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Cómo hacer que tu gato deje de hacer pis en los tiestos

Foto: Syrlok

Eva San Martín

Cuando tu gato utiliza las plantas como inodoro, y pasa de largo de su arenero, sabes que tienes un problema. No le eches la culpa: no lo hace por fastidiarte. Pero ser un minino en un mundo de humanos no siempre resulta fácil. Cuando eres un gato, sabes que ir al baño tiene su miga; sobre todo, se trata de un asunto de narices. Por eso, lo primero es echar la vista a su arenero. Y plantearse la limpieza: ¿tú usarías un baño público con el suelo empapado de orines tan feliz? Pues tu gatete tampoco.

Los gatos suelen ser muy cuidadosos con su higiene, y si le proporcionas un cajón con arena o tierra suelta lo usará para aliviar su vejiga de forma instintiva. No tienes que enseñarle: cuando los gatos pisan una sustancia fina, disgregable y que pueden escarbar -como arena o tierra fina-, la usan. Lo llevan escrito en los genes: incluso los cachorros más pequeños, una vez que han aprendido a usar sus esfínteres, hacen pis en la arena en cuanto la pisan. Es un comportamiento natural e instintivo: solo está siendo un gato.

Ahora bien, admitámoslo: a los ojos de un minino, una maceta con tierra se parece mucho a un arenero. Esto no significa que siempre vaya a usar tu ficus como inodoro: pero si descuidas su cajón de arena, hay muchas posibilidades de que esto sea exactamente lo que pase. No se trata de una protesta maloliente de tu minino, ni lo hace por fastidiarte. Al revés: es una señal de que algo va mal, y nos toca entender de qué se trata.

Mi arenero huele mal: prefiero tu potus

Tu gato tiene un sentido del olfato extraordinario: unas 1.000 y 10.000 veces más potente que el nuestro. Aunque nuestras relativamente insensibles narices no sean capaces de oler los aromas -o tufos- que proceden del arenero, tu minino sí puede. Por ello, no le gusta la arena muy manchada. Si su cajón no está limpio de esta mañana, hay muchas posibilidades de que decida no usarlo. Y de que, en su lugar, escoja tu ficus.

Conclusión: hay que retirar los restos sólidos y de orina del arenero todos los días y lavar el cajón por completo una vez a la semana. No te olvides de añadir nuevo sustrato. 

La arena gatuna

Muchas veces, la arena para gatos está más pensada para satisfacer a los humanos -que la compramos- que a nuestros mininos. Este sustrato no siempre tiene la textura que tu minino reconoce como adecuada. A veces no es tan fina como debiera; ocurre con los llamados cristales o arena de sílice, que muchos gatos rechazan. O no puede escarbarla a su gusto. Y una pesadilla gatuna: la arena perfumada.

Conclusión: si no cuidas el arenero, a los ojos del gato la tierra de tus macetas resultará mucho más apetecible. Para evitarlo, escoge una arena fina y sin perfume, la preferida de la mayoría de los gatetes.

Intimidad, por favor

Otras veces, colocamos el arenero en un lugar que el minino percibe como inseguro o poco de fiar. ¿Y quién se quedaría desalojando la vejiga en un baño que puede ser atacado en cualquier momento? Esto ocurre si has colocado el cajón en la sala de lavandería o cerca de la lavadora. Si eres un gato, escuchar el sonido del centrifugado y notar como retumban las paredes del aparato resulta aterrador.

Otra mala idea: colocar el arenero en el pasillo o en la cocina. Los sitios concurridos tampoco constituyen buenos emplazamientos. Tu minino quiere intimidad y tranquilidad cuando va al baño, igual que tú. ¿Aún te extraña que prefiera el tronco de Brasil colocado en la esquina más tranquila y soleada de tu salón? 

Si no quieres que el gato use tus macetas

Sea cual sea la causa, el castigo nunca es la solución. De hecho, solo empeora las cosas. Ni difusores de agua -resérvalo solo para regar tu poto- ni granos de pimienta ni piel de limón ni gritos: los supuestos correctores solo conseguirán que tu gatete dirija su atención hacia otra maceta. O, peor, a tu alfombra. Además, estarás aumentando el estrés del gato y te será más complicado, tardarás más tiempo, entender por qué el gato usa las plantas como su cuarto de baño. Además, te cargarás la relación con tu gato.

Si tu amigo hace pis en las plantas, hay que ofrecerle una alternativa mejor, más atractiva. Es decir: un arenero sin cubrir (mejor dos por cada gato), con arena no perfumada, limpia y colocado en una habitación tranquila. Siempre existe una razón: si te cuesta encontrarla, consulta con un experto en comportamiento felino titulado que te aconsejará cómo hacer más gatuna tu casa para resolver cuestiones peludas como esta.

La regla general dice: cuantos más areneros, mejor. Y cuanto más a la vista, también. Y por mucho que tenga acceso al jardín y haga sus necesidades fuera, facilítale también un arenero en casa: hay momentos en los que tu felino percibe el exterior como algo de lo que tener miedo, por ejemplo, por la presencia de otro gato vecino y, en principio, poco amigable. Así, no usará las plantas.

¿Y cómo elimino el pipí gatuno de la maceta?

Si tu planta ya huele a pipí gatuno, será complicado que tu minino no la confunda con su inodoro. Para eliminar la orina, riega el tiesto en la pila de la cocina de forma generosa para que el agua la arrastre y salga de la maceta. Si tienes jardín o terraza, usa una manguera hasta que desaparezca toda la orina gatuna. Si el asunto es grave, cambia la tierra por completo. Después, cubre el sustrato con rocas ligeras, pero de buen tamaño. Mejor aún: alejas las macetas y cuélgalas donde no llegue. Tu minino debería coger la indirecta. 

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