Los auriculares inalámbricos han cambiado nuestra forma de escuchar música. Prácticos, cómodos, y sobre todo, muy pequeños, estos dispositivos nos han abierto la puerta a disfrutar de todo tipo de canciones y programas con independencia de donde estemos. Pero con sus grandes ventajas, vienen pequeños inconvenientes. Y es que, debido a que la mayoría son intraurales -se tienen que introducir de forma parcial en la cavidad auditiva- acumulan suciedad y cera de oído con mucha rapidez. Limpiarlos si no se sabe cómo puede ser todo un reto, especialmente si tenemos en cuenta que son aparatos muy delicados. Ya tengas AirPods o cualquier otro auricular, dejarlos como nuevos requiere de un poco de técnica, pero es un proceso que valdrá la pena.
En primer lugar, debes distinguir el tipo de auricular inalámbrico que tienes. Habrás observado que hay un gran número de modelos y cada uno requiere de un método de limpieza específico.
Cómo limpiar auriculares intraurales
Como hemos comentado, los auriculares intraurales son los que más suciedad pueden acumular. Al estar en todo momento en el interior de nuestro canal auditivo, es muy probable que en cuestión de días acumulen suciedad.
A la hora de dejarlos como nuevos, un consejo que te damos es que los desmontes todo lo posible. Guíate con las instrucciones del fabricante para saber qué componentes puedes separar y cuáles no. Muchos de estos auriculares vienen con adaptadores de silicona, una pieza que hace de barrera entre el aparato y el interior de nuestro oído. Es importante que la extraigas para poder limpiarla con la mayor precisión posible. Si tus auriculares tienen esta goma de silicona su limpieza será extremadamente sencilla. Tan solo tendrás que pasarlos por un poco de agua y jabón suave.
Es muy importante que, antes de devolver los adaptadores al dispositivo, debes asegurarte de que estén bien secos. De lo contrario, podrían poner en riesgo la integridad del producto, o causarte una infección por acumulación de humedad en el oído.
Debes tener en cuenta, también, que se trata de una parte del auricular que se debe cambiar con cierta regularidad. Para ello te pedimos que de nuevo te encomiendes al manual del producto, para así saber con precisión cada cuánto tiempo debes cambiar el adaptador de silicona.
En el caso de que hayas comprado una funda de silicona para el auricular o ya viniera con el producto, la limpieza es exactamente la misma. Solo tendrás que extraer este componente protector, lavarlo con agua y jabón, y dejarlo secar muy bien antes de volver a acoplarlo al auricular.
Si tus auriculares no vienen con adaptador de silicona, como los famosos AirPods, la cosa se complica. Y es que, no hay ningún mecanismo de barrera que separe el auricular del canal auditivo, por lo que la suciedad de nuestros oídos irá de forma directa a la rejilla del auricular. Tu mejor baza para su limpieza es usar una gamuza que no deje pelusas, como las que se usan tradicionalmente para la limpieza de los cristales de nuestras gafas. Como alternativa, un paño de microfibra también es una buena opción.
Humedece este paño con alcohol isopropílico de uso doméstico. Con esto conseguirás desinfectar el auricular mientras lo limpias. Por otro lado, por la gran capacidad del alcohol de evaporarse en el aire, será más difícil que se humedezcan los auriculares en exceso y no pondrás en riesgo tus auriculares.
Por último, desaconsejamos que utilices un palillo o cualquier objeto puntiagudo para limpiar los restos de cera y suciedad de tu auricular. Aunque sea tentador, debes abstenerte de usar este tipo de instrumentos para limpiar tu dispositivo, ya que pueden desprender la rejilla del auricular o provocarle daños. Como alternativa, te recomendamos un cepillo de pequeño tamaño con cerdas muy blandas. Existen a la venta cepillos específicos para este fin, pero, si no los tienes a mano, un cepillo de dientes para niños puede ser tu mejor opción.
Cómo limpiar auriculares de tipo diadema
Es posible que en casa tengas auriculares inalámbricos que cubren tu oreja por completo y que no tienes que introducir en tu canal auditivo. Cuando se trata de limpieza, los conocidos de forma popular como 'cascos' son los grandes olvidados. Y es que, al estar en constante contacto con la parte exterior de la oreja y la superior de nuestra cabeza, estos aparatos de sonido acumulan más suciedad de lo que podemos sospechar inicialmente. Limpiarlos puede resultar complicado por el temor a dañar sus partes de tela sintética o que acumulen humedad. Si eres metódico, podrás mantener tus auriculares tipo diadema limpios durante mucho tiempo.
Por lo general, los auriculares inalámbricos de tipo diadema tienen una esponja protectora en el interior del altavoz. Como te puedes imaginar, al estar en contante contacto con la oreja se trata de la parte más sucia del auricular. Por suerte, son muy fáciles de limpiar:
- Almohadillas de piel sintética: si la esponja de tu auricular está recubierta de piel sintética o de una tela fina similar al poliéster, su limpieza será bastante sencilla. En primer lugar, comprueba si puedes extraer las almohadillas, lo que acelerará el proceso de limpieza. Después, tan solo necesitarás humedecer un paño de microfibra con un poco de agua jabonosa. Ten cuidado en este paso, ya que si la tela acumula mucha humedad, podría agrietarse. Por último, con la ayuda de un bastoncillo de oído y un poco de alcohol isopropílico, repasa los rincones más difíciles de la esponja.
- Almohadillas de pelo: se trata de un tipo de almohadilla relativamente inusual. Más cómodas que su contrapartida de poliéster, tienen la dificultad de ser más propensas a acumular humedad. Como consecuencia, también son más sucias. En el caso de que las puedas desmontar, su limpieza será más sencilla, puesto que es posible que puedas meterlas en la lavadora. No hay dos almohadillas iguales, por lo que consulta al fabricante para saber si puedes lavarlas a máquina. En el caso contrario, límpialas con un paño humedecido con agua jabonosa. Es de vital importante que estén totalmente secas antes de volver a montarlas en el auricular, por lo que deja pasar al menos un día para que estén secas.