¿En qué se diferencian el té blanco, el negro, el verde, el azul y el rojo?
España es un país de café, donde el té tiene poco predicamento y una parroquia más bien corta. En esto se diferencia de países como Reino Unido, donde el té es una religión o Japón, otra nación vinculada litúrgicamente con la hojas de Camellia sinensis.
También en China, India y en general toda Asia, el té es la principal bebida estimulante del pueblo llano, así como en buena parte de África e incluso en Oriente Medio, de donde se presupone su origen y donde se alterna con el café según la región.
Así que, aunque nos parezca mentira, los españoles somos minoría a la hora de preferir el café y nos perdemos los numerosos beneficios del té. Y también nos perdemos todo el bagaje cultural que comporta esta bebida, con distintos procesos de elaboración y preferencias según zonas.
Estos tipos de elaboración han llevado a definir distintos tipos de té, con cinco líneas principales: el té verde, el té blanco, el azul, el té negro y el té rojo. Cada uno de ellos, además, aporta diferentes virtudes.
Té verde
Es acaso el más consumido en Japón, con diferentes presentaciones, todas ellas muy populares. Se trata de una bebida elaborada, como su nombre indica, con las hojas verdes de la planta, cuando ya se han desarrollado completamente y están tiernas.
Las mismas se recogen, se separan de los tallos y se dejan secar a oscuras en una habitación ventilada para evitar oxidaciones. Antes de su secado, se tuestan muy ligeramente al vapor (Japón) o en un wok (China) para terminar de mejorar su conservación eliminando parcialmente los enzimas degradadores y los microorganismos.
De esta suerte, sus propiedades medicinales se relacionan con su gran cantidad de antioxidantes polifenólicos, especialmente del tipo flavonoide, pero también catequinas.
En especial la epigalocatequina-3-galato destaca gracias a sus acciones biológicas para tratar el síndrome metabólico como la obesidad, la diabetes tipo 2 y los factores de riesgo cardiovascular, tal como revelan varios estudios realizados en humanos. Su cantidad de teína es media baja.
Té blanco
A pesar de ese nombre, las hojas son de color amarillo pálido. El té blanco se consigue recogiendo las hojas que acaban de brotar, así como las yemas nuevas de cada temporada.
Estas yemas y hojas se dejan marchitar ligeramente en primer lugar, después se secan a los rayos del sol y son muy ligeramente procesadas para prevenir la oxidación.
Su principal virtud es su gran carga de componentes fenólicos, por lo que se toma más, especialmente en China como una bebida medicinal, pero no estimulante, ya que su concentración de teína es muy baja. Por ello, se puede tomar a cualquier hora del día. Generalmente se mezcla con trozos de frutas ácidas para potenciar su sabor, ya que es muy tenue.
Té negro
Es un té con menor valor nutricional pero más valor estimulante. La razón es que sus hojas oscuras, secas y retorcidas han pasado por un proceso oxidativo al aire libre que destruye los compuestos polifenólicos y concentra la teína en hojas con un porcentaje bajísimo de humedad.
Es el té más conocido y consumido en Europa por la sencilla razón de que al estar oxidado es el que mejor aguantaba en el pasado los trayectos largos en barco o por las caravanas sin perder su sabor característico tostado con toques de malta y cocoa.
De él derivan las variedades indias Darjeeling o té moscatel y el Assam. Y de procedencia china son Lapsang Souchong, Dianhong y Keemun. También hay mezclas especiadas como el Earl Grey británico y el Chai Tea, populares en Reino Unido.
Té azul
Llamado también té oolong, el te azul (en realidad gris verdoso) es sumamente popular en los restaurantes chinos por ser un paso intermedio entre el té verde y el negro, dado que presenta periodos de oxidación inferiores a este último.
Es un té que no tiene los tonos herbáceos del té verde ni el dulzor tostado del té negro, con unas características a medio camino que combina todos estos matices.
Los tés oolong vienen tostados y antes del tueste, las hojas de té oolong se enrollan y golpean para romper las paredes celulares y estimular la actividad enzimática. En cuanto a la teína, su nivel es algo más bajo que en el té negro.
Té rojo
Se trata de un té más bien de color marrón cobrizo y se conoce popularmente por el nombre de pu-erh. Es producido sobre todo en China, donde antiguamente era considerado una bebida solo al alcance de la familia imperial, si bien no es demasiado popular y se considera un té de sibaritas.
La principal diferencia es que es un té hecho con hojas fermentadas durante largos años en barricas de bambú, o bien enterradas en cuevas, donde pueden permanecer hasta 60 años.
Pero es extraño encontrar tés más antiguos de 50 años y estos son extremadamente caros, en un sistema de añadas similar al de los vinos. Un paquete de 250 gramos de buen té, de alta calidad, añejado 50 años, puede llegar a costar miles de dólares.
Por otro lado, el pu-erh se ha elaborado tradicionalmente con hojas procedentes de árboles viejos de una variedad conocida como “hoja de té amplia”, que se da en el Sudeste asiático.
Se trata de un té cobrizo muy bajo en cafeína y con un ligerísimo sabor a pescado, al que se le atribuyen numerosas propiedades, no demostradas, entre las cuales está el quemar grasas, reducir los niveles de azúcar en sangre, prevenir el cáncer o bajar el colesterol malo.
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