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Diez consejos para ahorrar en el gasto del aire acondicionado en verano

Jordi Sabaté

20 de julio de 2016 19:43 h

Vamos al grano: se prevé que este será un verano bastante caluroso, que en algunas zonas del centro y sur de la península apretará fuerte, superando de largo los 40ºC a media tarde, así que es muy posible que tengamos que tirar de aire acondicionado más de lo que deseamos, aunque sea simplemente para poder dormir por la noche.

Solo con pensarlo ya vemos el 'tarifazo' de Industria en forma de factura eléctrica, ¿a que sí? Pues bien, no es tan difícil capear las olas de calor sin que el bolsillo se resienta durante todo el otoño. Basta con prestar atención a pequeños detalles, apoyarnos en la tecnología y aplicar una cierta lógica termodinámica a la hora de usar nuestro aire acondicionado. Ahí van diez consejos que te pueden ayudar.

1. Renueva tu aparato si es antiguo

Si tienes un aparato con más de diez años es muy posible que no sea Inverter, que es la última novedad -ya no tanto- tecnológica: un software que calcula cuándo debe activarse o dejar de impulsar aire frío para mantener una temperatura estable.

Los aparatos Inverter son los de mayor eficiencia energética, no solo por cuestiones de programación sino también por su mecánica, y se calcula que pueden proporcionar un ahorro superior al 30% respecto a un aire de la tecnología anterior e incluso del 60% respecto a aparatos con más de veinte años, así que sí: un aparato nuevo puede ser una buena inversión de cara a los siguientes diez o veinte años.

2. Ventila la casa por la noche o muy de mañana

Si eres de las que se levanta a las seis o siete, aprovecha entonces para ventilar la casa, antes de que el sol caliente. Si eres de los que por suerte no se levanta hasta las nueve, ya mejor la ventilas al volver del trabajo o incluso antes de ir a dormir. De otro modo, dejarás entrar una ingente masa de aire caliente en casa que el aparado de aire acondicionado tendrá que enfríar trabajosamente. Y tu compañía eléctrica te hará cliente VIP...

3. Limpia los filtros

Por si no los sabes, en la parte de arriba de las bombas de calor -así se llaman- de aire acondicionado, hay unos filtros donde se mete polvo, ya que su función es no dejarlo pasar. Si no los has limpiado jamás, es posible que más que filtros sean muros de porquería y ácaros que dificulten el paso del aire que mueve la bomba, forzándola a trabajar más y, claro, demandando más energía. Así que lo mejor es aprender a sacarlos y limpiarlos con un pincel. 

4. Aprende a programar con el mando

¿Crees que el modo turbo no gasta? ¿Qué llegar a casa tras diez horas fuera y querer que pasé de 32 a 24ºC en menos de media hora no amplía la sonrisa de los gerifaltes de la energía española? Por supuesto que sí. No seas zote y programa tu aire para que cuando llegues a piso ya esté fresco y este enfríamiento no se haya ejecutado de manera violenta.

Por ejemplo, si vas a llegar a las nueve, pues programar que se active a las siete con un modo de actividad media o baja, para que en dos horas la casa esté a tu gusto. También puedes optar por mantener el aire todo el día, pero que a las horas centrales permita una temperatura más elevada y después la baje gradualmente, preparando así tu regreso.

5. ¿Necesitas frío o sequedad?

Valora la temperatura media en tu zona, porque en la costa realmente lo que da sensación de calor es la humedad ambiental, pero no la alta temperatura. Los aires modernos tienen un programa que permite simplemente condensar la humedad del aire y así secarlo. Si la temperatura ambiental es de 26 o 27ºC y estamos quietos, podemos resistirlo siempre que el aire sea seco.

6. Elige una temperatura coherente

En relación con el punto anterior, si estás en clima continental del interior de la península, por descontado que la sequedad no será tu problema, pero sí conviene que reflexiones sobre la temperatura ideal. ¿En invierno sueles tener la casa a 20ºC? No. Entonces, ¿por qué lo haces en verano? Sé coherente, si la temperatura ideal son los 24ºC con jersey y pantalón de algodón, ¿no será más lógico que en bermudas y camisa de lino te pongas a 26ºC? A los jerarcas de las eléctricas no les gusta este razonamiento pero a tu bolsillo sí.

7. Asegúrate de las ventanas cierran correctamente

No se trata de que te cambies de la madera al aluminio, pero sí de que detectes si hay malos aislamientos o imperfecciones que permiten fugas de aire y los solventes con goma-espuma termo aislante, que puedes comprar en cualquier cerrajería. Si las fugas son generalizadas -ventanas de maderas viejas en mal estado- y las solventas de este modo, tu factura puede bajar hasta un 30%

 

8. Si no estás en casa, mejor todo cerrado y a oscuras

Si vas a estar todo el día en el curro, el tajo o la oficina, lo mejor es que bajes persianas -lo siento por tus plantas-, corras cortinas y cierres todas las ventanas, aunque es aconsejable que dejes abiertas las puertas de las habitaciones. También es recomendable que dejes el aire encendido a una temperatura no excesivamente baja, por ejemplo 28 o 29ºC, ya que siempre es más barato mantener que tener que enfriar de golpe. Tranquila, que el aire solo se activará si el calor ambiente supera esa temperatura.

9. Cierra las habitaciones donde no hayas de entrar

¿Para que enfriar habitaciones gratis? Dejando puertas abiertas amplias el volumen de aire que el aparato tiene que enfriar y contentas a las eléctricas, que verán cómo tu factura sube tontamente. Cierra las habitaciones fantasma.

10. Juega con los ventiladores

Si tu casa es grande o muy abierta y el aire frío de la bomba tiene difícil llegar a a todos los rincones, siempre te queda la alternativa de usar ventiladores que lo hagan circular por toda la casa, especialmente en los días de más calor.

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