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Ojo vago, ¿qué es y cómo se corrige?

Pruebas de visión

Marta Chavarrías

6 de noviembre de 2022 22:25 h

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La ambliopía, término médico con el que se conoce el ojo vago, es cuando la visión en uno (o ambos) ojos no se desarrolla de la forma adecuada durante la niñez. Esta disminución de la visión se produce cuando la parte visual del cerebro no se desarrolla como debería hacerlo.

Este problema suele afectar sobre todo a bebés y niños, que es cuando el cerebro aprende a “ver” o interpretar imágenes de los ojos y, si no se trata a tiempo, también puede afectar a los adultos. 

Según la Sociedad Española de Estrabología y Oftalmología Pediátrica, la ambliopía afecta a un 5% de la población, y hace que el déficit de visión se sitúe por debajo de los límites que se consideran normales. Cuando un niño tiene ambliopía, el ojo vago transmite una mala imagen y no llega a ver al 100%.

¿Por qué se pierde visión en un ojo?

En condiciones normales, el cerebro recibe imágenes de cada uno de los ojos y las combina, lo que permite tener una visión única y clara. Pero cuando las células cerebrales que se encargan de la visión de uno de los ojos no se desarrollan y las imágenes que recibe el cerebro son distintas, este no presta atención a la imagen menos nítida y favorece el desarrollo de la visión del otro ojo.

En consecuencia, el ojo vago irá perdiendo visión de manera progresiva porque esta no evoluciona como debería. Por tanto, la pérdida de visión se produce porque las vías nerviosas entre el cerebro y el ojo vago no se estimulan de forma adecuada.

Cuáles son los síntomas del ojo vago

Aunque los síntomas de la ambliopía puede ser difíciles de notar en algunos casos (problemas para ver de cerca o de lejos), hay algunos que sí son más evidentes:

  • Desviación de un ojo
  • Dolores frecuentes de cabeza
  • Inclinación de la cabeza 
  • Cerrar un ojo para ver mejor

Algunas señales que indican que puede haber algún problema son la dificultad para identificar de forma adecuada objetos en distancias largas (tener una mala percepción de de la profundidad), el acercamiento excesivo de objetos a la cara o la desviación del ojo.

En otros casos pueden aparecer síntomas como dolor ocular, lagrimeo, picor de ojos, mareos o dolor de cabeza. En algunos casos puede ocurrir que, al tener la visión del otro ojo, el niño puede realizar casi todas las tareas cotidianas que normalidad. De ahí que los expertos recalcan la importancia de realizar revisiones rutinarias ya en el primer año de vida.

Cuáles son las causas del ojo vago

Puede ocurrir que el bebé nazca ya con ambliopía o que el problema se desarrolle más adelante en la infancia. Algunos de los factores que aumentan el riesgo de sufrir esta afección suelen ser tener antecedentes familiares con el mismo problema, cataratas infantiles, nacimiento prematuro o discapacidad en el desarrollo.

Pero hay otras causas:

  • Estrabismo: cuando cada ojo apunta en una dirección, el cerebro de la persona suprime la visión distorsionada que recibe de uno de los ojos y, por tanto, la anula de manera progresiva hasta que puede llegar a quedar totalmente anulada.
  • Miopía, hipermetropía o astigmatismo: impiden que la imagen se enfoque bien en la retina. Cuando hay un defecto refractivo, la imagen que llega al cerebro no es nítida y este escoge la visión del ojo con menos defecto. 
  • Enfermedades que privan la llegada de la imagen al cerebro: cataratas, caída del párpado y enfermedades retinianas son enfermedades que pueden interferir en el desarrollo normal de la visión en la edad infantil. 

¿Se puede entrenar el ojo vago?

Como apunta el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), es importante tratar la ambliopía en edades tempranas ya que se ha demostrado que las células cerebrales que se encargan de la visión que no se han estimulado en el desarrollo no pueden recuperarse cuando ya están maduras. La consecuencia es un déficit de visión importante.

Lo más importante es establecer la causa, a la que el especialista llega después de una revisión oftalmológica completa, incluyendo la dilatación de la pupila. Una vez se detecta el motivo del problema, por tanto, el objetivo es actuar pronto para recuperar la visión nítida a cualquier distancia.

Entrenar el ojo de manera específica permite restablecer, con ejercicios concretos, la capacidad visual del ojo. Es común en niños el tratamiento a partir de la oclusión con un parche en el ojo que sí funciona bien

Esto obliga al cerebro a usar el ojo vago que, con el tiempo y un entrenamiento específico, llegará a potenciar las habilidades binoculares perdidas. Esto siempre y cuando la ambliopía se detecte y trate a tiempo. 

Otros tratamientos incluyen la instilación de gotas para dilatar la pupila, el uso de filtros sobre las gafas para obligar a usar uno u otro ojo o cambios en la graduación para reforzar más o menos el uso del ojo vago.

El uso de lentes de contacto ayudará a tener una visión nítida, aunque puede ocurrir que la visión de este ojo no sea tan buena como la del ojo normal. La aplicación de uno u otro tratamiento deberá aprobarla el especialista.

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