Carne picada vegetal: ¿qué riesgos tiene consumir soja texturizada?
Paula, lectora y socia de eldiario.es, nos plantea la siguiente cuestión: “no sé si este tema ya ha aparecido en algún artículo, pero ahora que he empezado a utilizar soja texturizada a menudo en mis platos como alternativa a la carne picada, algunos amigos me han dicho que es nociva porque bloquea los estrógenos o algo así, causando cáncer de mama y trastornos de tiroides. ¿Qué hay de cierto en ello?”.
¿Qué es la soja texturizada?
Dado que el tema es peliagudo por la gravedad de las suposiciones, antes que nada lo más sensato es explicar qué es la soja texturizada, un preparado de proteína de soja que muchas personas veganas utilizan como sustituto de la carne picada de origen animal. La soja texturizada de obtiene de los restos de semillas de soja tras el prensado de las mismas para obtener aceite de soja.
La pasta que queda, desengrasada, es rica en proteína a razón de un 20 a un 30%, así como en otros componentes típicos de la leche de soja (aquí te explicamos cómo hacer leche de soja en casa): hidratos, fitatos, isoflavinas, calcio, hierro, etc. En especial esta pasta destaca por su alto contenido en proteína de alta calidad (Qué es la proteína de alta calidad), que es fundamental en la alimentación de los veganos al aportar aminoácidos esenciales que de otra forma solo se obtienen de los productos animales.
La pasta antes de ser consumida deberá ser tratada con calor (preferiblemente vapor de agua) a la vez que será triturada para conseguir una textura granulosa similar a la de la carne de la salsa boloñesa. Después se deshidratará para mejorar su almacenaje y conservación. Por consiguiente, antes de ser consumida la soja texturizada deberá ser hidratada de nuevo.
¿Riesgos ante el cáncer de mama?
La soja texturizada, como todo derivado de la soja, es rica en isoflavinas, un potente antioxidante que tienen una estructura parecida a ciertas hormonas sexuales femeninas denominadas estrógenos. De ahí que su consumo haya provocado algunos recelos. El motivo es que los desequiilibrios en los estrógenos, así como dosis altas de los mismos en sangre, pueden estimular el crecimiento de células mamarias cancerígenas, una vez desarrollado el cáncer (para saber más Terapia de estrógenos y sus riesgos en la menopausia)
De este modo, aumenta el peligro de que el tumor, además de acelerarse, se vuelva metastásico y pase a otros órganos. Así, ha existido el temor de que las isoflavinas de la soja tengan el mismo efecto sobre determinados tumoresel temor de que las isoflavinas de la soja tengan el mismo efecto sobre determinados tumores capaces de ser estimulados, los llamados “tumores con receptores de hormonas positivos”. Sin embargo, un estudio de amplio espectro de la Universidad Tufts de Texas, presentado en 2017 y llevado a cabo durante nueve años sobre 6.275 mujeres canadienses y estadounidenses, demostró que lejos de acelerarlos, la soja disminuye el riesgo de cáncer o como mucho tiene un efecto neutro.
Fang Zhang, directora del estudio, aseguró en una entrevista en la revista Cancer que “las isoflavonas, esto es, los componentes de la soja con propiedades similares a los estrógenos, han demostrado ralentizar el crecimiento de las células del cáncer de mama en el laboratorio. Además, los estudios epidemiológicos llevados a cabo con mujeres con cáncer de mama de países del este de Asia han mostrado una asociación entre una mayor ingesta de soja y una menor mortalidad”.
Aún así una preocupación adicional procede del hecho de que algunas terapias contra el cáncer de mama implican el consumo de estrógenos adicionales, con lo que la suma de las isoflavinas podría crear un estado de altos niveles en sangre de estas hormonas, o al menos dar esta señal falsa, dada la presencia de las isoflavinas actuando como disruptores endocrinos.
Sin embargo el estudio no reveló ningún efecto perjudicial en las mujeres con tumores con receptores de hormonas positivos, mientras que aquellas cuyos tumores no se ven estimulados por las hormonas (triple negativo), redujeron un 21% su riesgo de mortalidad al ingerir diariamente soja en sus diferentes derivados.
La doctora Fang Zhang especificó que “basándonos en nuestros resultados, no hemos visto un efecto perjudicial del consumo de soja entre las mujeres que reciben terapia endocrina. Además, en lo que respecta las pacientes que no reciben hormonoterapia para tratar su cáncer de mama, la soja también induce un beneficio, si bien más débil”.
Riesgo real en casos de hipotiroidismo
Si bien en el caso de cáncer de mama los estudios parecen indicar riesgo nulo e incluso beneficios, Jordi Galisteo y Ester Baena, responsables de la página y el consultorio Nutricionistas Veganos, aseguran que sí conviene limitar la ingesta en caso de hipotiroidismo subclínicohipotiroidismo subclínico, es decir una ligera deficiencia de producción de la hormona tiroidea que apenas se detecta en los análisis, ya que las isoflavinas pueden interferir las hormonas tiroideas y convertir el hipotiroidismo en clínico, es decir en enfermedad.
Respecto a los pacientes de hipotiroidismo clínico, ambos nutricioistas recomiendan que en caso de tomar soja hablen con su médico, pues las isoflavinas podrían interferir los medicamentos que aportan hormonas tiroideas sintéticas, por lo que los efectos de la ingesta de soja deben ser cuanto menos controlados. De mismo modo, recomiendan asegurarnos de que consumimos suficiente yodo diariamente, ya que la soja puede interferir la captación de este por parte de las hormonas tiroideas y derivar en un hipotiroidismo inducido.
Finalmente advierten los dos expertos: “algunos productos que imitan la carne y algunos alimentos que contienen proteína de soja aislada están procesados con hexano. En el producto final, se han encontrado pequeños residuos de hexano y, aunque no se sabe con seguridad si esto puede ser dañino o no, es aconsejable evitar todas las marcas que utilicen hexano para procesar la soja”.