburocratizar, sin eliminar los controles, la producción de leyes”.