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Un buen cabecero de la cama puede transformar una habitación tristona en un lugar acogedor. Pero también suele costar caro. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿podemos hacernos nuestro propio cabecero de la cama?
Un rastreo rápido por Internet nos saca de dudas: la red está lleva de ideas para construirnos nuestro propio cabecero de la cama. Pero que existan muchas ideas no significa que todas ellas sean buenas. Sobre todo, si por “buenas” entendemos algo que podamos fabricarnos en un fin de semana, y que querríamos comprar si lo viéramos en una tienda.
Es decir, básicamente un cabecero de la cama que no clame a los cuatro vientos que lo has hecho tú, pero que tampoco implique hacer antes un cursillo veloz de bricolaje, ni comprarte un maletín de herramientas que no volverás a utilizar jamás.
Así que, aquí van tres ideas factibles de cabeceros para la cama que probablemente sí quieras hacer (¿este fin de semana?).
1. Cabecero para la cama con un rollo de mimbre o ratán
Este cabecero de ratán puedes hacértelo en unas cuantas horas; y el trabajo se facilita mucho si, para fabricarlo, utilizas una estructura de madera ya montada, o que sea sencilla de unir. Es decir: puedes aprovechar un marco de madera grande, o utilizar parte de la estructura de una estantería de pino, de las dimensiones que quieras.
En este proyecto concreto, utilizan la estructura lateral de una estantería Ivar de Ikea, de 30 por 223 centímetros (y que cuesta 14 euros). El mimbre: a veces lo encuentras con el nombre de rejilla de mimbre (comprar aquí) o rollo de mimbre o ratán.
Y lo puedes encontrar por unos 20 euros, aunque el precio dependerá de la calidad del material. Por lo demás, solo necesitas un poco de cola resistente, y algunos clavos para enrollar, pegar, clavar y fijar el ratán en torno a la estructura. Es decir: podemos fabricar un cabecero de ratán por menos de 40 euros, mientras que comprado es fácil que cueste unos 200 euros.
Un truco: cuando trabajas con mimbre, para moldearlo, necesitas que esté mojado. Así que ponlo a remojo en la bañera, al menos, 30 minutos. Si no tienes una bañera, sumerge primero un extremo, y después el siguiente. Una vez que esté bien empapado, saca el ratán y sécalo con una toalla para quitar el exceso de humedad.
2. Hazte un cabecero con varas de madera y cuerda
Este cabecero para la cama de varas de madera es bonito, sencillo de fabricar y tan adaptable a cada habitación que querrás colgarlo tan pronto como lo tengas montado. Para fabricarlo, necesitas entre 15 y 20 varas de madera (por ejemplo, de pino), con un diámetro de unos 2,5 centímetros (cm) y algún tipo de sierra, para cortar las barras al ancho de tu cama.
Además, necesitas cuerda, un taladro básico, unas tiras de falso cuero (o tela rígida), algo que perfore el tejido y unos clavos (queda más bonito si son dorados o color latón). Por lo demás, hay que medir y cortar las varas y hacer dos orificios en cada una (uno a cada extremo) para pasar por ellos la cuerda.
Si lijas las barras, obtienes un acabado más clarito, con un toque nórdico. Además, y este paso es opcional, puedes aplicar un aceite a la madera, o pintarlas. Anuda las varas con la cuerda (pasando la cuerda por los agujeros de los extremos), de modo que queden unidas, y el resultado tenga forma de rectángulo.
Para crear cierta separación entre varas (algo que queda más bonito, porque da aire al resultado final), haz un nudo entre cada vara y la siguiente. Un truco para pasar la cuerda por los orificios: te será más sencillo si cubres el extremo de la cuerda con cinta adhesiva.
Ya solo queda cortar las tiras de falso cuero, doblarlas por la mitad, introducir la vara superior por dentro de las dos tiras de falso cuero, y clavar el cabecero a la pared, con un par de clavos dorados.
3. Dos cojines grandes y un tubo de cobre
Un par de cojines de suelo grandes te irán de perlas para este proyecto. Por lo demás, necesitas un tubo de cobre, unas tiras de falso cuero (u otra tela resistente que te guste), un martillo y unos clavos.
Una vez que tienes los materiales, el resto resulta bastante sencillo: dobla las tiras de falso cuero por la mitad, y cose los dos extremos libres al cojín (dos en cada cojín). El agujero que te queda lo introduces por la vara metálica para que los cojines cuelguen. Solo faltaría fijar el tubo de cobre a la pared, con unas anillas o unos clavos y el martillo, y ya está listo el cabecero. [Aprende cómo hacerte un colgador para tus plantas.]
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